Reencuentros

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—...— Madara tocio un poco para hacerse notar. Y lo logro. Ambos chicos giraron para verlo con sorpresa e incredulidad—veo que se conocen.

—Claro— dice el menor— la conozco desde años—cuenta.

— ¿Recordaste algo?—pronuncio Madara, le sonaba ilógico que recordara, pero ya había comprendido que todo podía ser lógico y funcional.

—Mm, sí—dijo sonriendo. Aunque bueno una sonrisa que no se veía pues lo obstruía aquella mascara— creo que estoy empezando a recordar.

— ¿No recordabas nada?— pregunto Rin con esa expresión que la delataba aunque sea un poco. Ahora todo tenía sentido.

—Es una larga historia— dijo nervioso Obito mientras ponía una mano en su nuca en un movimiento distraído.

—Bueno, bueno—corta Madara el hilo de la conversación— Obito, será mejor que te despidas de tu amiga, ya que sabes que no tengo tiempo—dijo metiéndole prisa. Y aunque no podía verle el rostro, sabía que estaba molesto.

—Pero Madara— dijo con ese instinto de ponerse en su contra.

—Nada- le interrumpió— así que te despides de tu amiga y no me hagas perder el tiempo.

—Está bien— soltó un gruñido al mayor que prefirió hacerle caso omiso. Luego se dirigió a la castaña que más que extrañada por le escena no podía estar— Rin, lo siento, pero tengo que dejarte ¿vale?— dice en un tono muy diferente. Esta vez sonaba más amable y sin altanería.

—No te preocupes— sonrió cálidamente—si quieres puedes pasarme tu número y te llamo ¿vale?

— ¿Mi número?— preguntó de nuevo forma que muchos considerarían como tonta. Se la había olvidado su celular— ah ¿Por qué no me das el tuyo y yo te llamo?

—Pues si ya lo...corta sus palabras. Pero que estupidez iba a decir— claro- se corrigió mientras buscaba en su bolsa un pedazo de papel y un boli. Saco aquellos objetos y escribo su número con relativa rapidez— toma— le entrega el pequeño papel —si quieres hablar con alguien puedes hablarme ¿está bien?

El joven sintió con la cabeza a modo de respuesta guardándose el papel en el bolsillo delantero de su pantalón. Por lo menos tendrá con quien hablar y no esperar a que Madara se le digne a hablar.

—Te llamaré— prometió el joven.

—Nos vemos— se despidió la castaña dándose la vuelta y haciendo señas con la mano a manera de despedida.

—Adiós— dijo aunque sonó más para sí mismo.

Madara decidió no acotar nada. No servía, no era necesario. Miró a la chica que poco a poco se perdía de su vista. Bueno, por lo menos ya se había ido por voluntad.

—Bueno— dice Madara rompiendo el silencio que se quería formar— toca la puerta y...

—Lárgate de mi vida— al parecer ya se le estaba haciendo un hobbie complementar las frases del otro de una manera antipática y cruel.

—Cómo sea— quita la importancia al asunto— solo apúrate.

—Pero si no quieres ir ¿Por qué te torturas de esa manera?— pregunta con esa inocencia presente en su tono de voz.

—Porque no soy ningún irresponsable— dijo tocando el timbre de la puerta—aunque no me guste tengo que ir— explico mientras hacia una mueca. En realidad mientras menos pensaba en eso mejor.

Obito estaba a punto de contestarle cuando la puerta se abrió dejando a la vista a una azabache que los miraba -especialmente al menor- con una mezcla de compasión y lástima.

—Hola— saludo la mujer tratando de sonar de una manera natural y conteniéndose las ganas. Ante todo, a mantener a raya sus emociones.

—Hola tía—correspondió el saludo, mirando a ambos lados de la calle, percatándose de que no lo veía nadie, pare retirarse la molesta mascara— tanto tiempo ¿no?—dijo mirando por encima del hombro de Mikoto viendo con melancolía el interior de la casa ¿así que ahí había vivido toda su vida?

Ese lugar le parecía tan familiar como lejano, pero tal vez, estando ahí, por fin se acordará de algo más y su subconsciente lanzara más que imágenes difusas y fuera más dirigible de entender y así conocer su propio pasado.

...

La castaña se encontraba en un parque no muy lejano de ahí. Sus cabellos se mecían de una manera rítmica a como se mecía en el columpio a donde se encontraba sentada.

Aunque sus planes habían sido otros -y para ser francos, inútiles- no le había ido tan mal. Por lo menos había visto a Obito. Con mascara, pero lo había visto. También se había enterado de unas cuentas cosas. Pero había algo que la inquietaba y era aquel hombre. Tenía la sensación de haberlo visto en algún lugar, aunque no recordaba haberlo visto.

—Eh, Rin- oyó una voz que hizo que parara el columpio. Veía como Anko le saludaba agitando la mano al aire.

—Ah, hola- saludó— ¿Qué haces aquí?- pregunto.

—Salí un poco, ya sabes para despejar la mente- se explicó la azabache— y de paso me compre un libro—dice, sacando de su bolso un libro de bolsillo— apenas salió y dicen que es muy bueno. Además dicen que el escritor es excelente que cada obra que escribe se vuelve en un best-seller.

Pero todo aquello no fue escuchado por la castaña que miro, como hipnotizada aquel libro, viendo más que nada el nombre que figuraba el nombre del autor.

"MADARA UCHIHA"

¿Había leído bien? Claro que lo había hecho. Sin pronunciar si quiera una palabra le arrebato el libro a Anko que se quedó sorprendida por aquel acto.

— ¿Qué te pasa?—pregunta Anko.

— ¿Ya vistes el nombre del autor?

—Sí, también me lo compre por eso—se explicó— me pareció muy curioso el apellido de aquel hombre ¿no crees que sea algo de...?

—Sí, si lo es— le interrumpe su pregunta mientras rompía el plástico que protegía el libro y lo abre apenas a donde se ve la foto del autor.

Entonces lo vio. Por eso sentía que lo había visto en algún lugar o por lo menos que había escuchado su nombre. Parecía que su memoria no le quería ayudar.

—Y dime ¿Qué es de él?

—Su tío- contesto— apenas lo vi con Obito.

— ¿Sigue vivo?— pregunto extrañada. Al parecer un rumor grande había corrido por toda la escuela- ¿Qué paso? ¿Va a ver demandas? ¿Qué te dijo Obito? ¿Qué sabe aquel hombre?- preguntaba y preguntaba mucho.

"Si ahora si se preocupa ¿no?" pensó lago malhumorada—Bueno parece que perdió la memoria.

—Uff, menos mal— suspira aliviada. Sí, es así, es lo mejor.

— ¿Cómo que mejor?— enarco una ceja.

—Bueno, a ti no te preocupa, por lo menos a ti te tenía como a una santa, pero a nosotros no— alego—ya sebes que para NOSOTROS es bastante malo que llegue a recordar.

—Pues al parecer creo que están comenzando a recordar— menciono haciendo que la chica que tenía en frente pusiera una cara de terror— ¿te sientes culpable o tienes miedo que se vaya en contra de ti legalmente?

—Rin, sabes que TODOS nos sentimos muy culpables— dijo otra vez acentuando mucho una palabra. Y es que por fin algunos -sería un crimen decir todos- se sentía con esa cargo de consciencia al ver que esa pequeña broma había pasado a niveles que ya no estaban a su control- pero también tengo miedo. Si me acusan de eso ¿sabes que ya está penado, verdad?...iría a la cárcel...te imaginas, con toda una vida por delante, oh por dios y no sería a mí, sino que muchos lo pagaríamos.

— ¿Ahora si te duele, no?

—Pues parece que a ti ni siquiera te afecta en nada—espeto— claro como eras su "mejor amiga" cuando lo único que hacía era apuñalarle por la espalda.

— ¡Cállate!— gritó— no quiero que hables así.

Venganza y justicia -MadaObiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora