Secuelas

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Dos meses habían pasado. Obito todavía no regresaba en si; su situación no mejoraba ni empeoraba pero tampoco empeoraba. Pero todo lo demás a su alrededor había dado una vuelta de 360 grados.


Mikoto ya la había dicho a Madara que ahora a él le tocaba cuidar del joven suicida. Es más sabido que no quería cuidarlo, es más ni siquiera quería tenerlo cerca, pero aun así -por diversos pleitos legales futuros- por fin accedió. Por lo menos tenía el consuelo de que pasaría largos meses en el hospital y en cuanto el chico cumpliera la mayoría de edad se desharía de él.


Pero ese mismo día por fin había despertado, poniendo a flote todas las secuelas que conllevaría. Oh si, a Madara si que le costaría trabajo y no todo estaba a su favor; más bien lo contrario, estaba en su contra.

Eran cerca de las 10:00 pm y Madara no había pegado un ojo desde hacía tres días seguidos. Por un momento se estaba lamentando de ser tan buena persona y ofrecerse a cuidar de su sobrino. Si lo cuidara después de que esta saliera del hospital por adelante, por lo menos Mikoto tendría que cuidarlo en el hospital ¿no?

Pero no, él como todo hombre responsable (y vaya que era un hombre responsable) se quedaba en el hospital a cuidar de su sobrinito.

De repente se oyó un grito. Un grito fuerte y claro que demostraba mucha frustración y dolor. Pero lo que realmente lo alarmo fue que ese grito era justamente en la habitación donde se encontraba Obito.

Como pudo llego hasta donde estaba la habitación, ahora si entendía el buen funcionamiento de las sabias palabras de las enfermeras cuando la decían "estar ahí las 24 horas" y lo que vio adentro de esa habitación de hospital le pareció de lo más raro y surrealista . Una legión de enfermeras trataba acercarse al joven que yacía en la cama y también hacia a su vez su esfuerzo por quitarse la guja que contenía suero con la mano la cual estaba bien. De su muñeca derecha (la cual trataba de arrancar el tubo estaba manchado de sangre y sostenía un aguja que anteriormente había estado clavada en tal lugar y que de vez en cuando la alzaba en manera amenazante cuando una enfrenare tuviera la osadía de acercársele. Su ojo izquierdo estaba totalmente abierto alerta a la situación que se originaba a causa de él.

—Obito—le llamó inconscientemente haciendo que el aludido lo mirara confundido, aterrado y con odio.

— ¿Quién eres tú?— preguntó con algo de dificultad mientras soltaba su improvisada arma ignorando que una enfermera se le acercara con una jeringa llena de sedante en mano— dime ¿Quién carajos eres tú? ¿Tú evitaste mi muerte?—y antes de que pudiera continuar sintió el filo de una aguja atravesar su piel ocasionando que perdiera el conocimiento.

— ¿Qué demonios ocurrió?—quiso saber Madara o mejor dicho exigiendo a las enfermeras que estaban igual o más confundidas.

—Créame que no lo sabemos— dijo una de las enfermeras que estaba a su lado— ¿Usted que es del paciente?

—Su tío—contestó rápidamente mientras miraba como la enfermera que había sedado al chico poniéndole la guja que transportaba las transfusiones de sangre a su muñeca y limpiaba la sangre.

—Genial ¿y sus padres?— inquirió de nuevo la enfermera.

—Están muertos-—comento un tono como alguien que comenta acerca del clima-—murieron hace 13 años — agrego.

—Ah, no lo sabía, lo siento- dijo algo apenada—pero su reacción es normal para alguien con intento de suicido aunque es mejor que le den una revisada- hizo una pausa- sólo es cuestión de tiempo para que despierte de nuevo y nos avisa ¿está claro?

—Sí.

—Okey, el sedante no durara más de cinco horas, así que por favor manténganos al tanto está bien— dijo para luego irse con las demás enfermeras a sus respectivas labores dejándolo solo

—Genial- chistó mientras se acercaba a la cama de hospital- los problemas que me causaras muchacho- dijo para si mismo mientras ponía su mano acariciando los mechones negros del joven mientras ponía mala cara al imaginarse lo que tendría que pasar...pero en realidad no tenía la más mínima idea

...


Los efectos del sedante ya habían pasado ya habían pasado; al contario de que la vez anterior no se había intentado liberar, es más, no hacía nada, no hablaba, no se movía, sólo miraba fijamente la pared como si todas sus respuestas de su vida estuvieran pegadas a ella.

Un doctor entro en el cuarto. Su cabello era rojo y sus ojos eran de un castaño claro con esa expresión cansada e inexpresiva.

— ¿Ya despertó?— preguntó con ese tono ausente. Más que un doctor tenía la frialdad de un abortista.

—No...- dijo Madara mientras se cruzaba de brazos— como verá usted— dijo con ese mismo tono prepotente

— ¿Cómo estas, muchacho?— hizo otra pregunta, ignorando al mayor, acción que disgusto a este.

—No, no lo estoy — dijo en un susurro mientras cerraba el ojo con el ceño fruncido— ¿Cómo cree que me siento?—ahora pregunto sin abrir el ojo; le dolía el cuerpo.

—Frustrado, pero sobreviras.

—Yo no quería sobrevivir— dijo mientras alzaba el brazo derecho con gran dificultad y paro — ¿Por qué estoy aquí?— ahora preguntaba mientras trataba de quitarse de nuevo el tubo que aprisionaba su muñeca.

—Lo que suponía- suspiró él, pelirrojo mientras agarraba la dicha muñeca— a ver jovencito, no toques porque si no te puedes lastimar—decía con ese mismo tono de abortista.

—Pero ¿de qué demonios habla?- pregunto mientras se dejaba hacer- no me ha contestado- dijo igual con igual o con más sin emociones.

—Después te lo diré muchacho- informo con calma mientras se paraba- pero primero tengo que hablar con tu padre.

—Yo no soy su....

— ¿Eres mi padre?— preguntó más confundido.

—No, no tienes tanta suerte.

— ¿Y porque debería tener suerte?— siguió preguntando.

—En realidad si necesito hablar con usted señor- intervino Sasori, mientras arrastraba- literalmente- a Madara de la habitación

—Me puede explicar ¿qué demonios la pasa?—preguntó molesto el azabache.

—Mire, primero no me hable de esa manera— dijo seriamente respirando en el proceso para tranquilizarse y no matarlo—no estoy seguro pero creo que ese chico tiene agnosognosia.

—Y eso significa...

—Lesión en el hemisferio derecho en el cerebro- explicó con un tono como alguien que le explica a un niño cuanto es 2+2- quienes sufren agnosognosia no se da cuenta de los problemas que experimenta, tienen problemas de atención y razonamiento

Para Sasori que ya estaba acostumbrado a dar todo tipo de diagnósticos y eso incluía cosas desastrosas como esa sabía que la mayoría de los familiares enloquecían de dolor o por lo menos tenían un ligero semblante de tristeza pero Madara no, solo se le veía con algo de impaciencia

—¿Y qué más?—preguntó dejando al pelirrojo atónito.

— ¿Qué qué más?— preguntó indignado- ¿es obvio, no? Ese chico no va a estar bien. No reconocerá su lado izquierdo de nada ni de él, problemas para recordar información así como la orientación, desordenes en las reglas de comunicación, no responderá de manera adecuada a los sucesos de la vida cotidiana y eso puede ser peligroso tanto para él como para los demás— siguió explicando con un tono más alto que lo habitual, como algo alterado, ese azabache lo estaba alterando y eso no la había pasado antes con nadie.

—En resumen, está loco—concluyo Madara mientras dirigía su mirada a Obito que estaba acostado sin hacer nada- loco y paralitico- agregó con una sonrisa amarga

—Yo no dije ninguna de las dos cosas- ahora ya se le había quitado lo alterado—no es ningún loco, no va a sufrir delirios o cosas por el estilo; no paralitico solo es que no se da cuanto que existe pero las funciones serán normales, el lado izquierdo funciona porque no ha recibido daño alguno.

—Ah bueno pero no me regañes— dijo fingiéndose indignado— y ¿Qué peligroso puede ser?—pregunto totalmente serio.

—Pues no mucho, tendría que ir a terapia psiquiátrica eso le ayudaría en muchos de los síntomas de la agnosognosia, además tengo que hacer unas pruebas para estar en una plena certeza.

—Demonios— susurro entre dientes.

— ¿Dijo algo?

—No, nada— dijo rápidamente y luego el silencio reino el lugar entre los dos hombres— ¿Qué no iba a revisar a mi sobrino?— preguntó enojado haciendo que Sasori se pusiera casi en pose defensiva.

—Claro, claro— dijo en tono indiferente mientras se adentraba a la habitación "¿Qué se cree? ¿Mi jefe? Y más ¿Por qué la hago caso?" pensaba mientras se acercaba al muchacho que estaba sumido en sus pensamientos-—Obito tengo que hacerte una pruebas ¿te parece?

—Haga lo que quiera— dijo quedo mientras lo miraba directamente con el único ojo bueno

Madara observaba todo en el marco de la puerta. Y se propuso algo, tenía que deshacerse de él y ya sabía cómo

Continuara.

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Venganza y justicia -MadaObiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora