Nueve

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Años después.

—¿Ya está lista la novia? —preguntó Aline entrando a la sala, donde me estaban maquillando y arreglando mi cabello. Quería una ceremonia pequeña, pero mis dos madres y Nadia, insistieron en que la ceremonia y la celebración debían ser gigantescas.

Hace un año, Steve y yo decidimos ponerle fecha al matrimonio. Después de cinco años de estar comprometidos y vivir juntos. Le avisé a Hipólita, mi madre, y a Elena, mi otra madre. Ambas decideron que sería mejor hacer la ceremonia y la fiesta en Themyscira. Hipólita cubriría todos los gastos, incluyendo la Luna de miel. Así que básicamente no tuve que hacer nada. Solo explicarle a Nadia, Aline y a mis amigas de Themyscira como quería que decoraran todo. Steve estuvo encantado de hacer la boda en Themyscira. El quería llevar a su familia para que conocieran a mi madre, y qué mejor momento para hacerlo que el día de nuestra boda. Admito que estaba un poco nerviosa, e imagino que Steve también lo estaba. Este era un gran paso para nosotros.

—Aún no. —le contestó Nadia mirándose en uno de los espejos que había en la sala—. Solo nos falta un poco.

—Bien, Elliot y yo los esperaremos abajo. —sonrió mientras me miraba—. Estás hermosa. —me lanzó un beso y luego salió de la sala.

—Claro que está hermosa. —dijo la chica que me estaba maquillando—. Yo la estoy maquillando.

Todos lo que estaban en la sala rieron, incluyéndome.

—Listo.

La maquillista cogió uno de los espejos que estaban en la mesa y lo puso frente a mi. Me quedé sin palabras. Estaba hermosa.

—Ahora, levántate para que podamos ponerte el vestido. —dijo caminando hacia mi con el vestido en las manos.

Reí. Ella estaba intentando no estrujarlo y lo llevaba como si fuera una camarera. Me levanté y caminé hacia ella. Cogí el vestido y caminé hacia el otro lado de la sala.

—Yo me lo pondré sola, gracias. Solo necesito a que alguien me ayude con el cierre.

Me quité el sostén y luego bajé el cierre del vestido para ponérmelo. Me cambiaría la ropa para la fiesta y me pondría otro vestido, con la lencería debajo. A Steve le encantaría. Nadia apareció detrás de mi y me subió el cierre. Caminé hacia el espejó y me miré. No estaba nada mal.

—Hora de ponerse los zapatos. —habló Elena al otro lado de la habitación.

Sonreí y me senté en uno de los sillones. Elena caminó hacia mi y me pasó los tacones.

—Siempre quise hacer esto con Nadia, pero luego apareciste tú, mi otra hija. —un sollozo se escapó de sus labios mientras me sonreía—. Estoy orgullosa de ti, hija. Te quiero mucho.

—Oh no, nada de lloriqueos. —habló nadia llevándose a su madre lejos de mi.

Los ojos se me cristalizaron mientras me ponía los tacones, Elena y Nadia significaban todo para mi, estaba en deuda con ellas. Me levanté y sonreí. El chico que me peinó, vino detrás de mi y me colocó el velo. Luego me pasó el ramo de rosas.

—Listo, nena. Estás hermosa. Ahora camina hacia ese altar y haz que a ese hombre se le salgan los ojos.

Reí levemente y le agradecí a todos los que me habían ayudado. Nadia me agarró de la mano y salió conmigo de la sala. Bajamos lentamente la escalera y luego caminamos hacia la salida, donde Aline y Elliot nos esperaban afuera. Elliot tomó mi mano y me ayudó a entrar al auto.

—Estás hermosa. —cerró la puerta del auto y subió al asiento del piloto, Aline subió al asiento del copiloto. Nadia y Elena se quedaron atrás conmigo.

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