IV

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—¡En un momento estoy lista! —gritó mientras se ponía su blusa azul.

—¡No tenemos toda la tarde, Sofi! —respondió Mabel desde afuera de la casa.

El tercer grupo debía encargarse de que los invitados tuvieran sus estómagos complacidos. No era una tarea muy difícil porque cualquier pedazo de pan hacía feliz a cualquiera, de todas formas su meta era no perder el glamour de su universidad; no pensaban ofrecer pan con agua en una fiesta de esa magnitud.

La comida es parte primordial de nuestras vidas si no lo más importante de la misma. En un evento podía faltar música, decoración; pero nunca, la comida.

—Necesitamos muchas pizzas, así todos serán felices —dijo Abby.

—Si tienes dinero para comprar esa cantidad de pizzas, adelante.

—Obvio que no, pero sería genial —Su sonrisa lo decía todo.

Sofía salió de su casa acomodándose su cabello.

—Estoy lista. ¿Se aburrieron? -dijo.

—mmm... no —Murmuró Mabel.

Luego de esperar tanto se pusieron en marcha. No querían tomar el bus así que optaron por un taxi. Más rápido pero mas caro. Las tres se sentaron en el asiento trasero, así según ellas tenían al chofer en la mira. También en caso de secuestro las tres se lanzarían del auto. Mabel abrió la conversación.

—No quería salir hoy, quería quedarme durmiendo.

—Hace mucho calor para eso —dijo Sofía.

—¿Para qué existen los aires acondicionados? —preguntó Abby.

—Tienes razón. Es mucha electricidad pero vale la pena.

—Señor, ¿Conoce un lugar donde sirvan buena comida para fiestas? —dijo Mabel.

—Claro. ¿Las dejo ahí?

—Podemos ir al centro y preguntar ¿no? —sugirió Abby.

—Es más facil que nos deje exacto donde vamos ¿no? —respondió Mabel.

—Como tú digas.

El taxista las llevó al lugar que conocía, en el camino les daba consejo sobre el estudio y la vida, típico de un adulto. Al bajar, pagaron. En ese momento Sofía recibió un mensaje.

—Ángel quiere unirse.

—Traelo y haz que haga todo el trabajo —Sugirió Abby.

—¿Qué dices Mabel?

—Hagan lo que quieran, no estoy de humor.

—Que genio tú lo que necesitas es... —Dijo Abby.

—Un pedazo de pizza —Terminó sofía luego chocaron sus manos. Mabel sacudió su cabeza —Bueno, le diré que venga.

Decidieron esperar por él cerca del establecimiento. A los 5 minutos Ángel estaba con ellas. Las saludo y preguntó:

—¿Ya encontraron algo?

—Sí está justo aquí —respondió Sofía.

—Vamos.

—Ángel ¿Por qué nos escogiste? —observó Mabel.

—¿No son el grupo de comida? —respondió sorprendido.

—Sí —dijo Abby.

—Esa es mi respuesta Mabel.

Visitaron el lugar y pudieron saborear todos los aperitivos que iban a ser parte de la fiesta. Abby y Ángel eran felices probando todo. No buscaron más porque dedujeron que ese era el lugar indicado,además ya no querían caminar.
El autodenominados grupo de la pereza. Salieron luego de ponerse de acuerdo con el dueño.

—Nada mal —exclamó Abby.

—Te apoyo —se unió Ángel.

Mabel seguía con su cara de pocos amigos.

—¿Ahora? —dijo.

—No sé... No creo que vayamos a comer. —respondió Sofía.

—Entonces puedo irme a dormir. —El mal humor salía de sus poros.

Mabel es la chica inteligente pero perezosa. Ese tipo de persona que no desarrolla todo su potencial. Tiene dificultad para hacer amigos por su carácter fuerte. Cuando debe serlo es muy creativa, odia la cursilería y las personas egocéntricas. Por otro lado, es amante del terror.

—Vete... —Dijo Abby.

—Mira Abby deja de pasarte de lista conmigo. ¿Está bien?

—Pero ella tiene razón además tú preguntaste —Ángel se metió.

—Nadie pidió tú opinión, me voy Sofía mantenme al tanto.

—Claro—Asintió y la vio alejarse— Cuando anda ese mal genio hay que aguantarla.

Sofía es la chica tranquila, amable con todos. Es el polo opuesto de Mabel. Hasta en las peores circunstancias su positivismo es enorme. Debido a su comportamiento la gente se siente segura a su lado. Ella siempre querrá escuchar tus problemas para ayudarte o aconsejarte y así que olvides lo que te abrume.

—Ahora... ¿Qué haremos? —Preguntó Sofía.
—¿Qué tal videojuegos y pizza? —Propuso Abby.

—Me parece bien. ¿Qué piensas Ángel?

—No tengo nada que hacer las acompañaré.

Abby es la chica adaptable. Cualquiera que sea la situación ella siempre sabe como encajar en la misma. Es un poco desinteresada y distraída pero su carisma es enorme. Sufre de una adicción enorme a las pizzas, no importa el sabor ni el tamaño ella comerá cualquier pizza.

Al final cancelaron los videojuego y decidieron ir solo por una pizza, ordenaron y la pizza empezó a disminuir su tamaño.

—Tengo una pregunta Ángel. —Comenzó Abby.

—No soy gay —Sofía quedó sorprendida.

—¿gay? No era eso.

—¿Entonces? —La pizza en su mano ya le estorbaba.

—¿Te gusta Alma?

—Tal vez, es muy inteligente. Me gusta eso en las mujeres —mordió la pizza y asentó para confirmar lo que decía.

—Se te nota —agregó Sofía— ¿De donde vienes, Ángel?

—De mi casa —sonrió.

—Vas a opacar la pizza con eso chistes tan malos —se quejó Abby.

—Bueno... Soy nuevo en la ciudad y decidí estudiar ahí porque tiene prestigio.

—¿Tus padres? —preguntó Sofía.

—No viven conmigo. Vivo solo.

—Quiero conocer tu casa —Abby habló con la boca llena.

—No, no quieres es aburrida.

—No se habla con la boca llena —dijo Sofía.

—Por cierto Abby me gustan tus rastas.

—Gracias Ángel.

Siguieron hablaron de diferentes temas mientras comían pizza y tomaban gaseosas hasta que se hizo tarde y emprendieron la vuelta a sus hogares.

¡HOLA!
¡Gracias a los nuevos lectores espero la sigan hasta el final! 😊😊

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