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Su corazón latía a cuatro mil por hora, dando tumbos, haciendo que todo su cuerpo se estremeciera a su velocidad. No quiso bajar del coche, no quiso moverse de allí.

Su destino, su futuro, todo dependía de lo que pasara en aquellos siguientes tres minutos. Su plaza en la universidad, con Sam, con el orgullo de ser la primera en su familia, dependían de la nota de aquel examen. Una nota que no quería saber.

Le costaba respirar, y fuera lo que fuera que pasara, cambiaría su vida por completo, de un modo u otro.

—Señor, señor si de verdad estás ahí, no me hagas esto —murmuró, con la mirada clavada en la puerta del edificio.

Por la ventana del despacho, vio como los profesores se levantaban. Toda su vida estaba a punto de cambiar, y deseó nunca jamas tener que sentir aquella sensación de vilo y terror.

Nadie habló durante un minuto entero. Por el rostro de Dahlia rodaban lágrimas que le mojaban el cuello y la ropa, y todos los presentes salvo Arizona y Hershel se quedaron en shock. Desde la puerta, Carl corrió hacia su padre, asustado por los golpes y gritos, sin entender lo que pasaba.

—D-di algo... —murmuró la morena, con los ojos aguados clavados Shane. Este no respondió—. ¡Por amor de dios, di algo!

El silencio siguió en el aire, y Dahlia lo miró dolida, tapándose la boca. Lo apartó como pudo, y caminando hasta el porche, abrió la puerta de casa. Justo cuando iba a entrar, sintió como alguien la agarraba de la muñeca, y lo siguiente que oyó fueron las rodillas de Shane golpear el suelo.

—¿D...

—¡OH DIOS MIO SE VA A PONER COMO UN TONEL! —gritó Glenn interrumpiéndolo, y él y Arizona empezaron a dar saltos.

—¡BALLENA A LA VISTAAAAAA! —chillaron a coro.

Todos se giraron a mirarlos, y los dos se quedaron quietos, siendo agarrados por Carol, que tiró de ellos hacia atrás.

—Perdón —murmuraron.

Dahlia soltó una risa apenada, y miró al hombre con lagrimas en los ojos.

—¿Dde verddad? —la morena asintió, dejando caer dos lágrimas—. ¿Y-y es... Mio?

—S-sí... —susurró casi sin voz—. L-lo sient-to t-tanto... N-no p-pensé q-que...

Él le agarró las manos. Se levantó sin decir nada, y se giró despacio hacia los demás, observando sus rostros.

Dahlia soltó un suspiro a la vez que Sam corría hacia ella y la cogía en brazos.

—¡Voy a ser tío, voy a ser tío! —gritaba dándole vueltas a Dahlia.

Arizona y Glenn se miraron, asintieron, y cogieron aire.

—¡DAHLIA TIENE A UN BEBÉ EN EL COÑOOOOOOOO!

Carol los regañó de nuevo, y Daryl suspiró. Dahlia se bajó de los brazos de Sam, mareada, y Arizona se acercó a sujetarle el pelo, mientras la morena vomitaba en un arbusto.

—Santo dios, Dahlia... —dijo Rick acercándose—. Qué alguien la lleve a la cama, llevadle un cubo.

Ella le sonrió débilmente, incorporándose, y Shane la cargó en brazos.

—Lo mejor es que des... —volvió a hablar Rick.

—Creo que se lo que tengo que hacer —lo interrumpió Shane—, gracias.

To write love in Dahlia's arms [PAUSED]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora