Querida leucemia:
Tal y como lo imaginaba el grupo al que me uní era para hablar de nuestra experiencia durante el tratamiento, durante los primeros 5 minutos aguanté, pero cuando me tocó a mí hablar sólo me levanté y salí. No me gusta hablar de esto con los demás, no por vergüenza, si no por privacidad y para evitar preguntas ignorantes de las personas que no tienen conocimiento sobre esto. Al salir me senté en el banco del pasillo del hospital, tratando de tranquilizarme y llega un chico que al igual 4yo se había unido al grupo. Me dijo que su nombre era Adrián y que solo quería despejarse.
- Hola Adrián, mi nombre es Victoria perdona mi amargura pero es mi manera de ser.
- No tienes porqué disculparte todos tenemos días buenos y días malos.
- Bueno pues parece que mis días malos no terminan. - dije entre dientes - ¿ Y porqué estás aquí?
- Soy voluntario del grupo vengo sólo tres veces a la semana.
- Pensé que eras paciente. Como saliste devastado...
- No, es que duele.
- Y eso que no lo haz vivido. Imagina como nos duele a nosotros.
- Pues, aunque no lo creas si lo e vivido. Soy sobreviviente de leucemia.
- No te creo, cuantos años tienes unos 17?- Tengo la misma cicatriz que tu tienes en el pecho, marcas de las pruebas de médula espinal y un recuerdo claro en mi memoria.
En ese momento se quitó la camisa y me mostró su cicatriz. No mentía.
- Adiós, nos vemos la próxima semana.
- No creo no quiero seguir lidiando con un mentiroso.
- No seré yo quién te busque tu lo harás solita.
- Patético.
- Adiós arrogante.
- Adiós imbécil.