4. Desgracia

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Los días pasaron de poco a poco y aunque no pareciera dos semanas habían pasado ya, desde aquel incidente con Axel. La mayoría del tiempo me evita, y de cierto modo lo comprendo, no puedo darle lo que él desea y todo nuestro mundo es una farsa.

El amor duele, claro que sí, pero cuando no se ama a una persona ¿Qué se hace?, admito que un sentimiento se ha formado en mi corazón por él, no sé cuál es, pero quiero mantenerme al margen, por si acaso. ¡No quiero amarlo!, me da miedo hacerlo y luego salir más herida de lo que estoy ahora. No quiero ser rechazada...eso duele, y mucho.

-Debería dejar de pensar tanto.

-¿Qué?

-Que no piense tanto, las flores necesitan buenas energías y por lo que veo sus pensamientos no son muy buenos.

-Estás loca Taíz

-Es la verdad. Soy la experta en plantas. - dice lo último con emoción.

-Lo eres, eres la experta en plantas. - sonrió

-Se ve bonita cuando sonríe señora. El señor Axel tiene suerte de tenerla.

-Gracias por tus palabras.

Me limito a decir eso ya que en el muy fondo sé que Axel nunca se sentiría afortunado de tenerme.

-¿Quiere más tierra?

-No, así está bien, ya casi logro sacar a esa pequeña planta de su pequeña maceta. - revuelvo la tierra un poco mas y finalmente la planta sale.

-Muy bien

-Gracias, ahora por favor ayudame a colocarla en la maceta más grade.

Junto a Taíz logramos poner a la planta en un lugar más grande y aunque el desastre es enorme, sonrió feliz al saber que ahora mi pequeña palmera tendrá más espacio para crecer.

Cuando ya son como las cinco de la tarde corro a mi habitación a cambiarme y asearme ya que Axel llega cuando mucho seis de la tarde. Aunque suene ilógico me pongo un atuendo nuevo, casi elegante, peino mi cabello en una alta coleta y me maquillo un poco la cara. En ese momento las ruedas de su coche me indican que llego y bajo casi corriendo para esperarlo en la sala.

Unas voces me indican que no está solo y cuando las figuras de mi padre y de Leticia son reconocidas, mi pulso se acelera y puedo asegurar que tiemblo.

-Mi niña - dice Leticia con sus manos abiertas y yo corro feliz hacia ella.

-Hola. Que gusto de verte. - la abrazo con fuerza.

-Buenos noches Cristel. - saluda mi padre y yo agacho mi mirada. - Creo que yo también merezco un abrazo ¿no es así?

-Si..ssi, cllarro papá. - me acerco a él y este se acerca a mi abrazando groseramente. - Se acabó el tiempo. - susurra en mi oído y yo me tenso. <<Creo que estoy en problemas>>

Me suelta de abrupto y mis ojos casi sollozan.

-¿No vas a saludar a tu esposo hija?

-Si. Hola. - me acerco donde él y Axel abraza mi cintura besando mi mejilla.

-¿Cuándo veremos un beso en ustedes?, apenas y los hemos visto una vez. - se queja mi padre. - No soy un padre celoso. Ríe.

-Cosas de nosotros. - es la única contestación de mi esposo. - Pero ¿Qué les parece si pasamos a la mesa? , seria bueno que empecemos a comer.

-Eso sería increíble, muero del hambre.

Mi apetito se ha ido, la sola presencia de tenerlo a él aquí, significa que el peligro vuelve a mi vida.

1. Mrs. Lehner ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora