Capitulo 35 Lazos de sangre

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Desireé

La única manera de haber llegado antes habría sido volando, estaba asustada por la idea de que algo fatal hubiera ocurrido. Al llegar frente a la casa de Elena bajé de inmediato ante el sonido de la ambulancia, John y Mike sacaban a Travis sangrando y lo tomaban de inmediato los paramédicos.


—¡¿Qué pasó?!


Los paramédicos me detuvieron soltando palabras de que debían irse, Mike con el teléfono en mano se subió a la ambulancia.


—Voy con él, Desireé controla a John por favor.


Me soltó con desesperación, mi mente dudó entre la preocupación por ambos y la necesidad de saber más. Fuí hacía el susodicho mientras la ambulancia cerraba las puertas y partían hasta el hospital.

John me vio, pero luego miró detrás de mí y su rostro se tenso de ira.


—¡Es culpa de ustedes!


Supe de inmediato que miraba a Dalia y Edward, miré hacía ellos y estaban ambos fuera del auto. Antes de siquiera poner más atención detuve a John evitando que se acercara, colocando las manos en su pecho y deteniendolo.


—¡¿Dónde está Elena?! —la voz asustada y furiosa de Edward solo lo volvió peor. John intentó apartarme pero me aferré a su brazo.


—¡Se la llevaron maldito desgraciado!


—¡Edward cálmate!


No podía verlos pero Dalia debía estar deteniendolo de alguna manera por su voz.


—John cálmate por favor.


—¡¿Cómo quieres que me calme?! ¡Es culpa de ese zombie con manos de tijeras!


—¡Estamos perdiendo tiempo peleando! ¡John mirame a mi! ¡Mirame!—John se detuvo mirándome con una ira que no era para mi, lo supe cuando su expresión se suavizó mientras apretaba los dientes y sus ojos se aguaban. —Vamos a buscarla, escúchame...ella va a estar bien, respira.


No se que pasaba con los otros dos pero John se hizo un paso hacía atrás sobando su rostro y respirando profundo mientras temblaba. Supe que se había calmado lo suficiente para acercarme a Edward y verlo igual de exasperado mientras sus dedos seguían con ese maldito ruidito al chocar entre ellos.


—Elena le envió su ubicación a Dalia.


Dalia fue al auto y tomó su celular con rapidez, al escuchar esto John se acercó a ella. Edward los observó un momento y luego me miró a mi.


—Deberías sacar a estos dos de aquí, voy a ir a buscarla.


—¿Y luego que? ¿Vas a entrar cortando a cada maldito que encuentres a tu paso? ¿Eres inmune a las balas siquiera?


—No soy inmune, nunca lo he sido


—Entonces tienes el peor plan de todos —le respondí mirando a Dalia y John, no parecían cómodos el uno con el otro pero supuse que la necesidad era más importante ahora.


La realidad es que ninguno de los tres tenían una opción real de sacarla, pero yo sí la tenía. No quería hacerlo pero tomé mi celular y marque a mi padre hablando fuerte para que me escucharan.


—¡Papá, nos están intentando llevar! ¡Estoy en casa de Elena, ayudame! ¡Van a entrar!


Podría haber decidido orientarme por la actuación, mi voz asustada y las lágrimas salieron intentando sonar asustada como una niña pequeña. Corté de inmediato y luego noté como los tres me miraban.


—Yo voy a entrar por ella, ninguno de ustedes tiene una posibilidad mejor.


—Desireé no puedes tomar decisiones apresuradas...


—¿Tienes una mejor idea? ¿Quieres que este idiota entre a la fuerza matando todo lo que se le cruce? —interrumpí a Dalia indicando a Edward, el cual gruñó de inmediato.


—¿Qué te hace pensar que vas a poder entrar mocosa?


—Tengo al perro de mi padre y no te estoy pidiendo permiso Edward. —interrumpí al susodicho mientras este fruncía el ceño. — Con esas manos ni siquiera puedes detenerme y lo sabes.


—¿Quién dice que no puedo solo mandarte al hospital?


—No lo vas a hacer, Elena no se hubiera enamorado de ti si fueras capaz—apretó más los dientes, era evidente para ambos. — Y me tiene harta tu sonidito con las manos.


John se acercó obviando la presencia de Edward y colocó las manos en mis hombros mirándome a los ojos. Estaba asustado y era lógico en esta situación, me mantuve firme porque ambos sabíamos que él podía hacerme dudar.


—Desireé no voy a dejar que mas gente inocente se vea envuelta en esto...


—No te equivoques conmigo John— le quité las manos de encima para su sorpresa. — Ambos estan enamorados de una chica que es incapaz de lastimar a una mosca, yo no soy ese tipo de chica. 

El  pianista de las tijeras (Fanfic, Joven manos de tijeras)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora