Capítulo 15

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Salí de la habitación de mi tía algo más tranquila, no sabía si realmente estaba diciendo la verdad, pero quería creer que sí.

Estaba muy cansada. Nos habíamos pasado todo el día en el agua y eso sumado al calor me tenía con un molesto dolor de cabeza y dolor en el cuerpo. Pero era un dolor agradable, porque por una tarde como la de hoy, soportaría cientos de dolores como aquellos.

Abrí la puerta de mi habitación esperando encontrarme con Dominik, quien dormía la mayoría de las noches en mi cama. Pero no, la habitación estaba a oscuras y en silencio.

Entré y cerré la puerta detrás de mí.

Tomé un pijama y me cambié de ropa en la habitación. Total, Dominik probablemente hoy no llegaría a dormir aquí, a estas horas ya estaría aquí si fuera así.

Estaba subiendo los pantalones cortos de algodón cuando la puerta de la habitación se abrió.

Me quedé tiesa en mi lugar.

La posición era de lo más comprometedora. Estaba únicamente en sujetador y con un pantalón a medio colocar y si a eso le sumamos que quien había entrado era Dominik, teníamos la combinación perfecta para lograr que un sonrojo se extendiera por todo mi cuerpo y que mis piernas temblaran como gelatina.

Terminé de colocarme el pantalón y la camiseta lo más rápido que pude, pero el daño ya estaba hecho, porque Dominik me había visto en ropa interior y su mirada quemaba por todo mi cuerpo.

Sus ojos lucían más oscuros que de costumbre, si es que era posible y sus puños estaban cerrados a sus costados. Su respiración se oía agitada y podía oír perfectamente bien cada vez que tragaba.

Christine, inhala y exhala, inhala y exhala. No pasa nada, todo está bien. Acaban de verte en ropa interior, pero no pasa nada. Inhala y luego exhala.

-Tu... este... creí que no vendrías a dormir hoy aquí – me aclaré la garganta – lo siento.

-¿Te estas disculpando por darme la mejor maldita vista que tendré en toda mi jodida vida? – Preguntó incrédulo con voz ronca – Joder, necesito una ducha fría.

Pasó por mi lado sin mirarme y se encerró en mi baño.

Preferí no pensar en por qué necesitaba esa ducha o que haría en ese baño, mi mente no necesitaba saberlo.

Aunque si lo sabía. Era virgen pero no santa o inocente.

Me metí entre las sabanas dispuesta a dormirme antes de que él saliera del baño, con lo exhibicionista que era seguramente saldría con la toalla enrollada en la cadera y nada más. Mi corazón no podría con eso.

Gracias a los dioses caí dormida, pero tiempo después su cuerpo congelado cerca del mío me hizo temblar un poco del frio.

-No – murmuré adormilada y con la voz ronca – aléjate, estas congelado.

Traté de empujarlo, pero como es de suponer, no logre moverlo ni un centímetro. Era como ver una hormiga tratando de empujar a un elefante, así me sentía.

-Tengo frio – susurró demasiado cerca de mi cuello, su aliento cálido chocó contra este y mis vellos se erizaron – necesito calor humano.

-Pues ve y búscalo con alguien más – gruñí exasperada, en serio tenia frio.

-Bien – él se levantó dispuesto a buscar ese "calor humano". La verdad, sabía que realmente no se iría, que solo lo hacía para molestarme el muy idiota, pero no pude evitar agarrarlo del brazo y atraerlo devuelta a mí.

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