Una alma torturada

2.4K 143 25
                                    


Caminaba desanimado. Realmente no quería llegar aquel sitio que para él no era más que un maldito martirio y su dolor se repetía constantemente ¿Por qué ir a la escuela donde lo único que te hacen es torturarte y humillarte hasta el cansancio? O por lo menos eso pensaba aquel azabache que se dirigía a la misma a paso lento.



Toda la clase se metía con él y lo peor es que se dejaba. No es por que fuera un dejado, pero le convenía más que poner un alto a las agresiones. Eso le recordaba le última vez que se había tratado de defenderse y él perjudicado había sido él y solo él. Y es que siempre lo criticaban de todo: por ser huérfano, de ser un arrimado, que llorara por la menor preocupación de aquel noble corazón que se desmoronaba poco a poco.



Apretó los puños recordando todos los insultos y su mirada se centraba en el piso mientras sentía que las lágrimas amenazaban con salir. Él ya no quería volver a llorar, ya no más.



"Soló piensa que esto te ocurrirá por dos años de tu vida, luego todo desaparecerá" pensó tratando de encontrarle el lado positivo a su miserable situación "aunque, yo no podría soportar por más tiempo"



Pronto llegó a la escuela, el bullicio del cual estaba acostumbrado al llegar simplemente no estaba, y solo unos pocos chicos todavía estaban en los pasillos corriendo a sus correspondientes salones con el nerviosismo que pronto comenzó a experimentar. Rápido metió su mano en el bolsillo de su pantalón.

— ¿Pero qué demo...?— preguntaba hasta que vio la hora en su celular— ¡Demonios, llego tarde otra vez!—grito maldiciendo su suerte.



Mientras en el salón el profesor Minato Kamikaze se encontraba pasando lista a sus alumnos aun ajeno a la ausencia de uno de sus alumnos.



—Uchiha Obito- nadie contesto- ¿no se encuentra Uchiha Obito?— pregunto algo desalentado, ya sabía que ese chico siempre llegaba tarde, se es que llegaba y eso le preocupaba.



—Lo más seguro es que no llegue sensei, es un irresponsable— habló con tono neutral un joven de cabellos plateados, aclarando las dudas de su sensei.



—Bueno como sea-—suspiro el rubio



— ¡Lamento la tardanza!— se escuchó el grito del chico que había estado corriendo de a maratón—realmente no pasara de nuevo— se disculpó mientras llenaba de aire sus pulmones.



—No te preocupes Obito, puedes pasar— dijo Minato mientras el azabache que se limitó a sonreírle a modo de respuesta.



—No es justo, siempre llega tarde—se quejaban los otros alumnos por la actitud tan flexible que tenía el rubio hacia el chico más este ignoraba sus quejas.



— ¡Silencio!—exigió el Namikaze haciendo callar las voces—además debe tener algún buen motivo ¿no es así?



—C -claro— contestó algo nervioso.



Y sin el mayor incidente se sentó en su asiento mientras buscaba con la m irada a Rin. Ella era su mejor amiga y en cierta manera ella era la única razón por la cual podía tener cordura y no se lanzaba de un edificio. Por fin había encontrado a la castaña que solo le saludaba con una sonrisa haciendo que sonriera también.



—Eres un idiota— escuchó un susurro al lado suyo y aunque había sido un leve murmullo sabía quién eras.



—Igualmente Kakashi— dijo también en susurro tratando de ignorarlo.



Su había alguien que odiara más era al estúpido de Kakashi. Siempre se metía con él; delante de todos el joven pasaba por encantador, él sabía que era todo lo contrario por eso lo odiaba. Siempre tan recto como si no tuviera ninguna margen de error, como si fuera perfecto, pero habían muchas cosas de las cuales absolutamente nadie sabía.



Las clases continuaban como todos los días. Claro, cosas de todos los días donde los alumnos se la pasaban haciendo tofo tipo de cosas meno a lo que vienes hacer, o por lo menos la gran mayoría. Para Obito el sonido de la campana que anunciaba el recreo fue como el sonido del paraíso. Rápidamente el salón se vaciaba, obvio que él no quería salir entre los demás por que daba la gran casualidad que cuando ocurría eso terminaba en el suelo y con algo de sangre.

— ¿Ya nos vamos Obito?—pregunto su amiga mientras se acercaba al mencionado pasando por las bancas.



—No, por ahora no— dijo mientras miraba a su alrededor a su alrededor fijándose que no había nadie aparte de ellos.



—Obito ¿Cuándo vas a parar con todo esto?— pregunto Rin mientras miraba con súplica a su amigo.



—Créeme que si pudiera, realmente lo detendría y con todo el gusto del mundo— contesto tranquilamente mientras se levantaba de su asiento y yéndose a la salida— ¿ya nos vamos?



—Si—dijo algo resignada. Conocía a Obito y sabía lo terco que podía llegar a ser.



Obito asintió satisfecho y los dos partieron a la puerta para salir. O al menos eso fueron sus intenciones pues estas obviamente fueron frustradas cuando escuchado una voz a sus espaldas.



—Obito tu no sales, necesito hablar contigo— ordeno Minato que se encontraba inusualmente serio.



—Pero yo n-no hice nada— balbuceo un poco, aunque ya estaba acostumbrado.



—Aun así necesito hablar contigo— explicó el blondo para después fijar su vista en la castaña — tu puedes ir al recreo.



—Si— acato la orden la chica—Nos vemos después— se despidió de su amigo dejándolos solos.



En poco tiempo el ambiente se puso tenso. El Uchiha ya se sabía de memoria toco así que con toda la resignación del mundo se sentó enfrente del escritorio



— ¿Qué quiere que le diga?-—preguntaba en un tono cansado, él tenía sus razones para ser así— realmente si es por que llegue tarde



—Realmente es por eso ¿por qué siempre llegas tarde? Realmente quiero que seas sincero conmigo—aclaro el hombre de ojos azules, mirándole fijamente poniendo nervioso al muchacho



—Lo admito. Soy un distraído y pierdo la noción del tiempo ¿nada más?— mintió mientras se encogía de hombros



—En serio Obito. No creo anda de lo que estás diciendo así que di la verdad.



—Es la verdad— trataba de mantener su mentira.



— ¿Tanto te molestan?— esa pregunta lo había paralizado.



—Si—confesó abochornado— realmente es un infierno vivir así, por eso a veces no vengo— paró unos segundos—espere ¿usted lo sabía?


—Tenía mis sospechas— aclaró el Namikaze con un tono firme—mira, realmente eres un buen estudiante y te voy ayudar.



—No—se apresuró a decir cortando las palabras del mayor— eso sería peor.



—Pero no te debes de dejar—le regaño Minato ¿tanto miedo tenía? ¿Cuánto había sufrido?



—Por qué nadie me va a creer. Nadie cree en nadie. En mi caso por ejemplo ¿Qué pasaría se acusó que me acosa Kakashi? Es uno de los "buenos" y nadie me creería, solo me tomarían como un adolescente que trata de llamar la atención; o que le parece las cejas de azotador de Gai, no le conviene a la escuela retarle porque solo es bueno en deporte ¡demonios! Realmente no puedo hacer nada—dijo mientras soltaba cada palabra con amargura y odio.



Minato guardó silencio; la verdad es que ese chico tenía toda la razón del mundo. Tenía las manos atadas, no había justicia y realmente no podía encontrar una solución. Pero tendría que haber aunque sea alguna.



—Pero tienes que hacer algo— fue lo único que atinó a decir— tenemos que hacer algo, creo que todo puede tener una solución que solo quedarse callado.



—No, no la hay— parecía inflexible ante su propia desdicha.



—Te quiero ayudar Obito. Sabes que sufres bullying ¿verdad?



—Que si no lo sé. Pero ese término no encierra todo lo que es, es algo más, solo algo que encierra esta maldita escuela como un maldito secreto — dijo con repudió. Como odiaba esa palabra.



— ¿Le has contado a alguien más?— Obito arqueo una ceja totalmente incrédulo por aquella pregunta tan tonta que había lanzado su profesor ¿realmente iba en serio?



—Sí, pero nadie me cree, ya se lo dije—menciono un poco incómodo— a mis tíos, a mis antiguos profesores e incluso al director, pero como se li dije solo me toman cono un adolescente que quiere llamar la atención. Imagínese que incluso me llevaron con un psiquiatra por que según ellos yo soy el del problema—diablos ¿Por qué seguía confesando cosas de su vida? Eso sin duda era raro, inclusive para él.



—Necesitas ayuda— reflexionó Minato mientras se ponía a pensar en la situación por la que pasaba el Uchiha— mira, tú no te preocupes que encontrare una manera de ayudarte ¿de acuerdo?



—Pero...— quiso objetar, no estaba de acuerdo en sea lo que estaba pensando en el mayor y sus vanos intentos de echarle una mano. Él ya estaba hundido y no quería que lo hundiera más.



—Pero nada, bueno ya puedes salir— dijo señalando la salida.



—Ok...—accedió ¿Por qué nadie le escuchaba? Era siempre aunque la perspectiva cambiara, parecía que no tenía ni voz ni voto. Y eso dolía demasiado, pero ya estaba acostumbrado.



En fin. Suspiro mientras salía del salón. Para su fortuna no había más por el pasillo así que corrió toso lo que le daban las piernas hasta llegar hasta la azotea donde seguramente le estaría esperando Rin. Y ahí estaba en un rincón mientras comía tranquilamente. Muchos pensaban que ellos dos tenían algo más que una linda amistad. Pero no era verdad. La razón por la cual no había nada más que una un gran cariño casi fraternal es que Obito tenía otro tipo de preferencias y solo él y su amiga sabían de eso. Porque si lo supiesen le iría mal, bueno más de lo acostumbrado.



—Rin— saludaba tratando de sonreír. La chica volteo a verlo y correspondió el gesto de la misma forma; había funcionado su pequeña e improvisada actuación por lo que sintió brevemente satisfecho.



—Hola ¿Cómo te fue?— preguntó la castaña mientras hacia un rincón para el Uchiha.



—Nada interesante, lo de siempre— admitió, la verdad es que ya se había acostumbrado, para él ya era algo normal.



—Está bien—dijo mientras le pasaba un sándwich- creo que se te olvido tu almuerzo.



—Si—admitió mientras se rascaba la cabeza algo nervioso y agarraba el emparedado— gracia Rin.



—No te preocupes por algo somos amigos ¿no?— sonrió amablemente. Ella siempre era así y aunque se lo decía muchas veces no se cansaba de demostrarle lo agradecido que estaba por tenerla como amiga.



Pronto comenzaron a platicar; por lo menos era uno de los pocos buenos momentos que disfrutaba de la escuela. Estaba observando con tranquilidad el patio de la escuela ya que arriba de la azotea se podía apreciar toda la escuela. Entonces su vista se fijó en alguien en específico.



Y ese alguien se encontraba con sus amigos feliz de la vida "maldito Kakashi" pensó mientras lo observaba con Anko, realmente le molestaba "y pensar que me gustas hace que te odie más" siguió pensando con rabia y frustración.



— ¿Qué ves?— pregunto curiosa Rin mientras miraba en la misma dirección que miraba el Uchiha— te gusta ¿verdad?



—No sé qué me hablas Rin— se hacia el desentendido mientras desviaba la mirada.



—Tus ojos no mienten Obito, te gusta y no puedes negarlo ¿verdad?— instigó la castaña confirmando sus sospechas ya que el Uchiha se encontraba todo abochornado y sonrojado.



— ¿Cómo me podría gustar Kakashi? Él es odioso, molesto, me acosa, esta con la molesta de Anko y...—explicaba nervioso hasta que las risas de Rin lo hicieron callar— ¿de qué te ríes?



—Yo nunca mencione a Kakashi— contestó entre risas.



—...— ¿Por qué últimamente tenía que hablar de más?— no importa si me gusta o no, siempre me acosa.



—Es cierto— suspiro resignada Rin; incluso ese era el motivo por la cual hacía tiempo le había dejado de gustar el peliplata, aparte de otra cosa que solo ella sabía y nadie más. Era uno de esos secretos que convenía tenerlos solo para si mismos.



—Mira, mejor no hablemos de eso ¿verdad?— trato de animar Obito a su amiga viendo que estaba algo desanimada—no te pongas así— acariciaba con cariño las hebras castañas con su mano tratando de reconfortarle.



—No tengo nada Obito—objeto Rin mientras sonreía, o por le menos trataba de sonreír—y si hare como si no hubiera pasado nada.


—Ha—suspiro—está bien, no me preocupare.



Y así pasaron hasta que sonó la campana que anunciaba el regreso a las aulas; aunque ya sabía lo mucho que pasaría adentro se fue, el fin y al cabo no era ningún irresponsable ¿o sí?


...



Caminaba tranquilamente mientras escuchaba música en su MP3. La salida de la escuela le había parecido muy extraña. Para salir siempre tenía un plan muy elaborado; esperaba a que todos salieran, él se iba a la azotea y veía que no hubiera ninguna emboscada en su contra. Pero esta vez había sido diferente; no había absolutamente nadie. Por lo general, siempre había uno o más de uno y tenía toda la paciencia del mundo a esperar a que se fueran sus acechadores y el irse. Pero esta vez no había nadie; no es que se entristeciera, solo que le parecía muy extraño.



— ¡Obito!— le grito alguien haciendo que se volteara y se quitara los audífonos.

Venganza y justicia -MadaObiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora