—Sonia dijo que había alguien que me importaba y que parecía no estar a mi alcance, ¿recuerdas? —Asentí—. Hablaba de ti, Alise—Mi cuerpo se estremeció y mis vellos se erizaron, al sentir el rose de su tibio aliento cerca de mis labios—. Jamás hubo nadie antes de ti, ni lo habrá después te lo aseguro. —Su voz era sincera, firme y cautivadora. La mía me fallaba del todo.
Me atrajo a su cuerpo, abarcándome con aquellos ojos anhelantes y de un azul tan pleno como la misma noche.
—¡Dios! Eres demasiado perfecto. Un sueño vuelto realidad—exclamé.
—¿En verdad me ves de esa forma?—¡¿Lo decía en serio?!—. Siempre pensé eso de ti. Aun cuando te empeñas en hacerme la contra.
Sonreí, avergonzada.
—Gracias...—Acaricié su rostro, delineando sus altos pómulos. Sus largas pestañas proyectaban una hilera de negro encaje sobre su pálida tez—. Y para responder a tu pregunta te diré que, más allá de lo que tú o yo seamos, de nuestros orígenes y dones, aun cuando todo lo que está sobre este u otro mundo este hecho para cambiar y transformarse, mi concepción sobre ti jamás se modificará, y mis sentimientos permanecerán inalterables. Porque, sinceramente Daniel, no creo que en ningún universo pueda existir alguien capaz de amar de la manera y con la intensidad con la que yo te amo.
—Alise...—susurró. Tenía los labios demasiado próximos a los míos, tanto que me estaban quemando.
—¿Qué? —pregunté con un hilo de voz.
—Mira hacia arriba...
‹‹¿Qué?›› Pestañé confusa, mientras miraba hacia el cielo.
Primero, oí cientos de aleteos. Después, noté las titilantes luces plateadas, que se engarzaban como pequeñas gemas en el manto estelar.
—¿Son estrellas?—inquirí.
—Son ángeles. Por las noches, nuestra vigilia es mejor desde las alturas. Desde ahí cuidamos a los nuestros, como desde ahora y para siempre prometo cuidarte a ti.
Tras aquella promesa, en medio del místico bosque rodeado de mágicas criaturas, bajo un cielo poblado de ángeles, me besó, como si fuésemos los únicos seres vivos en el universo.
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Místicas Criaturas. El Refugio
Paranormal"Dicen que antiguamente criaturas sobrenaturales habitaban la tierra, viviendo en armonía con la raza humana. Así se mantenía el frágil equilibrio del planeta. Los seres mágicos, puros y sensibles, habían hecho un trato con los humanos: a cambio de...