16, parte 1

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—Así que Randall, ¿hm?

Dahlia se llevó una galleta mojada en leche a la boca, dejó el termo entre sus piernas, sentada a lo indio, y miró a Rick.

—¿Y que pensáis hacer con él?

—Lo llevaremos a algún sitio lejos, en alguna carretera, y lo dejaremos allí.

Habían pasado dos días, casi volando. Parecía que el tiempo pasaba más rápido en la granja, donde casi siempre había algo que hacer.

—¿Y si nos encuentra, o a su grupo? ¿Y si los trae hasta aquí?

—Irá vendado, no sabrá por donde volver —dijo el ojiazul.

Él y Dahlia estaban sentados fuera, cerca de la valla, en el camino. Las hierbas altas los rodeaban, y las piedrecillas del suelo se les clavaban en las piernas, pero el sol acababa de salir, y el aire fresco de la mañana olía a lluvia del día anterior.

—Hershel tiene una maquina de ecografías —espetó Dahlia—. Shane y yo ya hemos visto al bebé, ayer por la noche.

Rick la miró, sonriendo un poco, y puso una mano en su barriga.

—¿Te ha traído Glenn las vitaminas? —Dahlia asintió.

—También ha traído una caja de chupetes de la farmacia, y Daryl un par de peluches. Y mira —murmuró, y metió la mano en el bolsillo de sus vaqueros. Sacó una hoja de papel doblada en cuatro, y la abrió—. Carl me lo dio ayer, cuando fui a darle las buenas noches a la tienda.

El hombre cogió el papel intrigado, y al desdoblarlo descubrió un dibujo. En el estaban Dahlia con un bebé en brazos, Carl, Rick y Shane. También estaba la granja, y había gente en las ventanas, a lo lejos. Y al lado de la casa había lápidas. En la parte de arriba ponía "Mi nueva familia, de Carl para Mamá".

—¿No es tierno? —se rió Dahlia.

—Ha dibujado a Shane.

—¿Y qué?

—Que por orden estáis tú y el bebé, Carl, Shane, y yo —murmuró Rick, mirando el dibujo, ofendido.

Dahlia se volvió a reir, y dio un trago al termo.

—Es un niño, Rick, no lo ha hecho a propósito. Mira, este de la ventana es Daryl —se rió—, esas lineas de encima de su cabeza son porque no se ducha.

Rick soltó una carcajada, bebiendo del termo, y se levanto. Se limpió las piedras de los pantalones, y extendió la mano hacia Dahlia para ayudarla a levantarse.

—No te preocupes por el dibujo... Carl te quiere mucho, sabes que es cierto.

—Ya... Tengo que ir a ver a Randall, aun tenemos que pensar en que hacer.

Se giró para irse, pero Dahlia le agarró el brazo.

—Rick.

—¿Hm?

—Si tenéis... Si tienes que matarle, si eso es lo que tienes que hacer, yo no voy a juzgarte. Haz lo que debas para proteger al grupo, sabes que te apoyaré.

Rick sonrió ante las palabras de Dahlia, y asintió.

—¡Preciosa! —se oyó de lejos. Daryl levantaba un par de bidones vacíos en sus manos—. ¿No querías trabajo? Aquí lo tienes.

To write love in Dahlia's arms [PAUSED]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora