¿Qué se supone que debía hacer ahora? Él no estaba capacitado para ver a un enano nacer, tenía que llevar a Mila a un hospital, el no quería ver esa atrocidad.
—¡Levántate! —Gritó alterado buscando las llaves de su auto mientras sus manos temblaban.
—¡No puedo! ¡No me grites, estúpido Yuri! —Respondió histérica la mujer sudando.
El menor se tiró al suelo buscando las llaves como loco —¡Llámale a Otabek! —Vociferó enojado y harto de no encontrar las malditas llaves.
—No hay señal —Apagó el celular— No quiero tener mi hijo en esta habitación— Comenzó a llorar mientras tocaba su cabello como si con eso se fuera a teletransportar al hospital.
—¡No llores no me puedo concentrar bruja! —¿Y ahora? ¿Qué harían? —Las llaves de tu auto, dame las llaves de tu auto —Por fín una buena idea había cruzado por su mente.
—Choqué el auto, Otabek me las quitó, ¡él y yo vamos a todos lados juntos! —Ahora lloraba con más fuerza, estaba bañada en líquidos asquerosos y le dolía la parte baja del estómago, mucho.
Miérda ¿Ahora qué harían? Definitivamente este no un buen día. —¿Yuri ya buscaste en la bolsa de tu pantalón? —Inquirió con una mueca de enojo.
—¿Cómo crees que yo guardaré mis llaves en el panta... —Sacó unas llaves— ¡Las tengo, vamonos! —Comenzó a caminar rápido hasta la puerta.
—¡No me puedo levantar, ven ayudame, ya!—Volvió a gritar, al parecer estaba a nada de explotar y matar a alguien.
¿No se podía levantar? Eso solo significaba algo, y ese algo le parecía asqueroso al veinteañero.
—¡Deberás agradecerme, vieja bruja! —La tomó en brazos y la cargó, le daba asco, su chaqueta se humedecido, ahora tendría que tirarla.
Como pudo abrió el automóvil y metió a Mila. Cerró con fuerza la puerta y le dió la vuelta al auto para subirse no sin antes quitarse la chaqueta y tirarla por ahí. Y entonces el auto arrancó a la velocidad de la luz, agradeció internamente que fueran las dos de la madrugada y no hubiera autos.
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Habían pasado un par de días desde la llegada de Viktor, todo había transcurrido con normalidad, mimos, besos, abrazos por parte de Viktor, salidas a comer, pasear y gastar dinero como siempre. Los hematomas de Yuuri habían bajado su color considerablemente, algunos había desaparecido, sin embargo aún quedaban algunos.
—Yuuri —Inició a mencionar el ruso de forma seductora, quería tocar a su pareja, sentir a su pequeño amor bajo su cuerpo.
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—No manejes así de horrendo estúpido Yuri, ¿Quieres que el bebé salga aquí? —Seguía gritándole al chico la mujer pelirroja, intentaba hacer los ejercicios de respiración que había practicado con su esposo, pero se escuchaban como una hiena con asma. No era igual que jugar en las clases.
—¡Callate bruja, callate! —Aún faltaba un largo recorrido para llegar al hospital.
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Viktor se quitó la camiseta que traía puesta y después comenzó a quitarle los pantalones al pequeño japonés. El cuerpo de Yuuri comenzaba a ponerse caliente, sentía que su rostro ardía en arreboles. Ayudó quitándose la playera, realmente quería sentirse funcionado con él de nuevo, quería olvidarse que había hecho lo mismo con Yuri días atras.
Extrañaba mucho su cuerpo, sus movimientos, sus suaves manos subiendo y bajando por sus caderas, los besos que le regalaba para acallar sus gemidos y las palabras tan dulces que le decía siempre.
—Yuuri, te haré sentir bien —sonrió. Él sintió mucha felicidad de ver su sonrisa tan resplandeciente nuevamente.
Cerré sus ojos y movío su cabeza hacia la izquierda, Viktor le besaba el estómago, se sentía tan querido, tan amado. Abrío los ojos y en su hombro tenía una marca muy notoria rojiza, se asustó mucho, tal vez Viktor le preguntaría por ella, de pronto se detuvo y alzó la cabeza, creyó que lo interrogaria, sus ojos viajaron a mi rostro y simplemente me beso, agradeció que fuera madrugada y la luz de nuestra habitación estubiera tan tenue. Pero no se sentía bien.
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Un rubio entró corriendo al hospital mientras gritaba con fuerza —¡Ayuda! — algunas personas le miraron mal al estar gritando, pero eran pocas debido a las altas horas de la madrugada, solo un par de chicas le reconocieron. Una enfermera se le acercó y lo examinó con la mirada.
—¿Qué sucede? —inquirió al ver que no tenía nada.
—Tengo a una embarazada en el auto, su enano esta a punto de nacer —Soltó rápido mientras recuperaba el aire.
La mujer dio una señal a un hombre que de inmediato sacó una silla de ruedas y el deportista los guió a su auto, donde sacaron a Mila y la llevaron dentro.
—Yuri, llama a Otabek y dile que si no viene ya, no va a nacer el bebé —Terminó de decir la mujer mientras era transportada.
No respondió simplemente salió de nuevo del lugar y le marcó a su amigo.
—Otabek —Inició.
—¿Hola? —al parecer estaba dormido —Ya es tarde, Yuri, ¿Mila y tú no tendrían una especie de fiesta hoy? —Hace unas seis horas de la nada su esposa le llamó y le dijó que se quedaría en casa de Yuri a ver televisión, comer frituras y platicar. Luego de unas palabras le había colgado y era todo.
—Sí, algo así. Pero Mila tendrá al bebé ahora —Esperó una reacción como la que tuvo el hace rato, en verdad le divertía imaginar a Otabek perdiendo el control.
—¿En qué hospital? Voy para allá —Al parecer el estaba preparado para la llegada de su hijo.
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Viktor preparaba a Yuuri para recibirlo, lo hacía con cuidado y amor
Sin embargo, él nipón se sentía mal, aúnque dijo que olvidaría lo que pasó con Yuri y estaría con Viktor como siempre, no podía. Se sentía una mala persona, no quería mentirle a Viktor, él no merecía que le estuviera escondiendo algo como eso. Si se lo decía, estába seguro de que él se enojará mucho y eso lo pondría triste. ¿Qué debería hacer?De pronto él dejó de prepararlo y lo miró a los ojos. Yuuri no lo podía ver bien porque su vista estaba nublada por las lágrimas, estaba llorando. Viktor limpió las lágrimas mientras miraba al nipón.
—¿Qué sucede Yuuri? ¿Te duele? Lo lamento —Comenzó a hablar, estaba preocupado por mi, lo estaba mucho. El nipón sabía que no podía esconderle lo sucedido, el no era bueno mintiendo. Lo mejor sería decírselo.
—Viktor —Cuando dijo su nombre sintió una punzada en el corazón —Tengo que decirte algo —sus ojos ardían un poco, sentía el agua bajando de nuevo por sus ojos.
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"El hijo de Yuuri" | Yuuri on Ice |
FanfictionLa pareja de famosos patinadores artísticos, conformada por Viktor Nikiforov y Yuuri Katsuki, cumplen poco más de seis años de relación amorosa mientras viven felices en Japón. Luego de tanto tiempo de estar distanciados de Yuri Plisetsky, éste dec...