Capítulo 15| El despertar

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Oh, mierda...

El aire se le congeló dentro de los pulmones al notar cómo la sangre le salpicaba el rostro. Su delgado cuerpo cubierto entre vestiduras rojas estaba acongojado y tembloroso, su rostro completamente pálido acentuaba el terror que mostraban sus ojos grises.

Sintió náuseas y un sabor amargo subiéndole por la garganta cuando vio cómo Mael enroscaba su brazo hasta agarrar el arrugado cuello del anciano, para después partírselo por la mandíbula con agresividad. Tuvo que taparse la boca para no gritar al ver cómo el señor Highweg caía inerte frente a ella con los ojos exentos de vida.

Se encogió hasta hacerse un ovillo, intentando tranquilizarse. No sabía en qué momento se había escondido bajo la mesa, ocultándose tras el largo mantel plateado, pero ahora temía salir de allí.

Pero debo que hacerlo. Sabía que si se quedaba en su posición terminarían encontrándola y, por ende, matándola. ¿Por qué demonios no había escuchado a Aiden? No hubiera asistido a la gala de saber que eso iba a ocurrir.

Se sacó los tacones y sujetó la tela de su vestido, preparándose para partir. Aunque el recinto estaba a oscuras, podía distinguir los ventanales rotos, muebles tumbados y cadáveres de la gran parte de los invitados. El lujo que antes impregnaba aquella mansión ahora pasaba desapercibido entre las paredes teñidas de sangre.

Los pocos supervivientes iban de un lado a otro intentando escapar de las garras de los híbridos ansiosos de venganza. Lynn clavó su mirada en las escaleras situadas en el extremo de la sala. Había híbridos por todas partes, pero era su única salida. Corrió tan rápido como se lo permitieron sus piernas, queriendo huir de aquel lugar atestado de muerte.

—¡Augh! —se lamentó al notar cómo un cristal se le clavaba en la planta del pie, cogió aire y se lo arrancó entre lágrimas de dolor. Un sonido desgarrador y taladrante hizo que perdiera el equilibro, no sabía qué era, pero su potencia la había doblegado por completo.

Trató de ignorar el desmesurado dolor de cabeza para subir a gatas las escaleras, mas sus movimientos eran lentos y torpes. Fueron los gritos de dolor lo que la alertaron. Un grupo de humanos armados rodeaba a una chica híbrida, sin embargo, éstos parecían inmóviles, tan sólo gritaban como si estuvieran sufriendo el peor de los suplicios. Sus caras estaban enrojecidas y sus venas hinchadas, no entendió qué les ocurría hasta que pudo comprobar con sus propios ojos cómo les estallaba la cabeza. La híbrida se carcajeó macrabramente mientras el plasma y los restos humanos la alcanzaban, y clavó sus ojos en Lynn, quien se apresuró en subir los pocos peldaños que le faltaban con una destreza que dudaba poseer.

—¡Necesitamos refuerzos en el exterior! —gritó una voz grave.

Se dio impulso con las manos hasta lograr levantarse, luego se precipitó por los pasillos del primer piso, recorriéndolos sin descanso.

EXISTENCE: Proyecto MidgardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora