Capítulo 11

373 42 20
                                    

Habíamos parado en una gasolinera que tenía un pequeño hotel donde podríamos descansar y asearos. El hotel tenía el mismo aspecto que un motel en medio de la carretera, pero servía para lo que lo necesitábamos.

Tenía el televisor a un volumen muy alto porque nuestros vecinos estaban pasándosela en grande. Definitivamente no quería oír eso.

La habitación constaba de una cama matrimonial, una mesita de noche y un baño. Las paredes eran blancas, pero con el tiempo estas habían pasado a un desgastado gris polvoso. La ropa de cama no lucía del todo limpia, pero era lo que había por ahora, debía conformarme.

―¿Te bañas primero? ―preguntó Dominik una vez nos acomodamos.

―No... ve tú, creo que lo necesitas más que yo.

―¿Estas insinuando que huelo mal? ―preguntó haciéndose el ofendido, fallando en esconder su sonrisa.

―¡No! Hueles de maravilla, digo, no hueles mal, pero tú... solo ve y báñate primero ―murmuré irritada, necesitaba dejar de avergonzarme constantemente.

Me quedé estirada en la cama, algo incomoda porque el colchón estaba un poco duro y los resortes me tocaban la espalda, viendo televisión en lo que Dominik terminaba de ducharse. En la mayoría de canales estaban dando, o noticias, o teleseries. Estaba bastante aburrida.

No podía apagar la televisión o tendría que escuchar los molestos gemidos de la habitación de al lado, pero tampoco estaban dando nada interesante. Era una tortura.

Decidí cerrar mis ojos y tratar de dormir, total, ya cuando Dominik saliera me despertaría.

(***)

―Hey ―susurró una voz, quitando algunos cabellos de mi rostro― Christine, despierta, tenemos que irnos.

Joder, que cansada estaba. No quería abrir los ojos, quería seguir durmiendo por al menos un año.

―Christine, si no te levantas no vas a poder ducharte ―advirtió la molesta voz, alertándome. Abrí mis ojos de golpe.

―Ya... ya estoy despierta ―murmuré molesta, con voz ronca por el sueño.

Me levanté tambaleándome, aún estaba algo dormida.

Como pude e intentando no besar el suelo, caminé al baño y eché el pestillo.

―¡Te compre un toalla y ropa limpia! ―grito desde el otro lado Dominik.

―¡Bien, gracias!

Comencé a desnudarme y abrí el grifo para que se calentara el agua en lo que yo terminaba. Cuando estuvo a una temperatura perfecta entré y dejé que el agua se llevara los restos de sueño. Me lavé el cabello con el champú, que por cierto olía a manzana al igual que el acondicionador y me enjaboné el cuerpo.

No me demore más de diez minutos, me enrollé en la toalla y me miré al espejo.

Mi rostro lucía más pálido de lo normal, tenía unas pronunciadas y oscuras ojeras y mis ojos estaban apagados y cansados y mis labios estaban un poco secos y pálidos.

Los recientes acontecimientos habían dejado estragos en mi cuerpo y rostro.

Tomé la ropa que Dominik había comprado y solté una pequeña risa. Había una camiseta mil tallas más que la mía y un pantalón corto que más parecía ropa interior que pantalón.

Gracias a los dioses que al menos la camiseta era larga.

Me coloqué la "ropa" y salí del baño peinando mi cabello con los dedos.

DollHouseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora