¿Qué hago? Casi inconscientemente abrí el chat y compartí mi ubicación en tiempo real a Dalia. Apenas lo logré, un disparó nos hizo caer a ambos al suelo. Había impactado directo a la puerta de entrada y la chapa. Travis gritó de dolor mientras ambos celulares caían, me arrastre hacia ambos para tomarlos y al apuntar a Travis tenía una herida sangrante a borbotones en el muslo.
—¡No! ¡Travis, maldición! —Su celular sonó con el número de John y lo contesté solo para dejarlo en el suelo. Tocando la pierna de Travis mientras me manchaba las manos con aquel olor metalico —¿¡Qué hago!?
Coloqué mi propio celular con urgencia dentro de mis bragas y como pude levanté a Travis del suelo mientras la puerta de entrada cedía aun mas. Podía ver la luz de unos focos entremetiéndose al pasillo, Travis trató de detenerme.
—Elena escondete, te quieren a ti no a mi...
—¡Olvidalo! —miré a mi alrededor buscando una opción desesperada. Solté a Travis mientras corría y abrí la puerta del sótano volviendo a él para tironearlo con una fuerza que desconocía.
—¡John vuelve! —gritó Travis con rabia y dolor al celular aferrandolo entre sus dedos, luego me siguio apoyandose en mi para caminar entre quejidos.
Bajamos las escaleras cerrando la puerta con pestillo, a tropezones mientras Travis lloraba dejando un rastro de sangre en el camino.
—Elena la sangre...
—¡Lo sé! —grité desesperada mientras escuchaba como terminaban de entrar, del sobresalto caimos en el ultimo peldaño. Me arrodillé gateando junto a el, arrastrandonos hacía un espacio debajo de la escalera.
Me quité el poleron y envolví su herida con fuerza. Mis manos temblaban tanto que era dificil no lastimarlo, Travis acercó la linterna del celular para mirarnos a los ojos. Su expresión era de terror puro y resignación.
—Elena...no voy a morir desangrado — Lo interrumpió unos golpes en la puerta del sótano, era imposible salir de esto. —Van a llegar, por lo menos John...
—¡¿Y luego que?! ¿les disparan a ellos también?
Travis se quedó en silenció con miedo, sin saber qué decir. Como fuera y quien llegara sería un baño de sangre.
—Me quieren a mi, no me van a matar.
—¡¿Cómo sabes eso?!
Otro disparó a la puerta me estremeció, ya casi entraban. Me levanté buscando a mi alrededor, mi padre tenía unos barriles de metal que se apilaban a nuestro lado. Miré a Travis y él negó adivinando que estaba pensando.
—Elena no, no.
—No voy a dejar que los lastimen por mi.
Empujé los barriles y estos cayeron sobre Travis, estaban vacíos pero esperaba que no fuera muy doloroso. Solo necesitaba que no intentara seguirme o que no lo lastimaran más esos malditos.
—¡Agh! ¡Elena no! ¡No!
No me detuve a verlo, corrí a la puerta gritando. Mientras de fondo Travis me llamaba desesperado, gritando desde sus entrañas.
—¡Aquí estoy! ¡Voy a subir!¡Déjenme salir!
El forcejeo se detuvo mientras me acercaba a la escalera, mis piernas temblaban mientras tragaba saliva. No podía creer que estuviera haciendo esto, pero si no me apuraba llegarían los demás y todo terminaría aún peor. Imaginaba a Edward cortandolos y quizas muriendo en el camino, no podía permitirlo.
Travis intentaba mover los barriles escuchandolo de fondo, las escaleras sonaban a cada paso tembloroso que subía mientras pisaba los charcos de sangre. Me encontré en un camino eterno cuando ya estaba arriba, con mi mano temblorosa tomando el pestillo.
Al correrlo la puerta se estremeció y se abrió reconociendo los ojos fríos de Susie. A su lado varios hombres portando pistolas me hicieron temblar de terror, esto que parecía sacado de una película era real.
—Bien Elena, sabía que tenías sentido común —soltó Susie con una voz espesa, cruzada de brazos mientras sonreía.—Supongo que planeas venir por las buenas.
Me tembló el cuerpo y los dientes me castañeaban.
—Si...
Susie se acercó unos pasos y de improviso me aventó un golpe en la mejilla que me hizo aporrearme contra el marco de la puerta. La rabia y el dolor sacaron lágrimas de mis ojos, pero no me dejó pensar en ello agarrandome de la muñeca y sacándome a tropezones.
—Ah...tenía tantas ganas de golpearte que ya no es placentero. —soltó con un tono más siniestro que jamás había escuchado, pasando con ella por la entrada de la casa. — Todos de vuelta ¡ahora!
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El pianista de las tijeras (Fanfic, Joven manos de tijeras)
Roman d'amourHistoria Completa La mansión de Edward lleva años abandonada y su existencia no es mas que un mito. Para sobrellevar la miseria del pueblo deciden convertirla en un centro turístico. Pero el secreto se desmorona cuando Elena llega... fanfic: El jov...