Mudanza

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—Veamos, solo falta poco —decía John mientras que con cuidado le quitaba los vendajes al menor—. Ya, está listo —sonrió de oreja a oreja al ver su trabaja bien realizado.


—¿Me puedo ver?—le preguntaba el menor, quería ver cómo demonios había quedado.

—Claro —dijo para mandar a una de las enfermeras a traer un espejo cosa que acato de inmediato llevando tal objeto a la habitación—. Ten —le entrego.

Cuando vio su propio rostro reflejado en el espejo no supo cómo reaccionar. Su rostro antes cubierto de cicatrices ya no estaba, se veía como antes. Se sentía bien que podría llorar por eso mismo. Después vio a su tío que estaba su lado y sonrió más ampliamente. Estaba emocionado.


—Madara —le llamaba— ¿Me veo bien? —le pregunto aun sosteniendo esa sonrisa de oreja a oreja.

—Sí, si te ves bien —.Llevaba una mano a los cabellos de Obito y se los revolvía—. Ahora si no te verán como fenómeno de circo.

—Ey...no digas esas cosas —se quejaba casi de una manera infantil—.Era muy feo eso.

—Okey, ya no te molesto —.Dejaba el tema a un lado porque si seguía duraría por mucho tiempo —¿Cuánto tiempo más se quedara aquí? —le pregunto al médico.


—Pues esta misma tarde puede irse —informó con mucha naturalidad.

Madara asintió dando a entender que le había escuchado y miro otra vez a su sobrino. Se vea tan feliz, y en cierta manera eso también le hacía feliz.


...


—¿Tu qué haces aquí? —preguntó fríamente Madara viendo que Konan todavía se encontraba ahí- pensé que te habías ido.

—No podía hacerlo —.Se excusó—. Quiero ver a mi hijo.

—Mamá —.La voz de Obito calló todo intento de dialogo entre los dos—.Yo....quiero hablar contigo.

La mujer se quedó perpleja en un principio pero después sonrío levemente. Madara solo se le quedo viendo raro.

—Claro, puedes hablar lo que quieras conmigo —decía en un tono maternal muy raro en ella.

—Pero quiero que sea en privado —añadía dando a entender a Madara que no lo quería tener cerca o eso entendió el.

—¿Estás seguro Obito? —le pregunto sin la menor discreción ya que no le veía caso hacerlo.

—Muy seguro...tío necesito hacerlo.


Estaba bien, debía de admitir que tenía todo el derecho de hacerlo, pero no quería que lo hiciera. Solo suspiro pesadamente mientras se dirigía a la salida del hospital.

—Sólo te daré cinco minutos —le dijo mientras le dejaba con su madre.

—Que pesado es —refunfuña la mujer de cabello de azul.

—Un poco —.No lo negaba ni tampoco lo aceptaba.

—Y bien ¿Qué quieres decirme? —preguntó tratando de no sonar altanera o algo por el estilo.

—Yo...quiero irme a vivir contigo madre

—¿Lo dices...lo dicen en serio? —preguntó entra el asombro y la incertidumbre...¿Acaso iba a ser tan sencillo?

—No quiero que estés fuera de mi vida de nuevo —.Miraba el suelo—. Ya no más...nunca estuviste cuando te necesite.


—Yo ...lo siento —fingía miseria y consternación.

—Lo sé —susurró. De tal madre tal hijo—. Por eso es que ahora no quiero que nos volvamos a separar...que tú te vayas.

Ella le creyó, pensando que su hijo era muy ingenuo con tal de caer en tan pocas y absurdas palabras y frágiles hechos. Lo que ella no pensaba que estaba ocurriendo exactamente lo contrario. Se resistió abrazarlo, pero no hubo necesidad ya que fue el quien toma la iniciativa. Ella solo se limitó en corresponderle.

—¿Y cuando quieres venirte conmigo? —preguntó más que ansioso.

—Entre más pronto mejor —aseguró.

—Se ve que no te llevas bien con tu tío.

—No, no...me agrada —seguía mintiendo—.Por eso también me quiero ir.

—Oh por supuesto que si —decía—. Si quieres mañana mismo te llevo conmigo.

—Si —asintió separándose de ella—. Me tengo que ir. Yo le digo a Madara, no creo que se oponga.

—Nos vemos —dijo viendo cómo se alejaba su hijo y sonrió más. Todo iba como ella deseaba.


...


Realmente no tenía palabras para poder explicarle eso. La verdad es que esa idea que estaba ya llevando a cabo era peligrosa pero realmente quería llevarla. Pero eso incluía ciertas cosas que no le agradaría hacer. Una de ellas era irse de esa casa que ahora consideraba su hogar e irse con...ese mujer.

Él quería quedarse con Madara, con él se sentía a gusto. Por lo menos en ese último mes se sentía muy a gusto con él y no quería romper unos de los pocos lazos que había podido formar. Pero su plan era su plan y tenía que cumplirlo. Había una probabilidad de volver pero no quería hacerse falsas esperanzas.

Pero no era eso solamente lo que le traía nerviosos si no de ¿Cómo decirle? Y más aun ¿Cómo reaccionaría? ¿Molesto? ¿Desinteresado?


—Te veo muy distraído —decía Madara sacándole de sus pensamientos— ¿Paso algo con Konan?

—Si —.Tomo un respiro—. Me voy a ir a vivir con ella —soltó de golpe.

—¿Qué? —fue lo único que pudo soltar de su boca.


—Lo que oíste, me voy de aquí.


—Está bien. —Eso desconcertó al menor—. Pero ¿Qué demonios te pasa? ¿Te has vuelto loco o qué? No te había dicho lo que es monstruo de tu madre para que tu muy tranquilo te vayas con ella...

—Es que no es algo que yo quiera...

—Entonces te obliga...

—Tampoco es por eso


—Entonces ¿Por qué?


—No es algo que te importe. —No quería decirle sus intenciones y también porque sentía que era así, que no le importaba en lo más mínimo.

—Claro que me importa.

—No es cierto. —Sus planes se desmoronaban, y la idea de renunciar a él incrementaban. No, eso no era bueno.

—Tú me importas Obito....por eso no quiero que te vayas con esa bruja.

—Es que planeo asesinarla —soltó como si nada. Cómo si los planes parricidas fueran pláticas comunes en la familia. Casi frunce el ceño cuando Madara comenzó a reírse ¿Qué había dicho que daba tanta gracia?

—Es broma ¿verdad? —No podía imaginarse semejante barbaridad

—No...realmente yo quiero matarla —insistió aún más seguro.

—¿Sabes que asesinar es un delito, verdad? —Ahora no dudaba que si realmente estaba diciendo la verdad o solo era un brote nervioso como siempre tenía.

—Sí, lo sé, pero en serio no quiero que siga viviendo después de que por su culpa yo he tenido todo lo que he pasado.

—Pero eso no es justificación para que mates a alguien. —Trataba de sonar racional.

—Y ¿lo que le hizo a mi papá si tiene justificación? —Le había tocado la vena sensible al mayor—. Yo no seré malo al hacer eso...solo quiero darle un merecido por todo lo que he hecho solo eso.


Lo último dicho le hizo reflexionar. Nunca le había perdonado la muerte de Izuna siendo su vita motivo de su odio hacia aquella mujer. Le odiaba tanto que en muchas ocasiones no se la imaginaba muerta...muerte.


—¿En qué te ayudo?

....

El día siguiente Konan fue al departamento de Madara demasiado temprano para ser cierto. De que se tomaba en serio lo de llevarse al chico rozaba los límites de lo absurdo.

—Hola Madara —saludó cordialmente la mujer como si incluso le agradara estar en su presencia—. Es un lindo día ¿no te parece?

—No sé qué tiene de lindo. —Le miro con fastidio—¿Qué demonios quieres?

—No sé si te platico Obito pero él quiere venir conmigo a mi casa —decía con ese sentimiento de orgullo y arrogancia.

—Sí, eso hablo conmigo anoche. —Se recargo en la puerta—. No sé cómo coños le convenciste, pero no tengo mucho interés en el muchacho así que puede irse si él quiere.

—Me sorprende de alguien que se negaba rotundamente —comentó, algo no iba tan bien.

—Pues me puse analizar que sería un monstruo sin sentimientos no permitir que un hijo este con su madre —se justificó.

—Si tú lo dices. —Se encoge de hombros, no quería discutir por algo tan trivial, aunque debería haberlo hecho—. Y ¿Obito?

—Aquí estoy mamá —decía mientras sacaba de su cuarto unas dos maletas algo pequeñas—¿Ya nos vamos a ir? —Le miraba con fingida duda.

—Por supuesto, pequeño —sonrío— ¿Quieres que te ayude con eso? —señalo las valijas.

—Si —acepto sin rodeos— ¿Te puede adelantar por favor? —pidió más que otra cosa.

—Sí, supongo que sí. —El menor le dio las maletas y esta se fue a donde su auto—.Supongo que tengo que despedirme —decía mientras le miraba nervioso.

—Solo es un hasta luego —trataba de sonar fuerte—. Te echare de menos.

—Yo también. —Le abrazo y al contrario del anterior esta era sincero—. Te quiero Madara —murmuró en una voz demasiado baja, cómo si confesará algo imperdonable y que, sin embargo logró escucharlo.

—Igual yo —dijo aunque con otra connotación que también entendió lo que le convenía.

—Entonces... —Tomó un respiro profundo—. Déjame darte algo de despedida. —Sin soltar su agarre se puso más cerca del mayor para después y si ninguna queja darle un beso en los labios. Corto y posiblemente inocente juntaba sus labios con los de su propio tío demostrando verdaderamente lo que sentía.

Cuando le soltó del mayor estaba en shock...sin duda no era algo de lo que estaba preparado.


—Nos vemos —le sonrió sin esperar algo, ya había hecho lo que quería y tenía a alguien esperando.


Lo único que pudo hacer fue ver aquel chico alejándose de él mientras su cerebro a penas se ponía analizar en qué problemas se había metido. Al parecer demasiados.



Continuara.

Venganza y justicia -MadaObiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora