X. La Fiesta

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Las chicas fueron a sus respectivas casas y se pusieron sus ropas más hermosas. Las fiestas son el equivalente a la sábana en el África, porque es el lugar donde los humanos cortejan, donde hacen sus rituales para poder aparearse unos a otros. Las chicas vestían esos atuendos provocativos demostrando sus atributos. Los chicos por su parte mostraban sus músculos, demostraban su fuerza, su poder varonil. En esta cacería los hombres eran los encargados de buscar a las mujeres, las cuales se protegían en sus grupos. Los hombres luchaban por tener más mujeres por ser el "macho alfa" del grupo.

La gente había tomado sus lugares. Los profesores; por supuesto, tenían su mesa propia. Los rangos debían ser respetados. Hablaban entre ellos y uno que otro veían con lujuria a esas jovencitas con sus vestiditos. Era obvio que solo podían ver, tocar sería su sentencia de muerte o la perdida de su libertad. Ahí estaba el director de la universidad el señor Emmanuel Cross. Era poseedor de una calvicie en la coronilla que tapaba con sombreros tipo bombín. El pelo que le quedaba (a los laterales de su cabeza) comenzaba a tornarse blanco. Al igual que su barba y bigote.
Joseph King era un poco más joven. Pelo cuidadosamente peinado, ojos hundidos y una predominante barba que le ponía más años. No llevaba el tiempo que tenía Cross pero su experiencia era aceptable. Su fuerte las matemáticas.
Vera Hilkinson, llevaba pelo corto a sus hombros. Sus ojos azules eran penetrantes. Era una señora de altos principios tambien era poseedora de una sonrisa hermosa.
Los demas profesores, señores estudiados y conoceedores de su profesión.

En una mesa grande, estaban las chicas y los chicos. Sentadas y preparadas para disfrutar la fiesta después del todo trabajo hecho los días anteriores. Platicaban y los temas así como empezaban se gastaban, similar a un debate político.
Unas mesas más al frente estaban las enemigas más cercanas, otro grupo de chicas, cinco para ser exacto, que también eran eficientes en sus notas. Algunas habían pertenecido al comite anterior y esperaban con ansias algún error para volver a posicionarse como las chicas de confianza de los profesores. Hasta ahora no habían tenido suerte.
Competían sus calificaciones, y siempre querían ser mejor unas que otras. Tan cliché.

—Mira si son las preferidas de los profesores —dijo Mariana, la lider— Lideradas por Alma el segundo lugar. ¿Viste las últimas calificaciones?

—Claro que sí —respondió Alma.

—Si siguen así dejaran de ser las preferidas.

—¿Qué les duele? —Mayuris salió al ataque.

—Que nos escojan para los trabajos importantes y a ellas ni las volteen a ver— respondió Mabel.

—¡Claro! Con esas calificaciones cayendo, pronto las quitarán — Genesis la mano derecha, no se pensaba quedarse callada.

—Hemos estado ocupadas —respondió Diana— No como ustedes que no hacen nada.


—Apuesto que de tener esta responsabilidad serían las peores en la universidad —Bryan se metió al campo de batalla.

—¡Tú callate, maricon! ¿No ves que somos mujeres? Aunque quieras parecerlo eres un hombre. ¿No te da vergüenza?

—¡Yo mato a esta perra! —se levantó e iba a pegarle a Mariana.

—¡Tranquilo, Bryan! ¿Qué ganas pegándole?—Ángel lo sostuvo—. Recuerdas que eres un hombre y ella una mujer. Si la golpeas te caerá el mundo encima ya sabes como funciona esto.

Universidad de asesinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora