14. Amargura

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-Prometes no hacerle más daño.

-No tengo que prometerte nada. - arrancha la joya de mi mano. - Y quiero otra de estás, en algunas semanas, no me saliste una inútil, después de todo.

Lo miro dolida y cubriendo mucho más mi cuerpo, regreso a la casa. Vigilo que los guardias no se hayan percatado de nada y camino dentro.

Definitivamente mi cuerpo quiere sollozar por lo mal que se siente, no puedo creer lo que he hecho. Nadie merece vivir el engaño que ocasione hacía, Axel.

Cobarde, claro que lo soy. Debo hacer algo para salir de este engaño, sin embargo el miedo me consume, Leticia es lo único bueno que me queda y no toleraré que nada malo le pase, ella al igual que yo misma fuimos presas de un odio potente, ahora no queda más que luchar con el demonio dentro.

Regreso a la habitación y retiro las compresas de agua fría. La fiebre en su cuerpo se ha ido y la calma vuelve a mí. Despacio esparzo la crema de mentol que me ha enviado Jhon y lo acomodo con las cobijas para que no tenga frío. Busco algo con que taparme y velo su sueño mientras hago del sillón mi cama. Febo cuidarlo, es mi deber como esposa.

La noche no ha sido buena, me he levantado más de cuatro veces, dos de ellas por los fuertes estornudos de Axel y las otras dos por mi preocupación hacia él. Aunque no lo demuestre con mis acciones, lo amo y siempre será así. Me enamoré sin saber cuándo, pero si sabiendo el porqué.

-¿Cristel? - su voz me despierta y poco a poco abro mis ojos. Mi espalda duele y tengo mis piernas heladas.

-Axel - camino preocupada hacia él. -¿Cómo estás?¿ Te duele algo?

Su mirada recae en mí y me examina detenidamente.

-¿Qué paso? ¿Qué haces aquí?

-Tú, estabas con un refriado. Tenías fiebre y ..... - Señalo su medicina - Llama a Jhon. En la funda está la receta.

-¿Dormiste toda la noche aquí?

-Sí, bueno tenías mucha fiebre, sé que no te gusta que lo haga, pero...no tenía opción, tenía miedo de que empeores.

-Solo me sorprendió, nada más.

-Bueno, iré a preparar tu desayuno. - camino a la puerta.

-¿Cristel?

-Sí.

-¿Estas bien? Te noto diferente.

-Sí, es decir....estaba preocupada. Te espero abajo.

Asiente con la cabeza y me mira desde lejos. Con miedo de ser descubierta entro a mi habitación y me baño de inmediato. Enjabono mi cuerpo y algunas ideas vienen a mí. Si, Axel se llega a enterar lo que hice, no tendrá piedad de mí, no por el dinero ni las joyas, sino sobre el hecho de que lo he traicionado.

Busco en mi armario algo de ropa y admirada veo como el pantalón se me cae. <<Esto no está bien>> rebusco en los cajones algo de ropa que me pueda quedar y una licra negra es lo que decido ponerme, ajusto mis vacíos pechos con un top deportivo apretado y me coloco unas bailarinas.

Bajo corriendo las escaleras y empiezo a cortar la fruta, prendo la estufa y preparo unos huevos revueltos con jamón. Sigo preparando todo y pongo la mesa, en unos minutos más los pasos de Axel resuenan en todo el lugar y empiezo a servir todo: pan tostado, marquilla, queso, jugo, café...

-Siéntate ¿quieres café o leche?

-Café está bien.

Preparo todo lo que me pide y me acomodo al frente de él. Como despacio lo que he preparado y su mirada no deja de posarse en mí.

-¿Ttoo..toomaste tu medicina?

-Sí.

Sigo comiendo mi desayuno y me detengo cuando mi estómago se llena.

1. Mrs. Lehner ®Donde viven las historias. Descúbrelo ahora