Ante la pregunta de James todos habían guardado silencio. Los otros dos Merodeadores pensaban una y otra vez en qué momento todo se había ido “a la mierda”, no entendían cómo era posible el que Peter, aquel chico que siempre veían como un mal mago, se había convertido en un vil Mortífago. Pero, lo peor de todo, en un vil mortífago sin vida, que era lo que más les dolía. ¿Por qué? No habían alcanzado a asumir que era un hombre de Voldemort y ya había muerto; seguían con el cariño de amigos.
Las lágrimas caían parsimoniosas por sus rostros entristecidos, pero ya no lloraban como antes, al parecer habían logrado serenar sus corazones. Sabían que nada podrían hacer ya, todo estaba hecho y no había vuelta atrás. James y Remus se preocupaban más de lo que podría suceder con Sirius. Tenían claro que lo defenderían ante todo, pero la probabilidad de que le enviaran a Azkaban era bastante alta.
Harry no dejaba de echarse la culpa de todo, mucho más al recibir las constantes miradas de reproche que Hermione le enviaba, miradas que le recordaban que ella le había advertido de los peligros. Se volvía a repetir lo de su quinto curso, cuando su amiga le había pedido que no fuera a rescatar a Sirius, pero, siendo él tan obstinado, había ido y el resultado había sido la muerte de su padrino. Ron siempre lo decía, debían escuchar más a Hermione. Por alguna razón, siempre había sido más centrada que ellos dos juntos.
Pasaron los minutos, nadie hablaba nada. El silencio era absoluto hasta que Hermione suspiró fuertemente. Todos la miraron.
—Tenemos que ir ahora mismo a decírselo ahora mismo a Dumbledore —aseveró finalmente, dejando a más de uno con el corazón casi descontrolándose—. Es mejor decírselo ahora, a que él lo descubra.
—Podemos dejar pasar más tiempo —susurró James preocupado. Se aclaró la garganta al sentir un nudo—. Si vamos ahora, puede enviar a Sirius a Azkaban… ahora.
—Pero ocultarlo hará que parezca culpable —murmuró Lily casi imperceptiblemente. Alzó la mirada y miró a la castaña—. Estoy de acuerdo. Es inocente, no tiene por qué…
—Debería esconderse, es obvio que lo culparán —interrumpió Remus, quien definitivamente no era capaz de pensar como quería—. Lo enviarán directo, James tiene razón… —guardó silencio y suspiró—. No, Hermione, tienes razón. Debemos decírselo.
—Entonces… vamos —habló la castaña caminando a la salida—. Todos iremos. Él ya está enterado de que… no somos de esta época. Se nos hará más fácil.
Quienes estaban en la habitación, asintieron un tanto más animados por la última frase, les tranquilizaba el hecho de que no les creería locos, así no pensaría que estaban mintiendo sobre la inocencia de Sirius. Se levantaron y caminaron tras la castaña, queriendo tener esperanzas. El más asustado era James, pero el más tranquilo, en cierto aspecto, era Sirius. Sabía que de una u otra forma hubiera terminado en prisión o muerto, dejando a James totalmente desprotegido.
Caminaron apesadumbrados, de forma lánguida, como si ir de esa forma les fuera alejar de sus destinos; del destino de Sirius. No, no querían pensar que ése fuese su destino. Remus observaba cada cierto tiempo a James, buscando encontrar su mirada para poder descifrar lo que pensaba, pero notó que sus ojos dejaban ver lo temeroso que estaba. Era peor para todos el estar cada vez más cercanos. No querían afrontarlo.
Finalmente dieron la contraseña, era noche ya, pero sabían que ese hombre estaba despierto. Llegando a la puerta del despacho, tocaron tres veces. Casi de inmediato escucharon la clara voz del Profesor. Entraron uno a uno, notando los nervios que James tenía. No podía no sentirse culpable, después de todo Sirius había intentado protegerlo, como siempre lo hacía. Por primera vez se arrepentía de la amistad que tenía con él, no lo quería perder por nada, lo que le hacía pensar que no debió haberlo tenido como amigo; no a alguien tan fiel e imprudente.
ESTÁS LEYENDO
Viaje al pasado... ¿Será correcto?
FanficHarry ha tenido muchos sueños en donde le dan una ubicación. Encuentra lo que le piden que busque y ve que es un hechizo para viajar al pasado. Muchas cosas se pueden cambiar y él lo intentará cueste lo que cueste. Una vez ahí, ¿se atreverá a contar...