Capítulo 29 | Magnífico Desastre

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Ligeras gotas de lluvia comenzaban a caer sobre el lugar en el que se llevaría a cabo la ceremonia. Se trataba de una espléndida cúpula de cristal rodeada por un vergel exuberante y decorada con las flores más vívidas. La esencia a lavanda con la que rociaron el interior le recordaba a su infancia, a la de ambos, las flores que lo adornaban poseían un intenso color carmín en sus pétalos que sólo podía encontrarse en la hemoglobina, los acordes que interpretaba la orquestra eran impecables, a pesar de que auguraban una triste despedida, y la decoración era exquisita. El emplazamiento era perfecto en general, aunque deprimente en lo particular.

Una sombría atmósfera envolvía el recinto, no importaba cuánto hubieran intentado aderezarla. Era indiferente que el lugar fuera amplio, ningún espacio hubiera sido suficiente para albergar tantas emociones, no importaba lo dulce que fuera el aroma porque él no podría apreciarlo, tampoco cuán rojas fueras las rosas o qué armoniosa melodía siguiera a la anterior. Todo carecía de importancia cuando el anfitrión de la velada reposaba en un ataúd. Aunque en su caso, ni siquiera podían honrarle de tal manera, pues jamás encontraron su cadáver.

Jess retiró las lágrimas en sus mejillas de un manotazo antes de acercarse a la caja de madera maciza que ocupaba el centro de la sala. Estaba vacía, a pesar de que el nombre de su hermano, Dion Lloyd, la encabezaba.

Lo vio por última vez la mañana antes de su desaparición, unas horas antes de que los híbridos atacaran la Brigada. Aquellos neófitos malnacidos llevaron a cabo una ofensiva que dejó cientos de heridos y arrebató decenas de vidas humanas.

Esperó cada día por unas buenas noticias que no arribaron. Dion jamás llegó al Hospital, tampoco lo encontraron en las cercanías donde se produjo el atentado. Se llevaron a cabo múltiples expediciones a petición de los allegados de las víctimas, incluso cuando estas cesaron Jess se encargó de que se retomaran. ¿Cuántas veces irrumpió en el edificio de La Brigada durante ese período de tiempo? Perdió la cuenta cuando el caso de su hermano se archivó, lo daban por perdido. Mas no tenía ninguna mala palabra para ellos, tanto Bradley, el comandante, como Matt fueron un gran apoyo. Se armaron de paciencia cada día, cada vez que sufría una explosión de ira al pedir información.

Simplemente, se esfumó. Era como si hubiera desaparecido de la faz de la Tierra.

Aceptar la pérdida fue un trabajo ardúo y doloroso, pero asumir que su cuerpo no descansaría, que jamás tendrían un lugar donde ir a visitarle para contarle lo que no tuvo oportunidad de vivir... Era insoportable. Una realidad despiadada y cruel para la que no estaban preparados, ni lo estarían en el futuro. Su corazón se oprimía de tan sólo pensarlo.

Dion Lloyd era muchas cosas, un gran líder en la Brigada que se desvivió en vida por los suyos y que llegó a morir por ellos, un hombre que no temía a la muerte, pero sí a las agujas, egocéntrico como pocos, pero con un corazón de oro como ninguno. Ese era su hermano.

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