Ya sabían que Cris estaba viva. No hacía bien que estuviera lejos de ellas porque Cris sabía cosas que las pondría en mal con la ley. A pesar de parecer que todo estaba arreglado, un error podría abrir la investigación de nuevo; o el oficial Thompson se encargaría de eso. Aún guardaban su número telefónico. Alma fue la indicada para convencerla. Decidió usar un teléfono público por miedo a Thompson. Espero varios tonos hasta que contestó.
—Cris soy yo, Alma
— Alma por fin llamas.
— ¿Esperabas mi llamada?
—Claro... Estoy muy asustada. Todas explotaron yo estaba ahí y salí para llamar a la policía porque Vera mató al director. ¿Sabías? — Su voz temblaba.
— Nos enteramos de eso.
— Diana dijo que Bryan venía por nosotras. Alma... ¿Por qué Vera las mató? Yo también... Debí morir ahí. ¿Dónde están?
— Tranquilizate Cris. ¿Ángel está contigo?
— Claro fue el primero que busqué después de eso. Él sabe que también morirá. Bryan nos matará. Dile que se detenga.
— Lo llamaremos. Mientras,es mejor que estes con nosotras. Más seguro. Te mandaré la dirección.
—¿Dirección?
— Dejamos la ciudad. No es seguro allá.
Le envío la dirección. Tenerlos cerca garantizaba que no habría filtración de datos que perjudicarían a las chicas. La verdad era que no le interesaban la amistad de ninguno. El bienestar de ellas gozaba de más importancia. Llegaron.
El lugar carecía de muebles, un apartamento vacío. Vacío como ellas. Nada les impediría rescuperar su libertad. Tanto Ángel como Cris tenían un semblante de horror. Claramente no querían morir. Su único pecado: no ser Alma, ni Mayuris, ni Mabel, ni Yadira. Debido a su carácter fuerte Mayuris habló.
—Ustedes dos vivirán con nosotras aquí. ¿Queda claro? No nos importa lo que sus padres piensen. Si quieren sobrevivir deben ser fiel a nosotras. ¿Está claro?
—Sí —respondieron casi simultáneamente.
—Todo lo que sucedió en el pasado es historia. Mañana quiero sus cosas aquí.
El tiempo era lo menos que podían desperdiciar. Cada segundo era valioso. Al día siguiente en pocas horas luego de muchos movimientos lograron instalarse. El siguiente paso era incorporarse a la sociedad. Era más factible que estuviesen en diferentes universidades, no querían repetir la misma historia o dar campo a sospechas.
Los días pasaron y Bryan aún no hacía su aparición. ¿Dónde estaría? Buscando a Cris y a Ángel seguramente. ¿Por qué no ha llamado a las chicas? Seguramente quiere sorprenderlas. Ellas por su parte marcaban el teléfono todos los días y siempre recibían la misma respuesta: ninguna respuesta. Las chicas salieron, quedando solo Alma y Ángel en la habitación. Alma estaba sentada en el sillón a la derecha de Ángel.
—Sigues marcando.
—Es extraño que no conteste. Por dicha ustedes están con nosotros.
—No estamos tan seguros.
—¿A qué te refieres Ángel?
—Ustedes pueden hacer que Bryan venga un día mientras estemos durmiendo a matarnos. Además, siempre nos dicen que no contesta. ¿Quién nos asegura eso?
—Te diré algo pero no lo tomes a mal. Ya estarían muertos si quisieramos hacerlo.
—Tal vez. Alma tú no eres una asesina. Eso te lo aseguro.
—¿Reconoces a un asesino cuando lo ves?
—Eres muy inteligente. ¿Sabes? Me agradas un poco —Tocó su rodilla—. Te he admirado desde que entré a este grupo.
Alma mostró una cara de extrañeza.
—¿Qué insinuas chico?
—Nada —Quitó la mano.
Alma no sabía mucho de Ángel. Ninguna de ellas para ser exactos. Ella lo observaba y encontró una gran oportunidad de preguntarle sobre su vida. La acción anterior delataba que él respondería. Se acomodó en el sillón y ajustó sus gafas.
—Ángel, ¿De donde vienes?
—Quieres saber de mí... Interesante.
—O eres muy reservado o nadie te ha preguntado nada sobre tu vida.
—No me gusta hablar de mi vida.
—Nadie lo sabrá. ¿Es triste?
—Bueno. Lo haré porque eres muy linda.
—Nada de insinuaciones. Solo dime.
—Nací en el sur. Mi madre murió al tenerme por ende no la conocí. Mi padre me crió y me ayudó hasta que cumplí 11 años, alguien lo asesinó. Aún no se quien lo hizo... Eso ya no importa. Luego de los 11, el director Cross ese que su amigo mató, se convirtió en mi mentor. Básicamente, el me crió.
—¿Cross? ¿Lo conocías?
—Claro. Por él entré a su universidad, después de años de rogarme para cambiarme.
—Nunca te vi hablando con él.
—Manteniamos distancia para qué después no me dijeran que mis buenas notas se debían a él.
En ese momento Mayuris llegaba a la casa. Puso sus llaves y al verlos dijo.
—Tan solitos... ¿De que hablan?
—Bryan aún no contesta.
—Tal vez haya muerto —dijo Mayuris.
—No creo. ¿Quién puede perseguirlo? —preguntó Alma.
—Chicas ¿No han pensando que puede venir tras todos nosotros?
—¿Quién? —Mabel y Yadira habían llegado.
—Una razón es... —Mayuris esperaba que Ángel terminara la oración.
—Se volvió loco tal vez. ¿Dónde está Cris?
—Aquí.
La última llegó.
El celular de Alma sonó.
Lo tomó y sus ojos se abrieron y el miedo se podía palpar cerca de ella.—¿Qué pasa Alma?
—Mira.
El teléfono decía: "Bryan. Imagen"
—Abrelo.
Alma lo abrió y era un gran muro con las palabras.
"Traidoras. No solo ellos morirán, ustedes también. Están advertidas voy por todos"
—Marca Alma.
Marcó.
—Lo apagó.
Todos quedaron en silencio. Si ponías mucha atención podías escuchar el susurro que decía: "No estamos seguros". Alma veía la imagen como si le iba a decir donde encontrar a Bryan.
Ellas sabían de lo que era capaz, lo vieron cuando disparó seis veces en las cabezas de aquellas jóvenes. Luego la explosión. Reconfrontaba la idea de que él no sabía donde encontrarlas. O tal vez sí.

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Universidad de asesinos
Teen FictionUna universidad llena de jovenes se convierte en una carnicería, la muerte acecha cada segundo y es muy difícil saber quién será el próximo. No confíes en nadie, no tomes afecto porque cada uno tendrá un final.