Viaje al pasado... ¿Será correcto?

Capítulo 16: El encuentro.

Abril llegó rápidamente con temperaturas más altas que las que había hasta entonces. Los árboles en su mayoría estaban tapizados de hojas, las flores ya se lucían en los grandes terrenos de Hogwarts y ya se veía nuevamente a los estudiantes sentados en los prados tomando sol o capeándolo en las cercanías del bosque; sin ingresar, claro. Todo estaba en calma, demasiado tranquilo o, en el caso de los Merodeadores, demasiado aburrido.

Harry caminaba entre Ron y Hermione notando un ambiente apesadumbrado. Sabía que algo andaba mal con ellos dos, pero por más que les insistía en que le contaran, no lograba sacar el porqué de aquel ánimo. Era tan raro para él esa vez, ésa vez en específico porque no era la primera vez en que andaban ambos silenciados con el otro, sino que parecía ser más grave que todas las anteriores peleas.

Apenas ingresaron a la Sala común, James los interceptó lanzándose contra la espalda de Harry, por poco botándolo de boca contra el suelo. Parecía bastante animado, alegre y, según Hermione, bastante hiperactivo, al menos más de lo común. Sus ojos, al bajarse de la espalda del chico, parecían brillar anormalmente. De seguro tenía algún plan para la tarde con sus amigos, sólo en momentos de travesuras se le veía así.

—¡Tengo un plan para quitarnos el aburrimiento! —anunció orgulloso, pasando su mano por sobre los hombros de su hijo para quedar a su lado, entre él y Ron.

—¿Plan? —preguntó Harry con el entrecejo fruncido.

—Pues sí —dijo y bajó la voz para continuar—. Iremos a Hogsmeade. Con este calor y sin nada que hacer, no hay mejor panorama que ir allá. Y si vas tú, de seguro convenzo a Lily, que siempre es muy… arisca a romper normas.

—¿Puedo al menos negarme? —rió Harry al notar la presión que ejercía James en su hombro.

—¡Exacto! No puedes —sonrió James de medio lado. Le obligó a caminar hasta los sillones—. Además, debes ser tú quien convenza a Lily. Si me tienes aprecio, lo harás.

Ron observó a Hermione mientras Harry se acercaba hasta el sillón donde se encontraba los demás Merodeadores con Lily. Ambos se dirigieron hasta donde estaban, obligando a Sirius, quien se había tendido a lo largo, a que se levantara para que pudieran sentarse. Uno a cada lado de Black, quien les miró alzando una ceja.

Remus estaba incómodo, James lo pudo notar de inmediato. A pesar de que ya había pasado un tiempo, seguía poniéndose así cuando Hermione estaba cerca. El anteojudo estaba al tanto de lo que había sucedido, ¿cómo no? Él había tenido que prestarle el hombro cada vez que le daba pena. Con los Merodeadores habían tenido que subirle el ánimo muchas veces.

Tras unos pocos minutos en que Harry intentó lograr su cometido, todos se dirigían a Hogsmeade. James observaba continuamente a su hijo, sintiendo celos por cómo le era fácil convencer a Lily y ni siquiera era su novia. Suspiró al entrar en el túnel de la estatua de la Bruja Tuerta, no debería sentir celos, se suponía que era su amigo. Un amigo jamás podría traicionarlo, nunca. Todos eran leales.

Apenas salieron de Zonko notaron algo extraño. El cielo, que minutos antes había estado despejado, en ese momento estaba encapotado. Las leves brizas se habían transformado en vientos casi huracanados y la gente pronto comenzó a resguardarse de la lluvia que comenzaba a caer. Muy poco tiempo pasó para que era pasara a ser torrencial. No era normal aquello, no podía cambiar el tiempo tan repentinamente.

—¿Qué pasó? —preguntó Lily preocupada, acercándose más a James y sujetándose por la camiseta que éste usaba.

Peter no emitía palabra alguna. Intentaba ocultar los nervios al sentir cómo ardía su brazo izquierdo; lo estaban llamando tal cual las otras veces. La única forma que tendría de obedecer era esperando a que los Mortífagos llegaran y, en algún minuto de distracción de sus amigos, podría invocar su máscara y capucha. Tendría que pelear contra ellos, definitivamente tendría que hacerlo esa vez.