Prólogo

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Sus manos descendieron por mis piernas, pero volvió a subir con sus demoledores dedos acariciando cada centímetro que tenia a su paso y juraría por Dios que no podía respirar. Necesitaba respirar.

—Sean... Alto.

—Ambos sabemos que no quieres eso —murmuro sobre la piel sensible de mi sexo. Me retorcí contra el lavabo su boca —. Pero repite lo, dime que me detenga.

Quería abofetearle y maldecirle como nunca había hecho en mi vida. Parecía una hormiga a su lado, una pequeña he inofensiva hormiguita.

—Sean...

—Dime, Cloé.

Me estaba torturando. Podía escuchar la voz de mi madre retumbando en mi cabeza que era pecado lo que Sean hacia con su boca en mi intimidad y que la manera tan apasionada, como lo haría él, era pecadora y horrorosa.
Me pierdo de nuevo, derritiendo me en esos ojos bicolores y como su boca me da esa sensación que me hace bullir. Entierro la mano en su sedoso cabello castaño y chillo con fuerza al sentir un pequeño tirón. Su ronca risa me hace abrir los ojos de par a par, su divertida mirada es tan intensa que me hace temblar aun más y me obligo a mi misma a luchar contra lo que Sean provoca en mi.

—Eres tan...hermosa...—murmura con esa sonrisa juguetona en sus labios y se acerca tanto que roza su nariz con la mía. Sus ojos se ven de un intenso gris azulado a esta distancia—. ¿Como me pides que me detenga cuando tu cuerpo y ojos me dan otra historia?

Estaba aterrada. Encerrada en el baño con él temerosa de lo que pudiéramos hacer aquí dentro. Cada vez que trataba de moverme para ir a la puerta él me detenía. Tenía un control horrorizan te sobre mi cada que me tocaba y miraba.

—Déjame ir, por favor —le ruego y se queda serio por unos momentos.

Mi respiración se va de nuevo en la espera de su respuesta. Me remuevo inquieta contra su cuerpo y la pared.

—Solo quiero probar una cosa.

Me quedo petrificada cuando sus manos toman con gentileza mi cuello, sus pulgares elevan mi cara y sin mas me besa. Me besa de esa forma que tienta a pecar, que me lleva en contra de todo lo que me han inculcado y me hace ronronear como un pequeño gatito contra sus labios.

Estaba aterrada del resultado que nos llevaría esto. El resultado que me llevaría su locura. Sabía a la perfección que no podía esperar nada bueno en cada arranque de celos y enojo que tenia cada que alguien se me acercara.

¿Esta bien que Sean sea mi oscura tentación?

Sin Reservas (#2 R.P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora