19. Implícito

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No se va, el hombre no se despeja de nosotros y ya son más del medio día. Lo sé porque ha hecho guardia hace un rato otro de ellos para que puedan almorzar. Cristal está a mi lado y no deja de preguntar cosas.

-¿Ya no nos darán comida? , me duele la pancita.

-Sí, bonita. Ya mismo.

-Pero....esque tengo hambre.

-Lo sé, bonita. Solo espera un poquito más.

Se queja con su carita muy angelical y mi corazón se parte. Ella no tiene la culpa de nada.

-Oye¿ quieres que te peine el cabello?

-Sí, quiero una trenza como la de Elsa, la de frozen.

-De acuerdo, veamos que puedo hacer.

Suelto la cola alta de su cabello y lo empiezo a trenzar mientras el hombre nos mira. Agarro el cabello de la pequeña y sigo así por un buen rato. El hombre me mira con mala cara y sale de ahí.

Es ahora.

-Pequeña, ya regreso voy al baño.

Camino corriendo a ese feo lugar y prendo el celular. El patrón del celular es indescifrable, por lo que solo puedo llamar al 911.

Al segundo timbre contestan:

-911 ¿Cuál es su emergencia?

-Soy Cristel Lehner, llamo para reportar un secuestro, por favor necesito su ayuda.

El señor de ahí se alarma y pregunta.

-Señorita la acusación que dice es muy fuerte. ¿Sabes dónde se encuentra? ¿Quién la tiene?

-No lo sé, porque yo también estoy secuestrada. Mi padre es Alrnold Hoffman. No tengo tiempo - hablo cuando siento como la puerta se abre. Dejo el celular en el piso sin apagar la llamada y bajo el volumen, salgo tranquila del baño tras dejar el teléfono medio escondido; es la única manera en la que nos pueden rastrear.

Salgo calmada del baño y miro a otro hombre de ellos. No tiene el rostro descubierto por lo que no puedo saber cómo es su cara. Cristal me mira con los ojitos abiertos y más cuando me entregan una bolsa de papel.

-Es su comida - dice ele encapuchado y sale. - Pronto nos llevaremos a la niña.

La pequeña empieza a llorar y me acerco a ella.

-Oye, tranquila. Nadie te llevará, ya verás. Mira la bolsa, nos han traído comida.

Abro el empaque y tres manzanas y la misma botella de agua es lo que hay. Limpio una de ellas con mi blusa y se la estrecho, camino donde Leticia y haciéndola despertar le doy un poco de agua y le pido que ingiera el alimento.

-Todo estará bien - sobo su espalda. - Ya verás que sí, ni bien salgamos de aquí, pediré un doctor para ti.

Sonríe levemente.

-Mí pequeña, sino salgo de aquí, quiero que vayas a la antigua casa que tenía con tu papá y busques en mi leva un papel importante...

-No digas eso, saldremos de aquí.

-Me prometes que serás feliz.

-No tengo que prometerte nada, las dos lo seremos.

Rie.

-Tu alma puro e inocente es lo que más me gusta de ti, ni siquiera mis hijos se han ganado el amor que te tengo.

-Yo también te quiero - sobo su espalada y le ayudo a comer.

1. Mrs. Lehner ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora