Sin Reservas (#2 R.P)

Capítulo 9.- El arte de tus ojos

Lamento los errores!  Lo he escritor hace poco!

—Forever...

Desde el sofá lo miro cantar mientras prepara el café.

—Fifty shades...

Sábado.

Sean ha llamado al curso de arte del que me habló Hammer y que también es una escuela, comenzaré con las clases el lunes a partir de las ocho hasta las dos de la tarde. Le he visto enojarse, reírse y ponerse serio en la última hora después de terminar la llamada. Me sonríe, luego me mira con seriedad y vuelve a sonreír.

—Listo.

Me levanto y le sigo. Ayer no me mostró aquello que deseaba enseñarme y hoy, a las diez de la mañana, ha decidido hacerlo. Lo veo mas tranquilo después de a ver tomado sus pastillas, me pierde por completo verlo cambiar de humor y luego continuar como si nada. Pero con cada piso al que subimos solo descubro que Sean es más especial de lo que creía.

—Está en el último piso, espero que te guste tanto como a mi —dice sobre su hombro.

—Si.

Él no es el tipo de bipolar del que estuve leyendo en uno de los libros que tiene en el tercer piso, es mas calmado por momentos, energético por otros y siempre ha sido normal, creo, conmigo. Es bipolar, pero no tiene un punto de locura tan grande como el que yo pensaba. Tonta.

—Llegamos.

Miro por su costado y sorprendida lo sigo.

Nunca había subido las escaleras en forma de caracol porque...porque me daba miedo de que me regalará o creía que estaba prohibido. Pero siempre estoy equivocada. La puerta de cristal se cierra tras nosotros y observo mi al rededor gustosa por ver tantos colores y oler el dulce aroma de las plantas.

—Bienvenida al invernadero Uno.

Camino hasta donde están unos larguísimos girasoles y con curiosidad acerco mi mano a una flor extraña.

—Es un tulipán. Sus pétalos se abren hacia fuera y terminan en picos, muchos no la conocen o confunden —toca mi hombro y hace que mire detrás de esta—. Esos son los famosos tulipanes holandeses.

—¿Como lo has hecho?

Leí un libro hace mucho tiempo sobre su crecimiento. El cuidar de esta flor es muy delicado.

—Con mucho esfuerzo y dedicación.

—¿En verdad has plantado tu todo?

—Si, me mude aquí hace cerca de cuatro años y han crecido bastante, solo los pequeños árboles son los que he comprado.

—Todo es hermoso.

—Lo es.

Tomo con cuidado el pétalo de una rosa blanca.

—Comenzaras en enero con las clases.

—¿No era el lunes? —lo miro confundida y me da la espalda para regar una planta.

—No, me han dicho que así sería mejor y pienso que es así. Tus padres quieren que pasemos las navidades con ellos.

—No.

—Cloé, nunca te llevaría a ese infierno de nuevo.

—Gracias —murmuro y camino por el lugar.

No quiero volver allí. Las navidades son tristes con ellos.

—¿Crees que tener miedo es malo? —pregunta de repente y lo miro sin entender—. Si, sobre si el miedo es natural o no.

—Supongo que si.