Tal vez

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Se encerró en su oficina esperando que nadie lo hubiera visto, porque eso significaba que nadie la molestaría en las siguientes horas. Porque en esos momentos, conociendo bien su carácter ninguna persona se encontraría segura a su lado. Porque estaba cabreado y creía que en esos momentos estas solo era una buena condición para dejar de estarlo, tal vez si escribía algo le ayudaría a desahogar su rabia que sentía desde hace rato. Si, escribir sonaba una buena idea.

¿Estaba celoso? Reprochaba su mente de manera burlona y satírica a lo que el siempre respondía que no. Él nunca se había categorizado como una persona celosa, ya que tenía muchas confianzas en sí mismo... pero ¿Por qué se justificaba tanto si todo estaba claro que no era así? No se entendía.

En realidad, solo estaba enojado. Y aunque no quería admitirlo se sentía reemplazado. Dejado a un lado por dos mocosos de los cuales no tenía la más mínima confianza. Igual ¿Qué podía hacer? Podía haberlo detenido ¿con que pruebas podía retenerlo? No tenía nada.

Fue cuando se sentó en su gran y cómoda silla que soltó un suspiro. Miro al techo donde la luz blanca de la lámpara le dejaba un poco ciego. Cerró sus ojos y suspiro de nuevo. Esperaba que estuviera bien. Se acomodó y prendió la computadora que silenciosamente esperaba las ideas de su dueño. Realmente necesitaba hacerlo.



...



Se encontraba en la casa de Rin solo con ella puesto que Kakashi tuvo que retirarse por "otros asuntos". Cuando entro un aire de nostalgia le invadió. En ocasiones había ido ahí, compartiendo con su amiga entre buenos momentos como amargos. Igual no podría recordarlos así que no vale la pena mencionarlos. Mientras el observaba alrededor Rin le miraba a él un poco extrañada además de indecisa. Estaba sola con él y temía que podría echar a perder todo empezando mentir mal o peor aún; contar la verdad.


—Rin. —Le llamo el pelinegro llamando su atención de manera casi instantánea—. Te puedo decir algo que se quede entre los dos —dijo en un susurro como si el secreto comenzara ahora, sin notar con claridad el estado emocional de la chica

—¿Qué cosa? —preguntó confundida.

—Pues... —divagó pasando una mano por su nuca, sus dedos comenzaron a jugar con sus cabellos como si eso de alguna manera pudiera hacer reaccionar la mitad de su cerebro inútil—. Es sobre Kakashi, me es incómodo estar con él —dijo.

La chica parpadeo rápido ante la repentina confesión. No lo culpaba, en efecto, le parecía natural que sintiera era después de lo que había sucedido entre ellos dos. Posiblemente no lo recordaba de manera consciente, pero la parte inconsciente si y como método de defensa procuraba. Mandarle mensajes donde le indicaba que se alejara bueno, eso no podría manejar, pero lo demás sí. Ese pensamiento le trajo un escalofrió.

—¿Incomodo? —preguntó aparentando que no sabía a qué refería.


—Digo que... es como algo malo le rodeara —trataba de explicarse— ¿Cómo era conmigo? —preguntó, algo clave en su plan.

Bueno, era hora de mentir por comodidad. De alterar la verdad a niveles exorbitantes que presentía no creería. Se le olvidaba que aquel chico ahora podría creerle todo por su enfermedad y porque confiaba en ella.

—Eran amigos —empezó la tetra. Soltando esas sencillas palabras de manera tan fluida como el agua.

—¿Amigos? —repitió como si esa palabra no perteneciera a su vocabulario.

—Claro que lo eran, cuando empezaron la secundaria —siguió llevándole a la sala donde podría platicar con más comodidad— ¿Por qué lo dudas?

—Porque no recuerdo. —Se encogió de hombros sentándose en unos de los sillones—. Ni si quiera sé cómo paso eso —dijo haciendo referencia a su intento de suicidio.

—Algunos chicos se portaban mal contigo —comenzó a relatar mientras se sentaba a su lado.

—¿Hice algo para merecerlo? —preguntó.

—No, tú eres un buen chico y ellos, no tenían ninguna piedad contigo. Te ponía muy triste por eso. ...por eso tratamos de ayudarte —susurró lo último aunque de manera audible como para que le escuchara.

—¿Tú y Kakashi, no?

—Sí, nosotros —asintió de una manera un tanto exagerada como para ser sincera—. Aunque siento que no fue suficiente. —Bajo la mirada notando como sus manos apretaban su falda causándole unas pocas arrugas.

—No, no debes decir eso —hablo Obito llamando su atención—. Hicieron lo que pudieron y se los agradezco —sonrió leve provocando que la joven volviera a bajar la mirada con temor a que la culpa llegara.

—Aun así podríamos hacer algo y aquel día. —Mordía sus labios ligeramente. Tenía que hacer una coartada más o menos creíble tanto para ella como para Kakashi—. Ese día no pude ir a la escuela porque estuve enferma y Kakashi se fue temprano a ver cómo me encontraba. Tal vez no hubiera pasado nada si hubiéramos estado ahí.

—¿Qué paso ese día?- pregunto con una voz ausente. Tan poco apropiado de él que hizo que Rin le viera un rato e interrumpiera su historia. Ah cierto, que no lograba recordar nada.

—No lo sé. Tal vez nada —atinó a decir—. Algunas veces estabas muy deprimido. Creo que estabas así y te agredieron y solo tomaste esa decisión.

Obito se recargo en el sofá. Un dolor en su cabeza se hizo presente como en otras ocasiones, pero en esta vez no hubo imágenes ni nada por el estilo. Era un dolor irritante y ciego que no llegaba a comprender como lo demás. Paso un tiempo para que cediera y tomara como si nada hubiera sucedido. No quería preocuparla.

—Entonces fue por eso ¿no? —dijo alzando la vista—. Que tonto motivo para morir —murmuró.

—No digas eso —replicó Rin frunciendo ligeramente el ceño—. Pero bueno lo importante es que estas vivo y bien.

—Sí, creo que si —asintió lentamente.

Venganza y justicia -MadaObiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora