Los días avanzaron rápidamente mientras se llevaba a cabo la práctica de aquel hechizo. Observados siempre por Dumbledore, intentaban pronunciar y mover la varita. Les había pedido que esperaran un mes más, y para la fecha que pidió quedaban sólo dos semanas. Lo había pedido sólo para que practicaran más, después de todo, él no podía hacer el hechizo por ellos, no podía ayudarlos de esa forma como hubiera querido.
Si bien Hermione creía haber convencido a Harry, él ya estaba pensando en cómo hacer las cosas correctamente. Les diría, sí, pero no tenía idea de cómo hacerlo. Sabía que no podía llegar y decirle "James, Lily, soy su hijo". Le dolía la cabeza de solo pensar en cómo reaccionarían. Si acaso cometía un error, podía ser increado de impostor e incluso de Mortífago, en el peor de los casos, podría ser maldecido.
Después de tanto tiempo conviviendo con ellos, no podía no decirles. Los conocía, eran gente buena, que ayudaban a sus amigos. El no decirles, cuando se podía salvar una vida, era no tener corazón. Por sobre todo, eran sus padres. Debía sí o sí decirles, por lo que cierto día le pidió a James que fuera con Lily hasta La casa de los gritos. Ahí estarían alejados de ellos.
El día miércoles había llegado y buscó la forma de alejarse de Hermione y Ron. Se fue con la excusa de una supuesta junta a solas con Dumbledore. Estaba oscureciendo ya, eran casi las nueve de la noche para cuando llegó al Sauce Boxeador. Penetró por aquel pasillo y dio finalmente con la Casa de los Gritos, tan tenebrosa como siempre, parecía poder derrumbarse en cualquier minuto.
Apenas ingresó a la habitación indicada, sus ojos se posaron en los de su madre, quien le miraba con curiosidad. En ese momento, sacó una botellita.
—James, Lily —comenzó a decir—. Debo contarles algo que no debería y que no creerán si es que no están seguros de que digo la verdad.
—¿A qué te refieres? —preguntó James arrugando el entrecejo.
—¿Eso es Varitaserum? —Lily había posado sus ojos en aquella botella, reconociendo de inmediato la poción que contenía—. ¿Qué verdad?
—Primero he de beber esto y luego ustedes deben pedirme que diga la verdad —explicó el chico sentándose en la cama.
Sin siquiera esperar a que sus padres asintieran, el chico se bebió la poción robada desde el Despacho de Slughorn con la Capa de Invisibilidad de James. Sintió una extraña sensación en su cuerpo, pero no sabía cómo describirlo. Su mente parecía estar en blanco, era incapaz de pensar algo en específico. Posó sus ojos en los dos jóvenes que les miraban extrañados, hasta que James carraspeó y miró a Lily unos segundos.
—Dinos toda tu verdad —susurró James inseguro.
Lily miró a Harry directamente a los ojos, quizás un tanto asustada de lo que podría decir. Si él había optado por decir la verdad de esa forma, de seguro sería impactante lo que debía decirles. Tragó saliva.
—Soy Harry Potter —habló finalmente el chico—. Nací el 31 de Julio de 1980. Mis padres son James y Lily Potter, su apellido de soltera era Evans.
Ambos jóvenes abrieron mucho sus ojos. James estaba tan impactado que ni siquiera lo creyó sabiendo que había bebido eso. Acercó la botella a su nariz y la olió por varios segundos antes de decidir que efectivamente era Varitaserum. Pero, ¿cómo era eso posible? ¿Cómo podría ser hijo de ellos dos y haber nacido en 1980? Quizás por eso había necesitado beber eso, porque era imposible.
—Mi padrino es Sirius Black —continuó Harry mirándoles—. Vine al pasado porque Voldemort ha vuelto al futuro, me han llamado el Elegido por una Profecía donde dice que soy el único capaz de asesinarlo. Pero no fue mi único motivo.
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Viaje al pasado... ¿Será correcto?
FanfictionHarry ha tenido muchos sueños en donde le dan una ubicación. Encuentra lo que le piden que busque y ve que es un hechizo para viajar al pasado. Muchas cosas se pueden cambiar y él lo intentará cueste lo que cueste. Una vez ahí, ¿se atreverá a contar...