Querida leucemia:
Victoria:
Me siento devastada, no hay palabras que puedan describir este sentimiento. Una parte de mí se a hid
o y no regresará jamás, pero lo peor es que se fué sin que pudiera recordarlo. Hace dos días que no sabía nada de Adrián, así que decidí ir a su habitación para ver si estaba bien. Al entrar a su habitación encontré una rosa blanca en el suelo y rastros de sangre que conducían hacia el baño. Al llegar al baño pude ver su cuerpo ensangrentado en el suelo.- Ayuda!! Por Favor alguien!!!
- Victoria que pasa?! Oh Dios!
- Por favor haga algo!
- Sal de aquí por favor.
- No puedo dejarlo sólo, él nunca lo hizo porqué debo hacerlo yo ahora?!
- Porque ya no hay nada que hacer para salvarlo, su reloj se detuvo y ya no hay baterías que puedan mantenerlo en marcha!
En ese momento decidí salir de la habitación, pero en la camilla donde estaba Adrián anteriormente, había una carta. Tomé la carta y fuí a mi habitación. La carta decía así:
Querida Victoria:
Hola princesa, si estás leyendo ésta carta es porque ya no estoy. Antes de irme quiero decirte que agradezco que me hallas permitido formar parte de tu vida, haberme permitido sostener tu mano durante los momentos más difíciles. Cada segundo fué único a tu lado, cada locura, cada carcajada y cada lágrima. Quiero pedirte perdón por romper mi promesa de luchar hasta el final, no pude, simplemente se me hizo imposible. Yo sabia que moriría primero, no quería hacerte sufrir diciéndote que el cáncer hizo metástasis, así que cuando perdiste la memoria tomé la decisión de quitarme la vida. Pasé meses tratando de que recobraras la memoria intentando todo para que pudieras al menos saber quién era y que papel jugaba en tu vida, pero fallé todos mis intentos. Luego el reloj de mi vida se hacía más lento, el dolor se hacía cada vez más presente y las esperanzas eran escasas. Pero hasta el último momento pensé en ti, no dejé de pensar en tú sonrisa. Ahora quiero que luches y no te rindas, tú tienes verdaderos motivos para luchar y seguir adelante, tú tienes una vida a la que no puedes renunciar. Vuelve a enamorarte, vuelve a sentir esas mariposas en el estómago, vuelve a sonreír por cada estupidez, pero lo más importante vuelve a ser feliz. Adiós, princesa te estaré esperando, pero tomate tu tiempo para que cuando llegues tengas muchas historias que contarme.
Att: Dan.
Luego de leer esa carta la vida se me vino encima, el mundo para mí había terminado.