11.- ||Cumpleaños: pide un deseo||

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Kellin estaba dormido, soñando placenteramente, hasta que, Cherry llegó y se subió encima de él, haciéndolo soltar un quejido y despertar de golpe. El pelinegro miró aturdido a la pequeña, que sostenía un cup-cake con una pequeña vela de cumpleaños.

Bandit entró corriendo al cuarto, seguida por Lily, y Miles. Los tres sostenían un cuadro gigante de Black Sabbath. Al ver dicho regalo, los ojos del pelinegro brillaron y soltó un grito de alegría. Finalmente, entraron Frank y Gerard con serpentinas y las lanzaron por todo el cuarto.

—¡Feliz cumpleaños! —le dijeron todos al unísono.

Kellin se sentó en la cama, y abrazó a Cherry, que estaba su lado.

—Muchas gracias... —sonrió de lado a lado, y miró a Gerard—, oh, vaya, ¿serpentinas con brillitos rosas? ¿fue idea tuya?

Gerard se sentó al lado de Kellin, y le sonrió. Ahora estaba muy feliz, su vida estaba completa. Tenía a Frank, cuatro hijos, y a sus dos hermanos. Definitivamente, no había mejor cosa que esa en el mundo.

Por su parte, Kellin estaba muy feliz. El hecho de que, hubieran hecho por él, le hacía darse cuenta de que, en esa casa, lo querían demasiado. Ya no se sentía solo, ya no estaba deprimido en lo absoluto. Sin embargo, seguía sintiendo ese pequeño vacío en su corazón.

—Sí, fue idea mía —abrazó al pelinegro y después miró por la ventana—. ¿Quién lo diría? Ya tienes 24 años.

—Y sigo divino —el pelinegro agitó su cabello—. Es extraño. Desperté creyendo que tenía 19... y luego me dieron la noticia de que ya era un adulto.

—No pienses en eso ahora, Kellin —dijo Frank—. Mejor, vamos a llevarte abajo. Ahí están tus amigos.

—¿¡También vinieron a verme!? —dio un pequeño brinco por la emoción—. ¡Es el mejor inicio de cumpleaños que he tenido! AMO LA VIDA.

—Yo amo el pollo frito —dijo Bandit.

—¿Quién no ama el pollo frito? —Gerard cargó a Bandit y besó su mejilla—. Vamos, hay que dejar que Kellin se cambie.

—Si necesitas ayuda, nos avisas, ¿va? —dijo Frank.

Kellin asintió y todos salieron de la habitación. Como pudo, Kellin se puso de pie, y cerró la puerta. Luego se tiro de nuevo en la cama, y comenzó a comerse el cup-cake, mientras pensaba en lo afortunado que era. Tenía una familia, amigos...

Cuando terminó de comerse el cup-cake, se estiró hacia la cómoda que estaba al lado de su cama, y sacó algo de ropa. Terminó de vestirse, y después llamó a Gerard para que lo ayudara a bajar sin caerse.

Para Kellin era algo nefasto tener que pedir ayuda para caminar, y era por eso que, en verdad se estaba esforzando muchísimo en las terapias. Aparte, Katelynne era de mucha ayuda, ya que, siempre le daba ánimos.

—¡Feliz cumpleaños, Kellin! —Gabe fue el primero en abrazarlo—. No te daremos tu regalo hasta una semana, así que, por lo tanto, sólo tenemos esto.

El pelinegro se sentó en la silla que más cerca le quedaba, y después, Nick se acercó a él con una caja enorme, decorada con papel azul, y un moño gigante de color blanco. Kellin sonrió, y después de eso, Jack le extendió globos de muchísimos colores.

—Aun no abras la caja —dijo Justin.

—Esta caja es muy grande —Kellin comenzó a jugar con los globos como si fuera un niño pequeño—. Me gustan estas cosas.

Nick tomó una cámara, luego, Justin, Jack, y Gabe se colocaron al lado de Kellin. Tomaron varias fotos, y después de eso, dejaron que el pelinegro por fin abriera su regalo, que por cierto, se sentía ansioso.

All My Heart [Kellic] (2)Where stories live. Discover now