- Buenos días princesa.
- Buenos días.
- Princesa lamentablemente hay que regresar al hospital, pero antes quiero llevarte a conocer un lugar muy especial para mí.
- Contigo hasta el fin del mundo.
Nos subimos a la moto y Adrián condujo bosque adentro, donde había una hermosa cascada.
- Y, qué te parece?
- Estás bromeando? Es hermoso!
- Imaginé que te gustaría. Hace unos meses que me dieron la noticia de que tenía leucemia nuevamente, entre la confusión, sensación de impotencia y tristeza decidí saltar cascada abajo. Me sentí libre, vivo e imparable. Por eso este lugar significa tanto para mí.
- Saltemos!
- Estás segura?
- Muy segura.
Corrimos para tomar impulso y así poder saltar. Es una manera de sentirse libre, vivo e imparable.
- Wuuu!
- Somos libres!
Luego de saltar de la cascada, nos sentamos en una roca cerca de la orilla.
- Me alegra que hayas compartido conmigo esta aventura tan especial.
- Siempre había querido tener una aventura como ésta.
- Tenemos que regresar,pero antes necesito comer, muero de hambre.
- Hay Adrián, eso del hambre en tí no me extraña.
Nos subimos a la moto hasta llegar a una cafetería.
- Mesera porfavor!
- Buenas tardes, que desean?
- Comida.
- Disculpe tiene retraso mental.
- Porfavor podría traernos dos malteadas y una papas fritas?
- No hay problema, vuelvo en un momento.
- Eso nada más?
- Oye qué más quieres? Tragarte la cafetería?
- Jajaja...
Reímos durante un largo rato, hicimos y hablamos muchas tonterías, utilizamos las papas como sorbetos y las servilletas con o papel de regalo. De ese momento quedará un recuerdo eterno.