5

121 6 9
                                    

Sam y Dahlia caminaban despacio, tratando de hacer el menos ruido al caminar sobre las hojas secas.

—¿Estás seguro de que no fue solo una imaginación tuya, Sam? Son las tres de la mañana, y mañana tenemos uni...

—Déjate de uni y de esas tonterías, te juro que he visto un zombie.

Dahlia se rió en voz baja, rodando los ojos, y agarrándose al brazo de su amigo.

—Estoy cansada... Llévame... —se burló ella, y tiró de él—. Sam, ¿por qué no llamaste a Ethan..? Él es al que le interesan estas cosas...

—Se lo dije, pero me colgó.

—Oh, ¿por qué sería, Sammy? Oye, si te han dado algo en la residencia que se metía en una cachimba, mejor nos vamos a casa, estás fumado.

Sam rodó los ojos suspirando, y le agarró la muñeca con cuidado.

—Voy a demostrarte que he visto un zombie, ya verás.

Unos metros más allá, el ambiente se llenó de gruñidos. Olía a podrido, y Dahlia se quedó parada.

—No te pares ahora... Vamos...

—Sam esto no pinta bien, por favor volvamos a casa...

—No. Tienes que verlo, ¿vale? Sólo miralo y nos iremos.

Ella suspiró, agarrándose mas fuerte a Sam, y se adentraron mas en el ruido, sintiéndose completamente sobrecogidos por el miedo y la tensión.

Se acercaron a unods matorrales, y desde detras de ellos, Dahlia observó lo que acabaria siendo el inicio de algo enorme. Un cuerpo medio comido, con piel colgando y huesos al aire devoraba sin piedad a una mujer. Sam dio un paso mas, y entonces un foco le deslumbró.

—¡Ey, vosotros! —gritó un hombre. Llevaba uniforme y placa de policia—. ¡No os movais!

Sam ignoró lo que el hombre decía, y dio un paso atrás, con Dahlia a su lado.

El agente se quedó mirando a aquella cosa, y sin dudarlo se acercó a ella.

—¿Señor, se encuentra bien? —el ser seguía comiendo—. ¿Señor...?

El agente dio un último paso, y la cosa se separó del cadáver ya en los huesos de cuello a cadera, y se abalanzó sobre el policia.

—Dahls vámonos —susurró Sam, y se giró—. Rápido, vamos.

Dahlia estaba en shock, y Sam puso una mano en su hombro para girarla, y la agarró de la mano tirando de ella lejos. Lo último que oyeron antes de encerrarse en casa fue el gritó de aquel hombre pidiendo ayuda.

Dio un bote en su sitio, y sintió qur el coche estaba parado. Miró a los lados, y Dahlia se encontró completamente sola.

Abrió la puerta del vehículo, y con cuidado y cogiendo su arco, bajó. Tampoco había nadie en la caravana, y ls moto estaba apoyada en ella.

To write love in Dahlia's arms [PAUSED]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora