Capítulo 6.1.- Rowling

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Tengo el nivel de ansiedad elevado, mis manos ya tiemblan y mis piernas no son capaces de mantenerme en pie.

—¿Necesitas algo, Cloé?

Niego declinando la pregunta de Xavier. 

Lo he visto extraño con su uniforme de jugador, él es el numero veintisiete...y Sean el catorce. Ambos hermanos, Xavier y Xander, estaban conmigo esperando fuera de la oficina mientras arreglaban los papeles de matrimonio. El nerviosismo me provoca náuseas y me mantengo aun sentada luego de haber llegado hace más de media hora. Hay dos amigos de Sean, Asher y Joshep, uno es de Brasil y otro de Belice; ambos jugadores son tan grandes y corpulentos como Sean y Xavier, Dakota los nombra: Puro músculo.

—¿Cuantos años tienes? —le pregunto a Joshep.

—La misma edad que Xavier,  treinta —responde amable y me tiende un vaso con agua. No se lo niego—. Lo creas o no, pero tengo una esposa con un hijo en camino.

—Felicidades.

Todos hablan, menos yo. Respiro hondo y apoyo mi cabeza contra la pared esperando. Cloé Rozen... No, sería Cloé Rowling en cuanto firmara la hoja. Se me encoge el estómago al recordar todo lo de ayer.

—Cloé.

Me levanto con las piernas temblando y acepto el brazo que me da Xander. Con cada paso que damos el sonido de mis zapatos contra el piso me hace estremecer y es cuando mas anhelo volver a estar entre las sábanas para esconderme del mundo. Sean me ocultaba de todo menos de mi realidad mientras dormíamos. El sonrojo vuelve con más fuerza.

—Oye —me sacude de forma leve y parpadeo rápidamente–. Tranquila, él y tu estarán bien apenas termine esto.

Era falso. 

Sean volvería a su rutina y yo tendría que luchar conmigo misma contra lo que me susurra mi mente al estar sola y desesperada. Me asusta volver a estar sola. Necesito de mi hermana.

Entramos en la estancia, en silencio y tomo mi tiempo para observar todo a mi paso. No hay nada llamativo, pocos muebles y el aire acondicionado es más fuerte que el clima de fuera. Cuando salimos de la casa el cielo amenazaba con soltar un huracán. Quería terminar esto ya, no quiero ver a mis padres por un tiempo y tengo urgencia por quitarme todo para tomar una larga ducha en el baño de Sean. Niego. Debo de ser fuerte, comenzar a serlo, es mi deber sacarlo de las redes de mi familia y evitar que vaya a prisión. No puedo dejar que ocurra eso.

—La robo por un momento.

Sin tiempo a reaccionar me saca fuera de la sala, me arrastra hasta los baños y nos encierra dentro de un cubículo. Estoy aturdida por la rapidez y desorientada al darme cuenta poco a poco donde nos metió. Abro los ojos con horror.

—¡Me has metido al baño de hom...!

Se abalanza contra mi y me toma por las piernas mientras yo grito de la sorpresa. ¿Pero que hace? Tira de mi cuerpo hasta hacer que mi pecho quede pegado a la pared y me retuerzo. No, no, no, no otra vez. Lucho contra él con todas mis fuerza, no dejare que abuse de mi de nuevo o que me pegue.

—¡Soy yo, maldita sea!

Me detengo de forma brusca. 

Su nombre sale en un murmullo de mis labios y de nuevo lucho contra su fuerza. La violencia de sus actos... Me gira de nuevo y me toma fuera de mi al besarme con desespero. Pongo resistencia, aunque sea inútil, pero su ataque me da un amargo saber en la boca de terror y mi estómago se revuelve. Sean me levanta y me da una orden que obedezco sin pensarlo. Rodeo su cadera con mis piernas y con mis manos a cada lado de mi cabeza lo miro preocupada, asustada y sorprendida. ¿Que pretende?

Sin Reservas (#2 R.P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora