Capítulo 05 | Déjame entrar

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Su amigo insistió hasta la saciedad, tan pesado como sólo él podía serlo, y no se detuvo hasta que conseguió que Aiden aceptase asistir a la maldita reunión que el líder híbrido había organizado. ¿Cómo no vio venir que había algo que no cuadraba? ¿Algo que olía mal? Sobre todo, teniendo en cuenta el secretismo con el que Gabir se lo contó.

¿Por qué siempre se veía envuelto en asuntos como aquellos cuando ni siquiera los buscaba? ¡De hecho, es que ni siquiera quería ir a la maldita reunión! Aunque, al final, la reunión resultó ser un viaje en, además, una nave tripulada y dirigida por Mael de la cual no tenía conocimiento alguno. Cómo le habían engañado...

Aiden desconfiaba del híbrido de ojos rojos como la sangre desde que el momento en que lo conoció, siempre pensó que no era alguien de quien pudiera fiarse, pues era tan calculador e interesado, tan agresivo y manipulador... De todas formas, acabó asistiendo al viaje, ya había perdido el poco control que tenía sobre Gabir, no dejaría que Noah —su otro amigo que también había decidido unirse al acontecimiento— fuera el siguiente en la lista.

Eso sí, se mantuvo callado y con el ceño fruncido durante todo el período de tiempo que sobrevolaron los cielos, pues aceptó ir, pero nunca dijo que lo haría poniendo buena cara. Además, lo ocurrido la noche anterior todavía taladraba su cabeza, se suponía que no iban a atacar la ciudad, sólo iban en busca de recursos para subsistir y, de repente, se vieron envueltos —de nuevo— en un combate a gran escala. Gracias a Mael, como siempre.

Que tuvieran una aeronave y nadie supiera de ella en el refugio más allá de los integrantes de las Fuerzas Híbridas no hacía más que acrecentar el recelo que tenía hacia ellas. ¿Desde cuándo la tenían y por qué? Según Mael, era una reliquia robada muchos años atrás y que conservaban únicamente para ejecutar aquellos enigmáticos viajes.

Cuando creía que las sorpresas habían acabado por ese día, la nave se escabulló entre las más densas nubes y, de repente, aparecieron en un túnel oscuro, largo y silencioso. A continuación, el líder les pidió —aunque, probablemente, la palabra correcta hubiera sido exigía— que cogieran unas pesadas cajas ubicadas en la parte trasera de la nave, las cuales pudo observar que contenían montones de comida. Aiden no entendió a dónde se suponía que las llevaban, más sabiendo lo muchísimo que necesitaban esos alimentos en el refugio. Sin embargo, Mael no les dio ningún tipo de información sobre el lugar al que se dirigían.

Después de una larga caminata en la que aborrecieron las insípidas paredes metálicas propias del corredor y llegaron a crisparse por la incertidumbre, Mael anunció que ya habían llegado.

La pared frente a ellos comenzó a aclararse hasta convertirse en una lámina transparente que varios de sus acompañantes fueron capaces de atravesar. Los pies del pelirrojo se movieron de forma involuntaria, queriendo comprobar si él también podía hacerlo. Segundos más tarde, una luz cegadora provocó que le ardieran los párpados y que le lagrimearan los ojos.

EXISTENCE: Proyecto MidgardDonde viven las historias. Descúbrelo ahora