Contradicciones

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En estos precisos momentos estaba que podría cometer un terrible homicidio violento y sin pudor aquel que lo molestara. Estaba tan cansado y estresado que eso rompería la barrera de su poca cordura que quedaba en su cabeza.

—¡Hola Madara! —Miró con fastidio al castaño que llegaba a su oficina—. Hace un día lindo ¿no te parece?


—¿Lindo? —repetía mirándole con rabia—. Es horrible, esta nublado ¿Qué clase de enfermo mental eres? —preguntó más que cabreado.

—No es para que te pongas así. —Se deprimida repentinamente—.Sólo quería iniciar un tema de conversación —decía con ese tono triste y decaído.


—Y tú que te deprimas —soltó un suspiro mirando ese extraño comportamiento de su amigo—. Es que últimamente no he podido dormir bien.


—Pues qué raro —reflexionó Hashirama volviendo a estar bien— ¿Hace cuánto se mudó tu sobrino?


—Hace un mes —contesto. Y he ahí el problema; se suponía que ese problema era debido a las constantes pesadillas de ese chico que le hacía despertar por las mañanas. Ahora que él no estaba igualmente se despertaba en las madrugadas y después no podía conciliar el sueño- tal vez es solo la costumbre – decía.

—Pues deberías cortar con ese costumbre, te estas acabando —suspiró—. Por cierto ¿ya tienes el capítulo? —preguntó con cierta ansiedad. Él como editor tenía que ver que entregara el mismo día de entrega. Y ahora que veía que su amigo no estaba teniendo un buen día, esa pregunta no era muy buena ahora.


—No...todavía no, solo me faltan unos cuantos. —Se sentía frustrado por eso—Es cansado escribir aquí. Extrañaba su casa, la oficina le hacía sentir asfixiado.

—Lo siento, pero ya vez las nuevas políticas de la empresa.

—Maldita Konan como quisiera meterle esas políticas por el.....

—¿Por dónde Madara? —Miraba interesada aquella mujer de mirada fría.

—Nada que te interese —soltó, por más que le quería decir lo que realmente hubiera dicho prefería guardárselo; ese empleo todavía le importaba—. Y ¿Por qué motivo se debe tu gran visita "jefa"? —preguntó resaltando con sarcasmo la última pregunta.

—Alguien quería verte —decía y en ese momento aparece aquel chico que le sonriera como le última vez que le vio.

—Hola tío-—saludaba con su mano.

—Yo tengo muchas cosas que hacer —excusó de forma apresurada Konan—Ya sabes dónde está mi oficina así que nos vemos ahí Obito. —Le acaricia un poco la cabeza revolviendo sus cabellos antes de irse.

—Bueno Madara —comenzó Hashirama—. Creo que hago un mal tercio así que vendré más tarde a ver cómo vas —dijo también yéndose y dejándoles solo.


—¿No me vas saludar tío? —preguntó totalmente franco mientras cerraba la puerta de aquel cuarto del mayor dejándoles en completa privacidad.

—Hola —dijo cortante— ¿Qué haces aquí?

—Quería verte —dijo sintiéndose un poco dolido por la actitud que tenía Madara hacía con el— ¿Cómo has estado?


—Como siempre —decía con esa mismo tono de voz—. Y ¿tú?

—Algo aburrido —confesó—. Casi siempre estoy solo en casa, a veces viene Rin a la casa, pero no es mucho tiempo y no puedo dormir bien- mintió en lo último. Casi no dormía por miedo a soñar eso que le atormentaba.

—¿Así que vez a esa chica, no? —No le agradaba eso.

—Tú nunca quisiste que la viera por lo menos eso es un punto a favor —señalo—.Aunque te extraño.

—Qué extraño...—Lo decía como si no fuera tan grande la situación.

—¿Cómo? —preguntó confundido mientras se acercaba más hacia el— ¿Crees que no lo hacía?

—Pues no te he visto en un mes, hasta pensaba que a quien engañabas era a mí —dijo.

—Eso no es cierto —reprochó—. Por cierto....no me has dicho de lo que paso cuando me fui.

—No sé de qué estás hablando —decía haciendo como si tuviera amnesia.

—Tú sabes de que estoy hablando —le reclamaba poniéndose enfrente de el— ¿Por qué no me quieres decir que sientes al respecto?

Suspiro. Pensaba que como toda la mayoría de las cosas eso sería olvidado. Pero no, ahí el niño si podía recordar perfectamente.

—Mira...creo que todo es un malentendido —empezó a dar su argumento lógico—. Lo nuestro, no puede pasar de este modo.

-¿Por qué no?- le miraba confundido- yo te quiero y tú me quieres ¿eso basta, no?}

—Primero los dos somos hombres, eres menor de edad y soy tu tío... eso está demasiado mal...no está bien visto —le explicaba pero por la manera en la que le veía el menor parecía que no captaba muy bien el mensaje.

—Sigo sin verle lo malo —decía tratando de abrazarle más lo esquivaba- no es justo.

—La vida es injusta.

—Eso significa que a ti te gusta —concluyó Obito—. Pero por otras personas lo ves mal —señalaba.

—Sólo digo que nos traería muchos problemas.

—Pero nadie debe saberlo...si lo mantenemos en secreto puede funcionar —decía.

—Eres demasiado joven para esas cosas.

—Si tú lo dices —suspiró con resignación—. Será mejor que me vaya, no te quitare el tiempo- decía mientras se dirigía a la salida. No tenía sentido hablar si no le escuchaba.

—No, espera —decía mientras le tomaba del brazo haciéndole girar.


No hubo palabras o si quiera algún gesto previo antes de que sus labios se unieran, solo ocurrió. Pero a diferencia del anterior esta fue más consciente, demandante y apasionado. Las manos de Madara se aferraban a la cintura de su sobrino juntándole hacia así mientras esta jugaba con sus largos cabellos. Jugaban entre ellos y disfrutaban su mutua cercanía. Pero como todo lo bueno en esta vida no duro. Se separaron.


—Será nuestro secreto —decía Madara sintiéndose más contrariado que antes.

—Claro —asintió de acuerdo con el pacto mientras le besaba la mejilla ilusionado—. Ya me tengo que ir con mi madre —decía soltándose del agarre.

—Nos vemos.

Esta vez Obito no dijo nada y salió del lugar y momento después entro Hashirama.

—¿Qué paso?

—Ahora, nada que pueda explicar —decía sintiendo que el mundo, su mundo estaba eco un lio y no solo eso. Si no que sentía que esto solo era el principio.


Continuara.

Venganza y justicia -MadaObiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora