No, no podía llorar por algo como esto. No había llorado al entender que mi familia había tratado de matarme, tampoco lo haría ahora. No sería una niña inmadura, no. Afrontaría la situación con dignidad y madures y aparentaría que no me importaba. Seria fuerte, como siempre.
Me dirigí al baño determinada a impedir que un idiota como él fuera el causante de mis lágrimas y mi dolor. Lavé mi rostro para apaciguar el enrojecimiento, al igual que en mis ojos debido a las lágrimas. Sequé mi rostro y salí del baño.
Abrí la puerta de mi habitación y me encontré con el rostro preocupado de Emilia.
―Linda, ¿Estas bien? ―Inquirió evidentemente preocupada― ¿Qué ocurrió?
―Estoy bien. No pasó nada, solo una confusión, no volverá a ocurrir ―respondí tajante. No quería hablar del tema con nadie, porque por mucha determinación que tuviera y por mucho que aparentara, por dentro, seguía sintiéndome, en cierto modo, usada y rechazada.
Si pudiera, chocaría los cinco conmigo misma, pero eso se vería raro.
La figura de Dominik se acercó tentativamente a nosotras, con el rostro abatido y preocupado.
―Christine, lo siento, yo...
―No digas nada ―lo corté con voz fría e inexpresiva― entendí perfectamente. Todo fue una terrible confusión, ten seguridad de que no volverá a ocurrir. No hay necesidad de que digas nada.
Él se quedó callado, pero se mordía el labio ansiosamente, como si estuviera conteniéndose. Por muy arrepentido que pareciera, no estaba dispuesta a ceder. Podía entender que no le gustara, que no se sintiera atraído hacia mí. Pero no podía entender su cambio de humor.
Pasé por su lado sin mirarle, en dirección a la planta baja, donde Lucy veía los dibujos animados ajena a todo lo ocurrido.
Me senté a su lado y luego me siguió Emilia.
―¿Estas segura de que no ocurrió nada? Él parecía arrepentido ―indagó con curiosidad, susurrando para no molestar a Lucy― y él nunca luce arrepentido.
―Completamente segura. Y aunque hubiera sido así, no es nada que valga la pena comentar.
Di por finalizada la conversación y puse toda mi atención en el televisor, donde estaban pasando un viejo episodio de Bob esponja.
(***)
Una semana después.
Había pasado una semana desde el beso y todo estaba bien. No habíamos tenido noticias de los hombres de mi padre, no habían atacado y estaba todo tranquilo. Lo que me asustaba terriblemente, porque eso nunca era una buena señal viniendo de ellos.
Tanto silencio y calma no era normal, no auguraba nada bueno.
Dominik había intentado por todos los medios hablar conmigo, pero me negaba rotundamente a escucharlo. Para mí, ya se había dicho todo que se tenía que decir.
Emilia había sido una muy buena amiga, me hacía reír, se preocupaba por mí y trataba de ayudarme siempre que podía. Como ahora, que me había maquillado para verme completamente diferente. Me había colocado lentes de contacto color miel y me había vestido con su ropa. Lucía verdaderamente diferente. Con el vestido negro, pegado a la cintura y suelto de abajo, y tacones del mismo color.
El plan era ir a la ciudad por comestibles. Las cosas se estaban acabando y yo me sentía encerrada, necesitaba salir de aquí a como diera lugar. Lucy nos acompañaría, sería una tarde de chicas. Lucy, Emy y yo.
Dominik se había negado en un principio, alegando que si él no me acompañaba, yo no iría a ninguna parte. Pero luego de un tiempo, Emy logró convencerlo, alegando que ella también podía cuidarme.
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DollHouse
Action¡EN EDICIÓN! La familia perfecta... Eso es lo que el mundo cree, lo que ellos quieren que todos crean. Lamentablemente para mí, yo se la verdad. O al menos creía saberla. Detrás de cada familia hay secretos, buenos o malos, son secretos al final. P...