Capítulo Especial 2:

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No sentía ni frío, ni calor, no estaba triste, mucho menos feliz, sentía esa presión en mi pecho.
Me sentía vacía otra vez.

Baje hasta el sótano, encendí la luz y busque la vieja tina de baño de mi abuela, desde que murió, mi madre bajó todas sus pertenencias. La limpie y subí por varios baldes de agua para llenarla, cuando por fin estuvo llena, volví a subir y para ahora escribir una carta a mis padres.

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Queridos Padres:

Gracias por todo lo que han echo por Ashley y por mí, perdonen por todo el daño que les hice y sé que les haré, han sido los mejores padres, es una lástima que tengan que pasar por esto. ¿Saben? Yo no quería esto, pero la vida no me deja otra opción, me cansé de ser fuerte, de tener que fingir estar bien, de ocultar mis ganas de llorar a cada minuto que pasaba.

Sean lo que yo no fui para ella, aún si siguiera con vida sé que no sería lo suficiente para mi pequeña, nunca serviría para ser madre.

Muchas gracias por todas las enseñanzas, por el amor que nos brindaron a Lee y a mi, por protegernos, estar al pendiente de nosotros y apoyarnos en cada situación difícil que la vida nos hacía enfrentar, los amo mucho, sé que estarán mejor sin mi, y perdón si Ashley llega a ser una carga. Sólo no quiero que crezca viendo un mal ejemplar como yo, por favor que nunca pruebe licor, que nunca ponga entre sus labios un cigarrillo y que no pase por sus pulmones algún otro aire tóxico, que nunca lloré por un imbécil, por favor apoyen y cuiden a mi bebé. Sé que ustedes lo harán mejor. Siempre lo han sido todo para mi. Adiós mamá y papá.

Con amor, su pequeñita ______.
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Dejé la carta sobre la cama de mis padres, fui a la cocina y llene un vaso con agua, baje y sin quitarme la ropa entré a la tina, saqué las pastillas y coloqué un montón en mi boca, después bebí el agua que había en el vaso. Tomé la navaja y suspire un par de veces, dudaba en hacerlo pero ya era tarde, de todas formas estaba jodida por la cantidad de pastillas que tomé.
Deslice la navaja sobre mi muñeca izquierda y poco a poco vi como el agua se teñía de un rojo carmesí.

Narra Oliver:
Desperté algo desanimado, hoy sería el día en el que por fin me uniría a Hannah, no estaba tan emocionado, ni siquiera me sentía alegre por lo que estaría por ocurrir en unas horas.
Bajé a desayunar y pude escuchar cómo Jordan discutía con Hannah.

-Hey, ¿que esta pasando aquí chicos?
-Dile a tu novia que me regresé esa carta, es muy importante ~gritó.
-Nunca, ni quiero que nadie arruine esto idiota ~gritó Hannah.
-¿Arruinar? Por Dios Hannah, tu sola lo arruinas te años atrás, maldita zorra.
-Oliver dile algo ~gritó.
-¿Qué no quieres que vea?

Le arrebate de las manos la dichosa carta, ella abrió los ojos de golpe y comenzó a golpearme para que se la regresara.

-Ha llegado tu fin ~sonrió Jordan.
-No, tu no puedes leer esa maldita carta, irás tras de ella, tú sólo eres mio, no permitiré que esa zorra nos separé, tú no debes dejarme ~gritó desesperada.
-¿Qué? Hannah te prometí que nada ni nadie nos separará y ahora menos el día de nuestra boda, ve a arreglarte que en unos minutos lo haré yo.
-Juralo ~susurró.
-Lo juro princesa ~sonreí.
-No leas la maldita carta hasta que al fin estemos casados.
-Esta bien, no la leeré.
-Bien ~sonrió y me dio un beso.

Dejé la carta en la mesa de la cocina y fui por una manzana, Jordan me veía con cara de decepción.

-Es mejor que leas esa carta, después te arrepentirás.
-Esta bien, cuando suba lo haré.

No Me Dejes AhogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora