—¡¿Preparados para saltar?! —espetó Dion con dureza, demasiado cerca de su oído—. ¡Llegaremos a nuestro destino en tres minutos, desabrochaos los cinturones de seguridad!
Matthew, que se encontraba dirigiendo la nave desde la cabina de mando, tocó algunos botones en el cuadro de pilotaje y les advirtió de algo que no llegó a sus oídos gracias a que Dion, el líder de su equipo dentro de la Brigada, no paraba de gritar a voces mientras, además, abría la compuerta a través de la cual descenderían hasta llegar al suelo.
Nunca había participado en una patrulla aérea, pues de eso se encargaban los aviadores y sus acompañantes, es decir, el ejército de aire del que Matt, por ejemplo, formaba parte. Sin embargo, desde que el nuevo presidente, Lawson, había tomado el puesto de dirigente de la ciudad, muchas cosas habían cambiado. Empezando por sus horarios de trabajo, se habían incrementando las horas de vigilancia tanto en la ciudad como en los alrededores después de los últimos acontecimientos, al parecer el nuevo presidente se tomaba muy en serio cada una de sus propuestas, en especial las que tenían que ver con la seguridad ciudadana.
El toque de queda iniciaba a las nueve de la noche para cualquier persona de la ciudad que no formara parte de ningún pilar gubernamental o militar, como era el caso de la Brigada, y se levantaba a primera hora de la mañana. Así que a personas como Lynn, que trabajaban para el organismo militar, les tocaba pringar y trabajar más horas de las que ponía en su contrato.
Se levantó aturdida por la cantidad de ruido que la rodeaba, pero un movimiento brusco por parte de la nave consiguió que perdiera el equilibrio y tuviera que sujetarse a una de las barras metálicas que colgaban del techo. Tuvo que retenerse para no gritarle a Dion que cerrara la maldita puerta, que aún faltaban tres jodidos minutos para que tuvieran que saltar y que, a ese paso, conseguiría que salieran despedidos.
—¡Menos de dos minutos para sobrevolar el área cero!
—¡Ya habéis oído! —exclamó Dion, el agresivo viento que entraba por las compuertas de la nave distorsionaba su voz— Sobrevolaremos el centro de la ciudad en menos de dos minutos, preparad los dispositivos aéreos para planear hasta el suelo. ¡Armad las filas de descenso!
Lynn rodó los ojos una vez más. La semana anterior les habían comunicado que, de ahora en adelante, la Brigada asumiría la vigilancia total del área nocturna de HybernalCity, en busca de híbridos, y ella todavía no se acostumbraba a aquellos nuevos horarios. De hecho, el entrenamiento con los dispositivos aéreos fue tan superficial que temía saltar y que estos no respondieran a sus reclamos. También tenían a su disposición varias aeronaves cedidas amablemente por La Cúpula con las cuales recorrían la ciudad en cuestión de minutos. Los escuadrones rotaban dependiendo del día, por lo cual, no siempre eran los mismos agentes en la revisión nocturna. La nave rastreaba los estamentos, buscando cualquier indicio de peligro tanto en la ciudad como en las afueras, cualquier movimiento en falso por parte de un híbrido.
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EXISTENCE: Proyecto Midgard
Science FictionLa metrópolis de HybernalCity es el núcleo humano más seguro y poderoso construido en los últimos tiempos, pero también el que más tentativas de ataque posee. Lynn, una joven que se rige por sus convicciones, lleva trabajando desde los dieciséis año...