—¿Por qué diablos me seguías? —reprochó Diana
—Por nada.
—No mientas Cris.
—Creí que buscabas a Anthony. ¿Ya?
—Lo sabía... Eres una rata inmunda. Yo no tengo tiempo para andar buscando hombres.
—¿A ti no te hubiera parecido extraño que yo hubiese preferido ir a buscar comida a un lugar que no está de camino a mi casa?
—Cris... ¿Qué diablos quieres decir?
—¿Por qué tomaste ese rumbo si podias ir por el otro lado y comprar lo mismo?
—Si sabes lo que compré. ¿Verdad? —dijo Diana enseñando la bolsa.
—Eres buena.
—¿Aún crees que miento? —preguntó Diana.
—Creo que me voy...
—Sería lo mejor.
(***)
Mayuris tenía algo pendiente aún. Debía buscar el dinero para que la fiesta se llevara a cabo. Agus, su mejor amiga, la acompañó. Las miradas de los chicos se desviaban al ver pasar a Agus, era hermosa solo que ella no quería admitirlo. Tal vez tenía mucha modestia o le molestaba que le dijeran hermosa. Nunca cruzaba mirada con los chicos, no le interesaba.
—Agus como siempre robando miradas.
—No empieces May.
—Deberías encontrar a un chico y ser feliz.
—Busca uno tú —contestó indiferente.
—Bien sabes que no tengo tiempo para idiotas.
—Entonces no me mandes a buscar un amor.
Era muy difícil que estás dos chicas empezarán un enfrentamiento. Muchos decían que ella era la única que soportaba el hermoso sentido de humor de Mayuris.
—Si sabes que algún día nos casaremos y tendremos muchos hijos. ¿No? —Mayuris seguía la conversación.
—Claro May pero ese día no es hoy.
—Quien sabe.
Luego de andar buscando a la señora Rivera, tesorera de la universidad, por fin dieron con ella.
—Señora Rivera necesito hablar contigo de dinero. —dijo Mayuris.
—Claro, vamos a mi oficina.
La señora Rivera pasaba los 30 años, de baja estatura pero con un dominio de lo números muy amplio. Eso compensaba un poco su poca belleza.
En la oficina se podían ver los tipicos títulos que colgaban en las paredes. Además, se podía observar una amplia colección de pinturas ya que era fanática al arte.
Mayuris se sentó al igual que Agus.—¿Cuánto necesitas mi querida Mayuris?
—Pues aquí están todas las facturas facilitadas por mis compañeras.
—Muy bien solo debemos sumar.
—Haz lo tuyo señora.
Hizo la cuenta en unos pocos minutos.
—Listo. Se le depositará en unos momentos.
—Bien.
—¿Necesitas más? No podrás pedir más por un tiempo. Otra cosa, recuerda que una vez entregado el dinero; si se le da un mal uso perderás todo el privilegio que tienes.
ESTÁS LEYENDO
Universidad de asesinos
Teen FictionUna universidad llena de jovenes se convierte en una carnicería, la muerte acecha cada segundo y es muy difícil saber quién será el próximo. No confíes en nadie, no tomes afecto porque cada uno tendrá un final.