6.- «Te amo, cerdo tonto»

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          El vuelo no tardó mucho en aterrizar, eran más o menos como las cinco o seis de la mañana cuando llegó al enorme aeropuerto,  esperó para recoger todas sus maletas, después se dirigió a la salida. Deseaba primero pasar a dejar sus cosas a un hotel y descansar un poco, ya luego iria a visitar al cerdo y a el anciano para ver qué les sucedía, aunque dentro de sí mismo sabía que lo que en realidad quería era ver a ese hombre que durante tantos años había amado.

Estando fuera del aeropuerto esperando la llegada del auto que había solicitado al hotel para su traslado, de reojo pudo ver a un hombre con bastante parecido a Viktor entrando al lugar, sín embargo no le prestó mucha atención, dedujo que solo se trataba de su imaginación revoloteando a causa de la falta de sueño, quedaba el que tal vez era otra persona o simplemente lo veía en todos lados como si se tratara de una especie de fantasma.

Después de unos minutos un auto lo recogió e inició su traslado al hotel en el que con anterioridad se había hospedado cuando asistió a una competencia.

Llegó, para de inmediato acomodar algunas cosas. Sucumbió por el dolor de espalda y entró a la ducha, luego de ella simplemente se colocó unos pants y se dejó caer en la enorme cama.

Cuando por fín despertó eran ya las dos de la tarde. Luego de vagar en su habitación un rato y ver uno de esos extraños programas japoneses, pidió servicio a la habitación y se alimentó hasta saciarse, por unos días podía romper su estricto régimen alimenticio, nadie lo sabría después de todo.

Más tarde se vistió apropiadamente y salió con rumbo a la casa de el matrimonio.

Cuando llegó no se escuchaba ningún ruido, esperaba escuchar la voz de Viktor molestando como siempre o algo parecido, pero no. Tal vez habrían salido o algo parecido, igual tocó el timbre varias veces hasta que escucho la voz del Katsudon gritar un “Ya voy” apresurado. Se estiró esperando no sentirse nervioso y esperó a que abrieran.

Cuando Yuuri abrió la puerta, Yuri juró que por un segundo su corazón dejo de latir, pero del susto, ese no era el cerdo que él conocía. Del lindo Yuuri no quedaba mucho, tenía unas ojeras impresionantes, muchas marcas de lágrimas por todo el rostro hasta esconderse en su suéter, su cabello desordenado y un poco más delgado que en la última foto que vio de él.

Cuando Yuuri vio ahí a Yuri, abrió de inmediato los ojos y comenzó a limpiar su rostro con rapidez. Yuri sabía que posiblemente tenía vergüenza de que él lo viera así; sín saber el por qué lo abrazó con suaviza y él escondió su rostro en su pecho. Agradeció ser mucho mas alto que él y poder abrazarlo de forma tan perfecta.
Pensando en su altura se comparó con Viktor, al verse en esas circunstancias se preguntó internamente qué le habría hecho ese anciano, se separó poco a poco de él hasta que lo volvió a mirar e intentó sonreír, ese pequeño acto calmó su corazón un poco.

—Pasa Yuri, adelante —Se movió de la puerta y me cedió el paso.

El ruso se sentó en el sofá y miró momentáneamente la televisión, hasta que Yuuri se sentó a su lado.

—¿Estas bien? —Inquirió estúpidamente haciendo que ese extraño incomodidad drl ambiente pasara.

Se removió en su lugar un poco nervioso —Sí, estoy muy bien, ¿Y tu cómo has estado? — Yuri se molestó ante las mentiras.

El ruso se levantó para estar frente a él —Mintindome de nuevo, cerdo estúpido —Lo observó bajar su cabeza y como algunas marcas de agua se formaron en sus pantalones, que mas bien parecía ser su pijama.

Yuri se maldijo mentalmente, con Yuuro llorando solo lograría que su corazón doliera. Se agachó un poco y tomó su rostro con ambas manos para casí obligarlo a que lo mirara.

—¿Qué te hizo el anciano? —Sintío su sangre hervir, quería golpear a Viktor por tener a Yuuri así, estaba casí seguro que la causa de eso era Nikiforov.

—No estoy embarazado... estoy casí seguro que Viktor se enojó y esta muu triste —Al escuchar eso, algo dentro del corazón de ese joven ruso se quebró de golpe, siquiera sabía que ellos estaban intentando eso.

Sólo atinó a abrazarlo fuerte, en ese momento no quería soltar a Yuuri. Creyó que tenía que protegerlo para siempre, cuidar de ese corazón roto, lo cual era irónico. ¿Cómo una persona rota repara a otra?

Lloró por un largo rato en su pecho, cada segundo que pasaba para Yuri dolía más, pero no quería demostrarlo,  no frente a la persona que amaba, sin embargo, para cuando cayó en cuenta ya estaba llorando también y Yuuri se dió cuenta de eso. Se separó de él y limpió sus lágrimas.

—¿Por qué lloras Yuri? — Era una buena pregunta, no él lo sabía.

—Aun te amo, cerdo tonto —Una bofetada por volverse a declarar em tan mal momento merecía. Cerró los ojos esperando el: “Perdón, pero yo amo a Viktor” no llegó, a cambio recibió un cálido beso.

Sentir esos labios luego de tantos años era un manjar, los había extrañado tanto. Se sentía tan cálido, muy dulce, quería más, mucho más, no deseaba que se separara de él, lo quería, lo amaba, lo adoraba. Pero era de otro.

Yuuri separó sus labios de los del ruso con lentitud y lo miró a los ojos.

—Yuri —Sonrió de nuevo, con una bonita sonrisa aunque se veía el dolor en ella—Abrázame — Lo abrazó de nuevo.

Yuri lo sabía bien, estaba seguro de Yuuri siquiera lo amaba y sólo estaba triste por lo ocurrido con Viktor, sabía bien que su corazón no le pertenecía, que sólo quería olvidarse de él por un rato, que sólo era el remplazo de la persona que robó su corazón, sin embargo Yura estaba necesitado, necesitado de amor, del amor que creía sólo Yuuri le podía dar.

El ruso se separó de nuevo de él y lo volvió a besar, queria probar una ocasión más sus labios, ese manjar que no le pertenecía, lo quería probar una vez más y disfrutar de su dulce sabor, ese sabor que se me había prohibido por muchos años.

...

"El hijo de Yuuri" | Yuuri on Ice |  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora