Capitulo 25:

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-Que ilusa fuiste, ¿acaso creías que en verdad me iba a enamorar?, ahora la tengo a ella, no hace falta tener que soportar una niñata estúpida como tú por más tiempo~dijo fríamente.

Caí de rodillas al suelo gritando que lo odiaba, que era lo peor que me había pasado, de su rostro no se borraba la maldita sonrisa burlona que hasta ahora me sigue cada día en cada uno de mis pensamientos hacía él. Necesitaba terminar esto de una vez por todas.
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Quería llorar cada vez que le veía, no podía soportar el echo de que se hiciera daño por mi culpa.
Sé que ambos estuvimos mal siempre, pero el suicidio ni autolesión eran las formas necesarias para salir de esto.

Lo amaba más que a mi vida y no dejaría que él cayera aún más en sus propias mierdas. Esta vez no pensaba dejarle por unas discusiones por más fuertes que fueran.

Lo que me aliviaba de cierta manera era que él al fin estaba comiendo, tomaba sus medicamentos y ya volvía a ser el chico de antes.
Sus ojos aún estaban un poco hinchados y debajo de ellos adornaban las mismas ojeras de hace días, su piel no estaba tan pálida, era más atento a las cosas de nuestro alrededor y podía decir que al fin se encontraba en paz.
Su sonrisa era más grande que la mayoría de las veces, está era más sincera y cariñosa cuando la dirigía a mi, por primera vez en la vida sentía que las cosas iban bien entre los dos.

Después de ayudarle a bañar, decidimos bajar para comer algo, los chicos habían comprado algo de pizza y decidí calentar algunas rebanadas, de todas formas haría una pequeña ensalada para ambos.
Al terminar de comer el trato de ayudar a lavar los trastos pero no lo deje, lo obligue a subir a su habitación la cual ahora estaba en muy buen estado gracias a los chicos quiénes me apoyaron al momento de limpiar y acomodar cada cosa y rincón de aquel cuarto.
Pintamos las paredes para borrar esos dibujos y palabras escritas con sangre, queríamos mantener un ambiente diferente y sano para Oliver, aunque de todas formas nadie podría borrar los recuerdos de esos horribles días que vivió él.

No lo podía negar, y no era un secreto, estaba perdidamente enamorada de Oliver y tal vez por eso fue lo que me hizo regresar, nadie se sentiría tan mal como yo lo hice al enterarme que el atento contra su vida. Las cosas eran un poco incómodas para mi y más con el echo de que él en los momentos de "tranquilidad" excesiva que le son causados por los calmantes, comienza a susurrar preguntas del porque lo abandone y comienza a decir que soy igual a ella, cosa que me parte el corazón y deja que mi mente haga de las suyas, torturandome una y otra vez por todo lo sucedido.

-¿En que piensas? ~preguntó observando detenidamente mi rostro.
-En nada ~contesté.
Le sonreí tratando de que él olvidará mi expresión de preocupación de hace unos momentos.

Suspiró lentamente y dirigió su mirada hacía mis ojos, cosa que me hizo sonrojar.

-Esta bien, si no quieres hablar lo entenderé ~sonrió.
-No hay nada de que hablar pequeño Sykes ~sonreí.
-¿Te había dicho lo hermosa que te ves sonriendo?
Negué varias veces con la cabeza.
-Pues lo eres ~sonrío~ y aún más hermosa cuando estas así, sonrojada.
-Gracias ~susurre tímida.
-Te amo ______ ~sonrió sonrojado.
-Te amo más Oliver ~susurre.

Me limite a besar sus labios y abrazar el delgado cuerpo de mi novio, sí, otra vez habíamos regresado.

Había notado que las pesadillas no habían vuelto, al menos en estos días que había estado con él.
Su humor era tranquilo, algo neutro y no cambiaba con tanta facilidad como anteriores veces, la ansiedad iba desapareciendo poco a poco.
Con el medicamento que le habían recetado, estaba evolucionando para bien y eso me agradaba, por ahora no había "consecuencias" ó "efectos secundarios" en él.
Si las cosas seguían igual, era seguro que dentro de unos meses o tal vez un año, Oliver podría estar viviendo su vida normalmente como antes.

No Me Dejes AhogarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora