18.Infierno

6.9K 621 12
                                    

Duele.

Duele mucho.

—Ya mi niña, ya pasará. — habla Leticia a mí lado pasando un trapo mojado sobre mis heridas. Sabía que esto iba a pasar, sabía que papá me reprendería por interrumpir su misión.

Ahora mí espalda es un mar de infinitos colores provocadas por las hebras del cinturón. Las dos estamos en el sótano de una casa que por lo que observé cuando nos traían era en una espacie de granja o bosque. Algo alejado de la sociedad.

Miro el trapo y el agua que se tiñe de rojo y no hay asombro en mí. Me duelen los ojos, lloré mucho pidiendo piedad, pero esa palabra no existe en su vocabulario, solo espero no morir así. No me lo merezco.

....

El sótano es el pero lugar del mundo, parece un gran refrigerador y el frío de aquí...ni hablemos. Han pasado dos noches y me siento morir, la humedad a comenzada a entumecer mi nariz y se me dificulta respirar.

No hemos recibido nada de comer y miro a Leticia aún peor que yo misma. Lleva el rostro destruido por los golpes; un ojo morado, sus dos pómulos igual y sus labios rotos. No he visto mí cara porque no hay ningún reflejo pero mi labio está mejorando y el golpe que recibí ayudando a Axel parece querer madurar.

—Leticia — hablo con calma mientras la miro recostada en la cama. El primer día fui yo quien dormí ahí, ya que solo hay una, pero al verla tan mal cedí de inmediata aun sabiendo que mis heridas están recientes y que puedo tener alguna infección.

—Hhhaacee ffffrrío — chista con los dientes castañeando.

—Lo sé — hablo con el pedazo de tele que nos han dado. Sus labios comienzan a ponerse morados y eso me preocupa. La tapo con lo que hay ahí y empiezo a buscar algo para calentarla. Me levanto con dificultad y camino despacio; duele.

Hay algunas cajas del suelo y algunas sábanas viejas y con polvo es lo que encuentro. Camino con ellas en mano y tapo con ellas a Leticia, se remueve balbuceando cosas sin sentido y la acomodo.

Topo mis labios secos por la falta de líquido. Leticia consiguió remover a mi padre y lo poco de agua que hemos consumido ha sido por mis heridas. No he ingerido ningún alimento más y todo comienza a darme vueltas, no tengo agua en mí cuerpo y he perdido sangre. Trato de caminar pero un vació se forma en mí pecho y mis ojos se cierran sin más, caigo de lleno al piso sin saber nada más.

Me levanto aturdida y miro el piso. Un poco de sangre está en él. Toco mi cabeza y noto que hay una pequeña abertura en mí sien. Siento la puerta abrirse y gateo a mi esquina. Papá baja por las escaleras con unas tarrinas en manos y al verme ahí, gruñe molesto.

—Dile que se levante, no es hora de dormir — señala a Leticia.

—Está mal, papá, debes llevarla a un médico, por favor.

—Me estás jodiendo ¿Quién te crees para decirme lo que tengo que hacer? — habla molesto.

Bajo la mirada y muerdo mí labio.

—¡Responde!

—Nadie — mi voz apenas sale en un susurro.

—Exacto, no eres nadie. Ahora dile a Leticia que vendré en unas horas para que firme el divorcio y para que los bienes pasen a mi nombre y al de nuestros hijos. Queremos salir de este país lo más raído posible.

—¿Te irás?

—Sí, nada me ata aquí. La policía me está buscando y la verdad es que con mis contactos nunca me atraparan.

1. Mrs. Lehner ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora