Los rumores de la muerte de Peter se habían expandido por todo Hogwarts, muchos tenían miedo. Rogaban para que el año avanzara rápido y pudieran volver a sus casas, a pesar de que Dumbledore había dicho que era un accidente aislado. Todos habían creído que lo que decía era sólo para calmar los ánimos, pero temían que hubieran más mortífagos en Hogwarts y no se dieran cuenta. En cualquier caso, el anciano los comprendía perfectamente, sabía de sus temores.
Lily y James habían superado un poco el shock que les produjo el conocer a su hijo, por lo que le hablaban más seguido que el día siguiente de todo eso. Las dos semanas que habían pasado les había ayudado a poder hablarle sin que se les trabara la lengua, sin que se avergonzaran o que simplemente optaran por callar. Aquel día en especial se habían acercado a él, sabiendo que al día siguiente tendría que volver a su época; lo extrañarían mucho y querían disfrutar de sus últimas horas con él.
Estaban en el patio, aún el sol estaba sobre sus cabezas, pero ya pronto caería el atardecer y tendrían que entrarse. James estaba tendido en el pasto con su cabeza en la falda de Lily, observando y hablando con los demás. Sirius estaba afirmando su espalda en un árbol, sentado bajo el haya. Los demás sólo rodeaban a estos, hablando de todo lo que habían hecho en todo el año, ya no tanto de lo que había acontecido ese mes.
Sí, evitaban completamente el tema, ya que Sirius se sentía mal cada vez que le mencionaban todo ese enredo en el que se vio inmiscuido. A veces debían despertarlo, ya que continuamente tenía pesadillas. Despertaba sudado, tembloroso, realmente él era el que peor había pasado todo aquello. ¿Cómo no? Debió combatir contra su amigo y, más encima, tuvo que asesinarlo.
—¿Y cómo es el futuro? —preguntó James observando la mirada entristecida de su mejor amigo, intentaba distraerlo.
—Pues, el mágico es igual que siempre —rió Ron jugueteando con su varita—. El muggle es una cosa rara que no entiendo.
—¿Qué tan raro? —curioseó Lily mirándole algo ilusionada—. ¿Hay aviones gigantes?
—Los hay —habló Harry mirándole sonriente—. Hay mejores automóviles… no lo sé.
—¿Pero nada de la magia ha cambiado? —preguntó Remus alzando una ceja—. No lo sé, hechizos nuevos, pociones buenas. ¿Han ganado algo los Chudley Cannons? ¿Nada aún?
Hermione observaba atentamente a Sirius mientras Harry contestaba la pregunta, avergonzando a Ron, el cual tenía ya las orejas rojas. La chica carraspeó llamando su atención, pidiéndole que la acompañara por ahí. Avanzaron bajo la mirada de todos, pero la castaña se encargó de planear hacia dónde lo llevaría desde hacía varios minutos, por lo que de inmediato se dirigió hacia allá.
Caminaban en silencio, Sirius siempre mirando hacia otro lugar. Iba dudando sobre qué quería hablar la chica, a la cual, después de tantos meses, le había tomado un cariño enorme. Observaba los árboles y toda la gente que le miraba con lástima. No, no sabían que él estaba triste por matar a Peter, sino que pensaban que estaba triste por la muerte de su amigo y por la traición del mismo. Otros le miraban con miedo, como si pensaran que él, James y Remus también eran Mortífagos.
Se detuvieron tras haber caminado varios minutos, en la parte trasera del castillo, donde nadie estaba a esa hora. Hermione no hablaba aún, incluso cuando habían pasado más de cinco minutos. Sirius vio duda en sus ojos. Él siempre notaba que los ojos de la castaña eran muy expresivos, notaba que ella estaba debatiendo consigo misma algún tema, por lo que no la presionó para que hablara; sólo esperó.
—Lo que quiero decir —comenzó Hermione dudosa—. Es algo que no deberías saber, que no debería decirte.
—Entonces no lo digas —murmuró Sirius cerrando sus ojos, para luego abrirlos y mirar directamente a la chica—. Siempre cumples con lo que debes hacer, no harías nada indebido. No deberías cambiar ahora.
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Viaje al pasado... ¿Será correcto?
FanfictionHarry ha tenido muchos sueños en donde le dan una ubicación. Encuentra lo que le piden que busque y ve que es un hechizo para viajar al pasado. Muchas cosas se pueden cambiar y él lo intentará cueste lo que cueste. Una vez ahí, ¿se atreverá a contar...