—Hija, ¿Qué te hiciste en la mano?
Miré a mi madre con sorpresa y a la vez maldiciendo, llevaba una semana escondiendo la herida. Me temía este momento porque cualquier excusa era estúpida, me había negado a los puntos y por eso demoraba en sanar.
¿Cómo hubiera explicado que de la nada tenía el hilo atravesando mi piel? Además del escándalo que había hecho para evitarlos, casi al borde de lo ridículo mientras Dalia intentaba llevarme al hospital.
—Me caí el otro día en el colegio y me lo vendé.
—¿Pero cómo? ¿No fuiste a la enfermería? Muéstrame
—No, no hace falta mamá —me levanté de la mesa tomando mi mochila y alejándome de ella —Siempre que pasa me curo sola, no es nada. Ya me voy, nos vemos más tarde.
Mi madre dejó de insistir con una expresión de tristeza y culpabilidad, no era mi intención recriminárselo pero no tenía más opción. Más allá de querer esconder lo ocurrido, no sentía la necesidad de compartir aquello con ella y estaba acostumbrada a cuidarme sola. No había mentido con eso y no era la primera vez que me lastimaba por accidente hallándome sola.
Salí rápidamente al colegio sin mirar atrás, al llegar a la sala saludé a John y me senté a su lado justo a tiempo de que entrara el profesor. A su laso entró una chica que no reconocía, de todos modos el profesor la presentó frente a todos. Desirée era una chica que estudiaba desde la casa debido a su mal estado de salud, tenía una vaga impresión de haberla visto el primer año de mi educación secundaria.
Su piel era de un hermoso color canela, enormes ojos almendrados castaño oscuros y su cabello negro le llegaba hasta la cintura, atado en una coleta. Luego de saludar se sentó en el único puesto desocupado atrás de todo y la miré de reojo. Me causaba curiosidad, tenía un semblante tan serio que pronto evitó que le hablaran demasiado. Aunque lo intentaban bastante.
Mi celular vibró, lo tomé mirando a escondidas abriendo el mensaje de Dalia.
"Elena, ven en la tarde por favor. Tengo malas noticias y necesito tu ayuda con Edward"
Resoplé cerrando el celular y apoyé el mentón sobre mi puño sosteniéndome la cabeza. Edward, desde aquella noche su trato era mínimamente distinto, aún recordaba con felicidad sus labios sobre mi frente y me derretía.
Pero Edward evitaba el tema, tendría que haberlo esperado para no deprimirme demasiado pero ¿Por qué le costaba tanto admitir que le gustaba? Ya ni siquiera lo dudaba.
John me desconcentró de mis pensamientos y me distraje hablando por papel de cosas sin sentido. De todos modos iría a verlo, no me podía rendir luego de todo lo ocurrido. A la hora del almuerzo buscamos una mesa en el casino, pero me quedé quieta mirando a Desirée que se encontraba sola al fondo y ni parecía incómoda.
—¿Y si vamos con Desirée? —pregunté a John, el cual me miró junto a Travis y Mike curiosos.
—¿Quién es? —preguntó Travis
—Desirée es la hija de Alejandro, uno de los policías antiguos del pueblo. Un tipo agradable que trabaja mucho — Estaba sorprendida y quizás era lo que sentimos todos pues se revolvió el cabello riendo — La habilidad para el chisme es una herencia familiar.
ESTÁS LEYENDO
El pianista de las tijeras (Fanfic, Joven manos de tijeras)
RomanceHistoria Completa La mansión de Edward lleva años abandonada y su existencia no es mas que un mito. Para sobrellevar la miseria del pueblo deciden convertirla en un centro turístico. Pero el secreto se desmorona cuando Elena llega... fanfic: El jov...