Capítulo 10.- Sonrias Inesperadas

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Hay cosas que me gustaría cambiar sobre mi misma. Sé que soy ingenua, torpe y tímida; sería mejor si mi personalidad fuese parecida a la de Hammer, un poco de seriedad y siempre con su sonrisa, o como Dakota. Me encantaría ser como mi hermana mayor, siempre quise ser como ella y no importa cuantas veces lo desee, jamás ocurrirá.

—¿Cariño?

Abro los ojos y miro los de él.

—¿Estas bien?

—Si —respondo—. Solo me he mareado un poco.

—Cloé me he tomado la libertad de darte ciertos medicamentos.

Miro a Xan y estoy un poco sorprendida que me mire apenado. Sean le agradece y yo miro de reojo como Xav discute con mi hermana o eso creo, Dakota parece estar riendo.

—¿Así que cuantos años tienes? —le pregunta Sofía a mi hermana.

—Cumplí veintidós.

—Vaya, mis hermanos tienen treinta.

—Me gustan los viejos de todos modos —dice mirando a Xav con las cejas elevadas. Nos mira a Sean y a mi—. Por cierto, cuñado, ¿ya has remojado la brocha con mi hermana?

¿Remojado la brocha? ¿A que se refiere? Miro a Sean para que me explique y lo encuentro sonrojado. Rojo. Los demás se ríen, menos Sofía, Sean y yo.

—¿Que les parece si pasamos a comer ya?

Sofía sigue preguntando cosas a mi hermana, Xav y Xan se han enfrascado en una conversación, y decido ir a ayudar con la comida.
Saco platos de la alacena, cubiertos de los cajones y vasos de vidrio. Voy pasándole un plato a Sean para que sirva la comida que se ve deliciosa, tres platos en total para cada uno y apresuradamente dejo los primeros en la mesa para poder acomodar los demás en la barra y mesa. Paella valenciana, tortilla de patata para tomar una porción quien desee, Menestra de verduras y Bonito con tomate. Dormí toda la tarde, así que no he comido y mi estómago súplica.

Sean se me acerca por detrás y me estremece su aliento sobre mi oído.

—Te ves hermosa, cada vez más.

—Gra-gracias.

—Ve y come ya, en un momento yo iré.

Limpio mis manos y camino hasta la mesa. Miro a mi hermana antes de sentarse. Dakota le está diciendo algo al oído a Xavier y él parece sorprendido y molesto. Aparto la silla y me siento en ella.

—Oh, esto se ve maravilloso —murmura Sofía a mi lado–. Ya sé porque Gideon alaba mucho a Sean sobre su comida. ¡Esto huele bien!

—¿Cloé, te gusta estar aquí?

Xan me estudia y asiento. ¿Por qué me ha preguntado eso?

—Si, me gusta. Sean es bueno conmigo.

—Me alegro que sea así.

—Angelito ¿qué es esto? —me pregunta Dakota señalando con un cubierto la comida.

—Es un platillo español —responde Xav—. No me extraña que no lo conozcas dado que te la pasas siempre en bares.

—Vaya, después de todo si me persigues.

Miro a Sean que se a sentado en la mesa furioso. ¿Que ha sucedido? Cuando levanta la mirada, al mirarme a mi, su gesto se suaviza un poquito. Xav se da cuenta de lo que ocurre y sin que nadie más se de cuenta mueve sus labios un par de veces hasta que entiendo. No le hables. ¿Ha tomado sus pastillas? Muerdo mi labio y me mantengo solo en silencio cuando no me preguntan algo. Todo transcurre, Sean sigue enojado, los demás están gustosos por la comida y hablan sobre diversas cosas; sigo callada tanto como él.

Sin Reservas (#2 R.P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora