No Me Dejes Ahogar

Capitulo 24:

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Es jodido ver que la persona que amas se esta destruyendo y tu sigas sin poder hacer nada.
Es jodido saber que no puedes ayudar mucho por la necedad de esa persona.
Pero más jodido es ver que poco a poco va apagandose su luz, que cada vez va marchitando su ser.
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Llegamos a la gran casa y baje corriendo, subí lo más rápido que pude las escaleras y con cuidado.
Corrí por el pasillo y justo cuando estuve frente a su puerta, me detuve un momento y pensé si era lo correcto. Recordé lo que dijeron ellos y me dio el valor suficiente para abrir esa puerta.

Tome la perilla y la gire lentamente mientras empujaba aquel pedazo de madera, lo que vieron mis ojos me dejó bastante impresionada.
La habitación estaba echa un asco, las cosas tiradas por doquier, las ventanas estaban rotas, las paredes manchadas de sangre y tinta negra.

Lo busque con la mirada y no lo encontré, camine despacio y logré ver un bulto del otro lado de la cama, estaba en posición fetal, abrazando sus piernas y llorando, su brazo derecho sangraba.

Me asuste tanto que grité, él volteó a verme y me abrazó enseguida.
-Dijiste que nunca te irías, me dejaste ahogar.
-Ya estoy aquí Oli, perdóname, no debí alejarme de ti.
-Mira en lo que me he convertido ____, me doy asco, ya no quiero vivir, no quiero seguir así.
-Oliver tranquilo, saldremos de esto, estoy aquí y no me iré.
-Ya no sé si creerte ______, así dijiste la última vez y mira, fracase como siempre, aún sigo con vida, sufriendo y jodiendome.
-Oliver no digas eso, confía en mi, te ayudare y esta vez no me iré.
-Me hiciste mucha falta, en cuanto comprendí que te perdía he decidido terminar con mi vida, nada tiene sentido ahora, sólo sé que si muero las cosas serían mejor para todos, ya no los estaría jodiendo.

No dije nada y me limite a abrazarlo fuertemente, ambos llorabamos.
Recordé que su muñeca sangraba y me separé para ir en busca de nuevas vendas y alcohol.
Cuando encontré lo que necesitaba me dirigí hacía él y comencé a parar el leve sangrado.
Al terminar besé su mejilla y lo ayude a levantar, ahí fue cuando me di cuenta que estaba muy pero muy delgado, los pantalones se le caían, se miraba muy demacrado, estaba pálido y unas grandes ojeras adornaban debajo de sus hermosos ojos rojizos.

-Salvame de mi mismo, no dejes que me ahogue, no de nuevo ~susurró lo último viendo hacía el suelo.

Sólo abrace su delgado cuerpo y tome de su mano para guiarlo a la cocina, necesitaba alimentarse, se le veía muy débil.
Comencé con prepararle algo ligero, una ensalada, como no sabía que tanto se había alimentado mejor eso a que lo devuelva por lo mismo.

Le di de comer en la boca, sus muñecas estaban muy lastimadas. Lo hice comer un poco y después lo ayude a darle un baño, al terminar de vestirlo lo lleve a la habitación que por ahora sería mía.

Le di los calmantes que le habían recetado y me quede con él hasta que por fin se quedo dormido.
No podía evitar llorar al saber todo lo que cause con mi partida, no sé si fue el mismo o mínimo daño el que le hice comparado con el de ella.

Baje por un poco de agua y vi a Jordan con una mujer. Sólo pase de largo pero él me habló.
Me acerque a ellos y me la presentó, su nombre era Emma y es la nueva pareja de Jordan.
No iba estar mucho tiempo ahí y menos porque escuche a Oliver gritar.
Subí corriendo y lo vi llorando, me acerque a abrazarlo y él lloró con más intensidad.

-Pensé que todo había sido un sueño.
-¿De que hablas Oliver?
-Creí que te había soñado y que no estabas aquí.
-Regresé por ti.

Levanto su mirada hacía mi rostro y me dio un beso, me deje llevar y lo seguí, de cierta forma extrañaba sus labios junto a los míos.

Era media noche y aún no dormiamos, Oliver no se quería separar de mi y yo necesitaba darme un baño, estaba cansada y aún me faltaba recoger todos los destrozos de la habitación de Sykes, así que lo dejé viendo una película y me di un baño.
Mañana sería un día pesado.

Llamé a mis padres avisando que estaba bien y con Lee, que no tenían porque preocuparse.
Le di de nuevo otro tipo de calmantes que le habían recetado y yo tomé los mios, él no sabía y tampoco quería que se enterara.
Al pasar una hora ya estábamos profundamente dormidos.