Uchiha Madara

1K 114 9
                                    



La lluvia caía mojando todo en medio de la noche. Un hombre observaba todo el espectáculo mientras encendía un cigarrillo. Hacia aproximadamente cinco minutos que su prima Mikoto le había llamado comunicándole que le había pasado a Obito excluyendo algunos detalles ya que cuando llegaba a estos rompía en llanto y le imposibilitaba el habla.

Un rastro de humo salía ¿Por qué tenía que ir allá? Estaba Mikoto y su esposo ¿para que fuera y por qué le exigieran que hiciera acoto de presencia? Él no quería y menos por ese mocoso.

Pero tenía que ir. Le debía muchas cosas a su prima y era lo menos que podía hacer. Además Obito...si tendría que ir aunque el hospital fuera el último lugar donde quisiera estar.

Sacó el cigarrillo de su boca y bruscamente lo tiró al suelo siendo impactado por su pie apagándolo. Suspiró frustrado mientras salía de su departamento (que por mucho que fuera un departamento este era muy lujoso) yéndose al dichoso Kingdom Hospital, bueno algún día tendría que verlo ¿no?

...

Los hospitales por naturaleza eran aterradores. Mucha gente sale bien pero no excelente o entraba para no salir o simplemente para no salir jamás, bueno si salía dentro de una caja de madera, obviamente no sin antes haber pasado por la morgue.

Mikoto lloraba desconsolada mientras veía a su esposo con el médico exigiendo respuestas que obviamente dicho medico tampoco tenía la más mínima idea de contestarle satisfactoriamente.

¿Cómo había llegado a esto? Bueno el doctor trato de explicarles ¿Por qué nunca se habían dado cuenta? Claro que se habían dado cuenta solo que no habían querido aceptar que para Obito eso era un martirio y que lo habían orillado a cometer suicidio ¿podían haberle ayudado? Obviamente que sí, solo que simplemente se hacían de los oídos sordos.

Pero no era eso lo único que angustiaba a la preocupaba mujer sufría además la decisión que había tomado Fogaku con respecto a su sobrino.

"nosotros hicimos lo que pudimos con ese muchacho. También tenemos dos hijos como para tener que cuidar a otro. Además es hora de que se encargue de él ¿no crees?

Una mueca se dibujó en su rostro mientras un dolor en su pecho porque sabía que por muy doloroso que fuera eso era cierto. Ellos no podían cuidarlo, habían fracasado como tutores imaginando un ambiente tranquilo aunque en realidad era lo contrario.

Hasta Itachi estaba consciente de esa situación y lo recordaba; recordaba como su hijo mayor le llegaba a reclamar por no creer lo que Obito decía cuando llegaba de la escuela cubierto de polvo con uno que otro raspón y decía que le habían lastimado. Pero no, no lo creía y pensaba que eran excusas. Bueno ahora ya sabía que no eran para nada excusas.

Pero eso había quedado en el pasado, dejando en su paso ningún peldaño donde empezar de nuevo.

Solo esperaba que Madara accediera.

...
Estar en el Kingdom Hospital le traía malos recuerdos: todos ellos con sangre y sufrimiento que pensaba había olvidado. Pero no solo estaban sepultados en su subconsciente y ahora volvía a la superficie atormentándolo. Demonios, tenía que dejar de pensar en eso y ver qué demonios le necesitaba Mikoto.

Salió del automóvil mientras veía con desgano el hospital. Esta se veía igual de blanco e imponente con esa aura de muerte que anunciaba la llegada de esta como un lastre sin fin. Metió las manos en los bolsillos del pantalón mientras entraba en el edificio.

La sala de espera estaba llena de gente y realmente era un trabajo arduo encontrar alguien ahí entre el montonero de gente que esperaba ser atendidos o esperaban ser atendidos.

Pensó que tardaría una eternidad en encontrar a Mikoto pero pese a todo pronóstico ahí estaba y la veía claramente.

"no me veas, simplemente no me veas" pensaba tratando vanamente mandar ese mensaje como un mandato telepático. Desgraciadamente esto de los mensajes por telepatía valía mierda porque simplemente no existían.

—Hola Madara—saludo cordialmente la mujer mientras intentaba poner su mejor cara muriendo en el intento.

La mujer parecía haber envejecido unos diez o veinte años en esas últimas horas y toda la belleza y glamur que siempre la caracterizaban se habían ido simplemente al carajo.

— ¿Cómo estas Mikoto?—preguntó algo preocupado por el estado de la mujer que solo se sorbía la nariz que en ese momento le había aparecido algo repugnante para alguien como ella.

—Bien, en lo que cabe— respondió mientras se encogía de hombros- dicen que estará en emergencias y que lo subirán a piso ya cuando este más estable- informó con voz monótona como la de una contestadora telefónica.

— ¿Y por qué trato de suicidarse? — continuo con el interrogatorio. Bueno él sabía mucho de suicidios -a veces se consideraba tal vez en una irónica broma un experto en la muerte inducida sin atentar jamás con la suya- y por tal motivo conocía que una persona podría suicidarse por dos cuestiones: o era por un caso que si le das muchas vueltas solo da como solución la muerte o algo sin relevancia alguna.

Realmente esperaba que Mikoto digiera lo segundo. Pero francamente por la expresión que había tomado la azabache sabía que era lo primero por lo que se puso nervioso; lo bueno es que lo sabía esconder muy bien.

—Bueno, el doctor nos informó que se había percatado de algo, que pudo haber influido a que se intentara suicidar— dijo quedamente y ora vez cayó en llanto mientras el mayor le veía con lastima...y algo de impaciencia.

— ¿Y?— preguntó con aire de que continuara con el relato.

—Pues, que unas pocas horas antes...él había sido víctima de abuso sexual—dijo en un susurro, como si fuera un secreto, si un gran, horrible y grotesco secreto.

...



Ya era cerca de las tres de la mañana y él estaba hecho un ovillo en una de las sillas del hospital. Le había insistido a Mikoto que se quedaría la noche en el hospital a cuidar a Obito y está a pesar de negarse al principio por fin había accedido a regañadientes para irse as u casa.

Todo eso le recordaba cuando solo era un chaval de 20 años y sentía que el mundo se le venía encima y ahora se sentía extrañamente similar la situación, solo que era más grande y veía al mundo desde otra perspectiva.

Soltó un bostezo; realmente era cansado y sabía que no valía la pena ponerse cómodo y menos en la madrugada en un hospital y en emergencias.

Caminaba distraídamente cuando la puerta que se usaba para que entraran solo los familiares se abría percatándose que medico estaba en turno ahí. Y él conocía al pelirrojo. Y en menos de lo que canta un gallo ya se encontraba al frente del doctor que solo lo veía perplejo.

— ¿Madara? ¿Qué haces aquí?—preguntó mientras miraba al azabache como quien mira algo muevo y extraño- es por Obito ¿cierto?

—No, como vez vine a visitarte— comento sarcásticamente provocando que Nagato soltara un bufido molesto.

—Ni en este tipo de situaciones dejas tu sarcasmo ¿verdad?— dijo mientras lo veía con resignación— ¿Qué quieres?

—Quiero verlo— dijo con simpleza Madara.

—Lo siento no tienes permiso—dijo en modo serio tratando de cerrar la puerta blanca con la mano pero el azabache lo detuvo.

—Vamos Nagato, tu eres el único que puede darme acceso- dijo mientras el pelirrojo lo viera con enojo- solo quiero verlo.

—Claro y también desconectarlo del respirador ¿no?—comentó sarcástico—por lo que vi jamás te preocupaste de él ¿crees que creo en ti?

—Uh, ahora tu eres el sarcástico—sonrió sarcásticamente—solo quiero verlo además es mi sobrino ¿no?— trato de negociar.

—Mmm...no—dijo tratando de cerrar nuevamente la puerta pero otra vez no podía hacerlo- por dios, que no entiendes que no pases.

— ¿Sucede algo, doctor?— preguntó una enfermera al ver que no terminaba la situación.

Y Nagato al ver la cara de Madara como que tramaba algo no le convenía par nada si se metía la enfermera porque si no Madara le echaría un rollo donde él se vería como el victimario, oh si no le convenía.

—No, nada solo que va a ver al paciente de la cama 115—informó a la enfermera que solo había asentido y se dirigía a Madara— yo lo llevo señor— se ofreció la joven mientras este trataba de aguantarse esa sonrisa de superioridad.


Y después de pasar por una serie de pasillos de paredes falsas -que le hacía pensar que estaba en un laberinto en lugar del hospital-por fin llegaron a la "cama" 115.

Quizá para muchas personas ver al chico así se desmayaría o le daría asco con ganas de vomitar. Pero Madara no hizo ninguna de las dos cosas. Miró al chico que yacía inconsciente en la cama y una tristeza lo invadió al instante.

"Qué bueno que no estás aquí para ver como esta...para oír porque esta así; pero quizás si tu hubieras estado aquí esto no hubiera pasado ¿verdad, Izuna?"

Continuara.

Hola ¿Cómo están? Espero que muy bien. Antes que nada, quiero pedir una disculpa, realmente no esperaba que esta historia tuviera siquiera un voto XD y realmente sus comentarios me animan demasiado a seguir esta historia, editándola para ustedes para que se vea mejor. Nos vemos

Venganza y justicia -MadaObiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora