Capítulo 9 - La Moneda y La Goma

546 12 0
                                    

De esto quiero hablarte, Harry, de la verdad sobre esta moneda. Mírala. ¿De dónde es? ¿Qué primer ministro, qué rey es ese? En algún lugar del mundo la consideran dinero, pero no fue así aquel día después del instituto en Cheese Parlor.

Habíamos acordado, con más debate y diplomacia que en esa miniserie de siete horas de Nigel Krath sobre el cardenal Richelieu, que tomaríamos una cena temprana o un bocadillo después del café y el entrenamiento o como quieras llamarlo, al atardecer, cuando se suponía que debías estar en casa pero estabas comiendo waffles con queso y una sopa de tomate aguada e hirviendo en terreno neutral. Estaban cansados de no coincidir contigo, aunque lo cierto es que no se había presentado ninguna ocasión. Todos pensaban, Zayn y Lauren, Liam no porque no tenía ninguna opinión al respecto, que te estaba escondiendo. ¿O era que me avergonzaba de mis amigos? ¿Era eso? Alegué que tenías entrenamiento y ellos contestaron que eso no era excusa, yo dije que por supuesto que lo era y luego Lauren añadió que tal vez si no te invitáramos, como en la fiesta de Liam, quizás entonces aparecerías. Así que dije está bien, está bien, está bien, está bien, cállense, de acuerdo, el martes después del entrenamiento, después del café en Federico’s, vayamos a Cheese Parlor, que tiene una ubicación céntrica y a todos nos disgusta por igual, y luego te lo pregunté a ti y respondiste que claro, que sonaba bien. Me senté en una mesa con bancos corridos junto a ellos y esperamos. Los bancos se combaron y los manteles individuales nos invitaron a hacernos preguntas sobre quesos unos a otros.

—Oye, _______, verdadero o falso, ¿el queso parmesano se inventó en 1987?

Me saqué de la boca el dedo que estaba mordisqueándome y le propiné un fuerte golpe a Zayn.

—Van a ser amables con él, ¿verdad?

—Nosotros siempre somos amables.

—No, nunca lo son —exclamé— y por eso los quiero, algunas veces, la mayoría, pero hoy no.

—Si va a ser lo que quiera que vaya a ser —dijo Lauren—, entonces debería conocernos como Dios supuestamente nos creó, en nuestro medio natural, con nuestra habitual…

—Nosotros nunca venimos aquí —corrigió Liam.

—Ya discutimos eso —le recordé.

Lauren suspiró.

—A lo que me refiero es que si vamos a salir todos juntos…

—¿Salir juntos?

—Tal vez no lo hagamos —continuó Zayn—. Tal vez no sea así. Tal vez nos veamos únicamente en la boda, o…

—Bueno ya.

—¿No tiene una hermana? —preguntó Lauren—. ¡Imagínanos a las dos vestidas igual para el cortejo nupcial! ¡En color ciruela!

—Sabía que sería así. Debería avisarle de que no venga.

—Tal vez esté asustado de nosotros y no se presente —dijo Zayn.

—Sí —exclamó Lauren—, y tal vez no quería el teléfono de _______ y tal vez no iba a llamarla y tal vez no sean realmente…

Dejé caer la cabeza sobre la mesa y parpadeé, fija en una fotografía de queso brie.

—No mires ahora —susurró Liam—, pero hay una bola de sudor junto a la entrada.

Es cierto, tenías un aspecto especialmente atlético y sudoroso. Me levanté y te besé, sintiéndome como en la escena de "La cámara acorazada" en la que Tom D’Allesandro ignora que a Dodie Kitt la tienen secuestrada justo debajo de sus narices.

—Hola —dijiste, y luego bajaste la mirada hacia mis amigos—. Y hola.

—Hola —fue la maldita respuesta de todos ellos.

Y por eso rompimos (Harry Styles y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora