Capítulo 11: Sólo un pergamino

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Los vientos se hacían cada vez más intensos y la nieve había vuelto a caer, esta vez dificultando la visión de las personas que estaban luchando arduamente en ese pueblo. Se escuchaban gritos, se veían resplandores de colores e incluso se veían cuerpos en el suelo, pero difícil era averiguar si eran muertos o simplemente estaban desmayados. Al menos eran veinte mortífagos, y sólo unos diez luchando contra ellos.

Hermione miraba continuamente a Harry y Ron. Sabía que el primero intentaría llegar a Voldemort, lo tenía bastante claro, y por ello temía. Usaba la varita con mucha más facilidad de la que los Merodeadores y Lily la controlaban. Era obvio, quizás era la primera vez que se enfrentaban en persona contra Mortífagos, ya que, a pesar de la valentía que demostraban, dudaban en cada uno de sus pasos.

Harry no podía terminar el duelo con aquella mortífaga. Lanzaba un hechizo tras otro, ella se los bloqueaba con una naturalidad escalofriante. Intentaba limpiar sus lentes, los cuales se estaban empañando por el frío y su propia respiración, sin embargo no tenía tiempo para siquiera llevar sus manos hasta la cara; los hechizos que la encapuchada le enviaba no le permitía distracción.

—¡Vamos, guapo! —exclamó ella moviéndose alegremente entre saltos—. Pequeño, sólo debes pelear.

Sirius estaba luchando contra un chico que era casi de su porte. Bueno, “suponía” que era hombre por el cuerpo que poseía. No estaba nervioso, no temía, o al menos intentaba no tener miedo. Incluso muchas veces se volvía a acomodar el cabello que se desordenaba continuamente por el viento casi huracanado que salía de vez en cuando.

—¿No puedes controlar mejor tu varita? —preguntó Sirius con aire de arrogancia, limpiando su cara de algunos copos de nieve—. Veo que no sirves para esto.

—Cállate —obligó el joven que peleaba contra él—. ¡Crucio!

Sirius se movió rápidamente dando un salto hacia el lado, por poco tropezando con un cuerpo que había en el suelo. Tragó saliva al recordar que ellos estaban dispuestos a usar ese tipo de maleficios. En vez se permitirse a sí mismo sentir miedo de ese Mortífago, optó por señalarlo con su varita y volver a la lucha. Odiaba sentir miedo, no le gustaba sentirlo ni siquiera ante algo peligroso.

Harry intentaba desmayar a la Mortífaga que peleaba contra él. Tenía diversos cortes en el cuerpo, algunos le ardían demasiado, pero necesitaba ir donde Voldemort estaba. No sabía qué haría cuando lo tuviera enfrente, pero al menos debía averiguar si era invencible en ese año o no. En caso de no serlo, buscaría enfrentarlo, pero, ¿cómo podría saberlo?

Finalmente logró deshacerse de la Mortífago gracias a James, ya que éste había notado que su hijo estaba bastante distraído y prefirió desmayar al oponente de éste, para luego volver a su propio combate. Harry tomó esa oportunidad para ir hasta donde Dumbledore peleaba. Corrió con la rabia acumulándose en su interior, quería acabar con él,  sólo él podía asesinarlo definitivamente.

—¡Harry! —exclamó Peter sujetándolo fuertemente, por lo que el anteojudo se vio obligado a detenerse—. ¿A dónde vas? ¡Es peligroso!

—¡No! —musitó Harry intentando soltar el férreo abrazo del joven, pero no podía—. Suéltame, Peter.

—No… puedes morir, Harry…

—¡No es tu asunto! ¡Tú eres el que menos puede hablar sobre asesinar!

Peter le miró asombrado ante aquellas palabras, simplemente no lograba entenderlo, pero no lo soltó como éste quería. Prontamente también se acercó Remus, ya que, al igual que el primero, había percibido las intenciones de Harry, sólo que no había podido detenerlo por haber estado en un duelo muy complicado.

Viaje al pasado... ¿Será correcto?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora