Capítulo 32 |

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Tan sólo una fina sábana violeta cubría su sensible cuerpo de la más completa desnudez. El suave tacto de la tela se ocupó de sofocar el ardor en aquellas zonas que todavía precisaban las manos y perversas atenciones que Aiden le había brindado durante toda la noche.

Lynn se escurrió entre las mantas, ronroneando al sentir el frío aire que se colaba por la ventana de su habitación sobre su piel, hasta llegar al borde del colchón. Una notificación en su dispositivo móvil la había despertado de su corto periodo de sueño. Esa era la realidad, apenas habían pegado ojo. Estaban demasiado ocupados en comprobar la estabilidad de la cama.

Echó un vistazo al estado de la habitación antes de entrar al baño, parecía que hubiera pasado un huracán, tenía suerte de que las paredes no hablaran después de aquella noche. Después de asearse rápidamente y coger el primer pijama que encontró en su guardaropa, se dirigió al salón con decisión. Sus mejillas se ruborizaron al pasar por la pared en la que Aiden la hizo suya sin miramientos. Inhaló hondo al entrar en la estancia, el aroma efervescente que el híbrido desprendía flotaba en la atmósfera y hacía que le entraran escalofríos de nuevo.

Esbozó una sonrisa al verle, que se encontraba sentado en el sofá, mirar la televisión con escepticismo. Sintió la tentación de decirle que, por mucho que le lanzara miradas reprobatorias a la pantalla, esta no iba a cambiar por arte de magia. Con el cabello más revuelto que de costumbre —porque sí, era un dato verídico que Aiden siempre llevaba el pelo hecho un desastre— brillando con intensidad bajo los rayos del Sol que entraban por el ventanal y aquella expresión de concentración absoluta que le creaba una graciosa mueca en el rostro, se veía estúpidamente irresistible.

—Buenos días —la saludó dedicándole una sonrisa torcida que hizo que su corazón se saltara un latido. Podía pasar por un ángel salvador o el más tentador demonio, pero el caso era que la hipnotizaba—. ¿Has dormido bien?

—Sí... ¿Y tú?

—No he conseguido descansar mucho, pero aguantaré—le respondió inspeccionando su rostro despacio. Lynn sintió que sus mejillas volvían a encenderse en ese momento—. ¿Sucede algo? Estás muy callada.

—No, todo está bien —respondió controlando el temblor de su voz. Tuvo que hacer un esfuerzo tremendo lograr ir hacia él sin tropezarse del nerviosismo que traía consigo. Caminó mirándose los pies con tal de distraer su atención de Aiden, que no le sacaba el ojo de encima, hasta que tuvo que sentarse en el sofá y encararle.

—Puedes acercarte, no voy a morderte —le dijo con con una pícara sonrisa que consiguió que su interior se retorciera impaciente. No se había dado cuenta de que estaba sentada en el extremo más lejano del sofá, prácticamente cayendo, con tal de no estar demasiado cerca—. Veo que han aumentado la seguridad en la ciudad.

—Eso quería decirte. Ayer convocaron una reunión en el cuartel, intenté recaudar toda la información posible. Han asignado a un nuevo General para que dirija el Proyecto Midgard desde la Brigada. Quieren que os capturemos para entregaros a La Cúpula —explicó inquieta. Nada de aquello le daba buena espina—. Es lo único que sé.

EXISTENCE: Proyecto MidgardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora